Delitos de género
Daños colaterales por delitos de género en México, es el nuevo título que comparte Jean Cadet Odimba, docente de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Di lectura con atención a un ejemplar que me obsequió el autor, derivado de ello, hago algunos comentarios. Me parece que es un texto oportuno para dar sentido desde la visión de un hombre sobre los problemas que aquejan a la mujer desde diferentes aristas.
El texto, nos remite a los derechos humanos de las mujeres y hace mención a dos Convenciones fundamentales: CEDAW (Constitución de la mujer) y Belén Do Para, dos ejes que atienden a favor de evitar la discriminación y violencia de las mujeres, que continúan permanentemente interpelándonos por el machismo, la misoginia y los mandatos de masculinidad y potencias que evidencian que la violencia es construida socialmente.
Con la plataforma de Bejín y otros instrumentos internacionales ya mencionados, el Estado mexicano dio apertura a la aprobación y modificación del marco jurídico vigente, aprobando en su momento las leyes de igualdad, de una vida libre de violencia y la correspondiente a la no discriminación, así como la última reforma constitucional en materia de derechos humanos 2011, que en su conjunto lograron positivar el derecho humano de manera progresiva a la igualdad de género, los derechos humanos a la educación, salud, derechos sexuales y derechos reproductivos, trabajo, desarrollo, participación política incluidas las mujeres indígenas a través de acciones afirmativas, así como a la información; pese al avance, continuamos hablando de violencia directa, y en ella, la violencia política y feminicida, que no para, hoy mismo que escribo este nota, los medios electrónicos dan cuenta de las muertes de mujeres del día de hoy.
La equidad y la paridad es una aspiración, continuará siéndolo, mientras no termine la simulación; la paridad en términos cuantitativos es importante, es decir, cincuenta y cincuenta por ciento hombres y mujeres; pero se desdibuja, cuando cualitativamente siguen participando las mujeres que viven en privilegios, frente a las que no tienen opciones porque no tienen relaciones vinculantes con las estructuras del poder. Pero adicionalmente, esta en medio el ejercicio del poder, que lo ha tenido en sus manos históricamente el hombre, y si bien, hay ejemplos en el mundo, en donde ha gobernado una mujer tanto en Europa, como en algunos países de América Latina, y la participación de Hillary Clinton como candidata no ganadora a ser presidenta de los Estados Unidos; esperamos, dice Jean Cadet, que se logre una mayor participación de las mujeres para alcanzar la conducción del Estado mexicano, y yo digo, espero que sea en este 2024, no se puede seguir esperando.
Considero que mientras las mujeres en su totalidad, no cuentan con equifonía, equipotencia y equivalencia, es decir, voz, valor y poder, y no solo el voto, como mecanismo de control y disciplinamiento, la sociedad debe seguir luchando para darle viabilidad a la democracia en una mayor participación política de las mujeres y de los grupos en condiciones de vulnerabilidad e históricamente olvidados, que permita acceder dichas identidades a la toma de decisiones para una mejor redistribución de la riqueza nacional.
Temas importantes son abordados en el texto, como el feminicidio; en dichos contenido se expresan los pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; pese a ello, y a los protocolos para juzgar con perspectiva de género aun se requiere deconstruir metacognitivamente los mandatos de masculinidad y potencias de los varones para establecer mejores niveles de convivencia, de fraternidad y participación social que tanta falta hacen. Cada vez que se asesina a una mujer, muere la sociedad.
En este sentido, un mecanismo a través del cual puede ayudarse a trabajar el tema es sin duda la educación, pese a ello, se requiere de trabajar con mecanismos socioemocionales, de inteligencia emocional, de conocimiento consciente, de creación y desarrollo de conciencia, todo un reto, cuando nuestro pensamiento en muchas partes continúa siendo instrumental y no crítico como debería ser. Pienso en la importancia de seguir avanzando en el pensamiento crítico tal como lo establece la Ley General de Educación, pero también, un pensamiento pacifista y un pensamiento ambiental que ayude a la construcción de diálogo horizontal, tolerancia y respeto.
Vemos que para atender la violencia en contra de la mujer, existe la Alerta de Violencia de Género; el punto es que, un diseño de política pública sin los presupuestos y estrategias paralelas de trabajo con mujeres y hombres, y la diversidad sexual, en la familia, en la escuela y en lo relacional, y sobre todo en un trabajo para la deconstrucción de masculinidades hegemónicas y violentas, entre otros temas, seguirán siendo una deuda pendiente para las mujeres quienes viven en medio de la misoginia, el machismo, el discurso de odio.
Los temas abordados en el texto de mérito son de actualidad, representan un acicate para los estudiosos del género y nos permiten abrevar de reflexiones epistemológicas y teóricas que nos enriquecen a quienes tenemos una lucha social respecto de los estudios de género: de mujeres, hombres y sus masculinidades, así como de la llamada diversidad sexual.