La normalización de la democracia universitaria
Héctor Chávez Gutiérrez
A poco más de dos años de haber dado inicio la pandemia, poco a poco la sociedad vuelve a la normalidad. La llamada hace meses nueva normalidad, no fue más que una expresión para caracterizar ese periodo en que hubo que modificar nuestras pautas usuales de convivencia, pero por fortuna, conforme la letalidad y virulencia del virus va en declive, sin duda por la importante contribución de las vacunas. Poco a poco los cubrebocas se van retirando, si bien las autoridades sanitarias recomiendan aún su uso en espacios cerrados.
Ese retorno a la normalidad, también impacta a la Universidad Michoacana, donde los estudiantes ya están plenamente en clases presenciales y donde la autoridad central de la misma giro medidas pertinentes para prevenir brotes y contagios.
Poco a poco los órganos de gobierno van siendo renovados, lo que se refleja en los cambios de consejos técnicos e incluso direcciones, donde podemos poner el trabajo y preocupación ejemplar en este sentido del Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, quienes responsablemente han iniciado los trabajos para permitir un tránsito en los tiempos que marca la legislación universitaria, sin necesidad de acudir a la figura cuestionable de los directores provisionales que se perpetuán en los cargos, de ahí que sea de destacarse las acciones en ese camino por parte del Doctor Miguel Ángeles Hernández y el Consejo Técnico del Colegio de buscar las condiciones para el relevo institucional.
No ha sido así en todas las dependencias universitarias; pues en algunas de ellas, las o los responsables de las direcciones, poco hacen para transitar a la normalidad y antes buscan mantenerse lo más que se pueda en el cargo que se le designó, en tanto había las condiciones para reactivar la vida democrática de la propia Universidad.
Con más de veinte directores provisionales, que no interinos como a veces se les llama (el interno es nombrado por el Consejo Universitario a propuesta del Rector y dura máximo seis meses, el director provisional es nombrado libremente por el Rector y no tiene límite de tiempo, pudiendo durar más que un director definitivo, que es electo por cuatro años, como ha ocurrido el caso), la renovación de esas escuelas es una urgencia, más en este año, que es el de cierre de la administración central.
Pronto se dará otro paso importante en esta normalización, pues se avecina la renovación del máximo órgano de gobierno universitario, con la renovación del propio Consejo Universitario, que deberá ser en alrededor de un mes.
Todas estas acciones son necesarias y más cuando en menos de ocho meses, en los primeros días del 2023, se dará también el cambio de Rector y hará que la atención pública se centre en este cargo.
Con pandemia controlada, ya no hay motivos para volver a la normalidad en las direcciones y consejos universitarios.