Diez años sin apoyos para Pueblos Mágicos, denuncia Tacámbaro
TACÁMBARO, Mich., 19 de mayo de 2022.- Nos hemos quedado muy cortos en los propósitos del proyecto original de “la marca de Pueblo Mágico”, señala Marina Zarco Hernández, directora de Turismo y Cultura municipal, quien agrega que, en 10 años de contar con la distinción de esta etiqueta, “nunca llegó recurso constante y sonante, dentro del programa Pueblo Mágico”.
Invitada a una reflexión crítica, la también empresaria turística y promotora, junto con su familia, de la etiqueta mágica, considera que es muy reciente que se percibe un mejor entendimiento de que “al fin de cuentas se trata de una marca”, y que no debe estar sujeta a un eventual recurso federal o estatal.
Si entre 2012 y 2018 “hubo oportunidad de un recurso directo, el balance es que no sucedió… por angas o mangas, o porque no hubo proyecto, o por falta de vinculación o por lo que sea, nunca llegó”. Y con el actual gobierno federal, pues menos, ya que “la 4T desde el principio puso en tela de juicio la continuidad del programa, y resolvió que continuara, pero sin un recurso etiquetado”, dice la integrante del gobierno municipal morenista.
Sin embargo, dice Zarco Hernández, la riqueza de este pueblo no depende ni podría depender del respaldo foráneo a la marca, sino de sus propios recursos humanos, es decir, de las capacidades mejoradas de prestadores de servicios, promotores y todos los involucrados y potenciales beneficiarios de la declaratoria mágica.
Por tanto, la conciencia colectiva del potencial de la marca, sería la novedad de los últimos años; de esta forma, “PM debe entenderse como una plataforma, no una caja de recursos”; un espacio para canalizar el empeño que genere derrama económica que permita elevar el nivel de vida de la población. “Poco a poco estamos caminando hacia esta visualización”, para no estar esperando recursos, sino pensar en elevar la calidad del servicio a visitantes.
Subraya la servidora pública, la importancia no solo de esa eventual derrama, sino de la conciencia social, ya que desde un principio del proceso que llevaría a obtener la marca, quedó claro en los principales actores, el compromiso que asumían para preservar el patrimonio histórico, cultural, arquitectónico, natural, tanto para presumir a los demás, como para el disfrute propio.
Por su parte, Agustín Torres Maldonado, comerciante de birria del mercado local, considera que Tacámbaro “es lo mismo” antes y después de la aprobación de su carácter mágico, y más bien, “son los de siempre, un grupo de familias” que solo estarían interesadas en seguir llenando sus bolsillos, y él no está de acuerdo en que hablen por todos los del pueblo, “pues que digan cuándo nos tomaron en cuenta para eso”, y sin más dato que la intuición, asegura que “de que ha habido dinero para eso, ha habido”, por lo que recomienda que “no se hagan”.
Al respecto de la anterior opinión, Zarco Hernández acepta que “es la percepción que hay, porque la verdad es que se ha trabajado poco con la ciudadanía”, y comentarios como el del comerciante, “que los he escuchado en varios sectores, también son por desconocimiento, por creer que solo es gente rica tratando de hacerse más rica”, porque, la verdad, dice, hay muchas veces que los también ciudadanos promotores de la etiqueta, les ha tocado “poner hasta de su bolsa”.
En suma, en todos los sentidos y todos los frentes, las expectativas originales de lo que sería el estatus de Pueblo Mágico, “se ha quedado corto”.