Reflexión dominical del Padre Pistolas
29 de mayo de 2022
,
8:00
Padre Pistolas/Quadratín
Domingo 29 de mayo de 2022
Cristo se va, pero se queda
- Hoy se celebra la fiesta de la Ascensión de Cristo, al lugar de donde vino el cielo, que no es un lugar geográfico, sino la estancia con el mismo Dios espiritual.
- La Asención se celebraba junto con la resurrección por estar tan ligadas y no se trata de una despedida triste, sino de otra forma de estancia a quien la tierra junto con el espíritu santo y era necesaria porque decía Cristo; conviene que yo me vaya para que venga el enviado del padre, “el consolador, el abogado, el defensor”
- Efectivamente los apóstoles estaban alegres, lleno de gozo y de inspiración y no nos debe de extrañar puesto que también nosotros tenemos una casa en el cielo y para allá estamos destinados nada más que no es un paso automático, estamos en este mundo para ganarnos ese lugar con amor, respeto y sacrificios por los demás y haciendo obras de caridad cosa que no se ve, no hay quien regale un riñón a su familiar que está muriendo, menos a una extraño, la iglesia se llena en un velorio o una boda pero, en domingo está casi sola, nos corrompen cualquiera con dinero, no podemos dejar el adulterio, la murmuración, somos cobardes para denunciar la maldad tanto ante las autoridades como los sacerdotes en los sermones, llevamos una vida muy cómoda.
- Estamos en peligro de no entrar al cielo, a pesar de que Cristo ya pagó el boleto, como se dice, le costó morir en la cruz y resucitar pero ¿en dónde están los méritos? ¿en dónde está el tesoro en el cielo con nuestra dadivas? curar enfermos, sacar gente de la cárcel, perdonar de corazón y pedir perdón en la confesión y fuera del corazón.
- Los apóstoles esperaban un restablecimiento temporal y material del “reino de Israel” y nunca entendieron a Cristo.
- Cuan gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son suyos.
- El automóvil hizo alto en el semáforo y aprovecho una pareja para estarse besando y un peatón le toca la puerta y al abrir la ventanilla le dice; señor que le importa, el coche no es suyo.
- Pero la señora es mi esposa.
Que Dios los bendiga.