Sabor, saber
Que importante compartir algunas reflexiones sobre las prácticas a las que nos enfrentamos todos aquellos que estamos brindando procesos de aprendizaje, es decir, desde la UNESCO nos convocan a sostener nuestras prácticas docentes en los pilares de la educación del siglo XXI: aprender a aprender, aprender a ser, aprender a hacer, aprender a convivir y confirmo que nos hace falta un quinto pilar que es aprender para transformar, y además un sexto pilar que es saborear lo que hacemos los docentes en la educación formal y la educación no formal, es decir, disfrutar, saborear lo que se enseña y saborear lo que se aprende en este proceso dialógico y dialéctico.
Parece ser que la pregunta que nos ofrece en su texto Milagros María Rocha, nos detona a reflexionar, analizar y a sentipensar sobre nuestras dinámicas académicas ¿Qué hacer para que se produzca un encuentro educativo donde circule el saber convocado desde el sabor de enseñar, así como el sabor de aprender?; me dirigido a ti que eres docente, y te pregunto si aún conservas el sabor de enseñar, y tus estudiantes sienten, vibran con el sabor de aprender?; darnos cuenta de si sentimos el sabor o no, depende si no se convirtió en algo normalizado, rutinario, sin sabor, por lo que no es sencillo dar una respuesta, porque no es solo decir sí o bien no, sino justificarlo, legitimarlo, comprobarlo en el comportamiento académico de los alumnos en su vida permanente cuando el sabor enseñar, y el sabor aprender, genera condiciones para la participación de éstos.
Cada uno de los que integran el proceso de enseñanza aprendizaje, docente y alumnado, y hoy en un ejercicio de aprendizaje dialógico, requerimos que el docente y en esta metodología los padres de los alumnos detonen las propuestas de interés en los alumnos que se motivaran al encontrar pertinencia en los contenidos educativos a considerar y que pueden ser relacionados con experiencias ya vividas y de las que se pueden aprender con sabor para todos y todas.
Por ello, para facilitar la relación saber y sabor: docentes como alumnos atravesados por el sabor del saber y la ética del reconocimiento (Hegel y Butler) del otro como sujeto y sujeto de derecho. Los estudiantes esperan que «a la hora de tomar la palabra digamos algo que sepamos o bien, que no es lo mismo, algo que valga la pena ser dicho. Y ese decir algo que valga la pena decir es introducir una brecha, una paradoja, un orificio, una contradicción, una propuesta, una motivación; en síntesis, la tarea del maestro sigue siendo, siempre lo ha sido, la de ser y provocar alteridad», es decir el reconocimiento del otro, así lo precisa Carlos Skliar en su texto Pedagogías de las diferencias.
Alteridad y reconocimiento del otro como sujeto pensante es fundamental para establecer la dialogicidad de manera horizontal, en cuyos extremos estará el docente y el alumno, quienes tendrán que hacer alteridad, es decir reconocimiento de su existencia, para la comunicación, la tolerancia y el respeto en ambos sentidos. Es a partir de este posicionamiento, ese «estar prendido», que lograremos pensamiento y ese brillo al que alude Meirieu “El docente no tiene razón porque es el docente y porque posee un diploma, el docente tiene razón porque sabe explicar, sabe hacer entender, sabe interceptar la inteligencia del otro, y ve cuando el otro entiende porque en ese momento de comprensión del otro aparece en sus ojos y en su cerebro como una luz, un brillo, y el otro muestra que encuentra un gran placer en el hecho de entender y el hecho de desarrollar su inteligencia”; es ahí la magia del sabor saber, del sabor entender el brillo de la mirada, el brillo de sus participaciones, el brillo del saber y el sabor de avanzar de manera conjunta.
Pregunto, les pregunto a los docentes, sino generamos el sabor de enseñar en el docente y el sabor de aprender en el alumnado, considero que no estamos cumpliendo con los propósitos de una educación del siglo XXI, la cual nos convoca a fortalecer el pensamiento crítico, emancipatorio, libre y autónomo en la toma de decisiones, porque ahora ya estamos en la cuarta revolución industrial de la robótica, donde la comunicación en muchos sentidos se está dando en las telecomunicaciones con robots. Por último, quizás los docentes, tengamos que hacernos preguntas acerca de si nos sigue atravesando el sabor del saber que queremos ofrecer.