Libre expresión
“Hay condiciones de ceguera tan voluntarias que se convierten en complicidad”. Paul Bourget (1852 – 1935) Escritor francés.
La vorágine de situaciones que estratégicamente emanan de Palacio Nacional todos los días no debe distraernos de lo importante, como lo es la extraña empatía que Andrés Manuel López Obrador manifiesta con los criminales.
Se ha caracterizado por defenderlos, liberarlos y justificarlos, con el argumento de que es humanista. Sin embargo, esa empatía no la tiene con los niños con cáncer, tampoco con los familiares de personas desaparecidas o las mujeres violentadas.
No ha querido reunirse con estos grupos vulnerables para evitar poner en riesgo la investidura, mientras exige a los militares que cuiden a los criminales porque también son seres humanos.
López Obrador ha manifestado un especial interés por cuidar a los que matan y desparecen inocentes, a los que secuestran o extorsionan. A ellos otorga su presunto humanismo y empatía. No es asunto nuevo, desde que inició su gobierno pretendió que todas las víctimas de este país perdonaran a sus victimarios.
Ha atacado con singular saña a quienes piensan diferente, a la clase media, a los ambientalistas, organizaciones civiles y periodistas.
No es casualidad que México padezca una de las peores crisis de inseguridad. Más allá del discurso, la realidad señala que durante la administración de Andrés Manuel López Obrador se han registrado 120 mil 512 homicidios dolosos.
El fracaso de su estrategia conocida como “abrazos y no balazos”, lo tiene ya empatado con los homicidios que se contabilizaron durante todo el sexenio de su enemigo favorito, Felipe Calderón Hinojosa. Y todavía le faltan más de 2 años y 4 meses. Las estadísticas indican que también superará los 156 mil 066 del gobierno de Enrique Peña Nieto.
La fallida estrategia de seguridad de López Obrador no debe tomarse a la ligera, menos aún cuando en los comicios del 2021 quedó una enorme sospecha ante la participación posiblemente determinante del crimen organizado.
Tampoco es un tema nuevo. La crisis de inseguridad, la presencia del crimen organizado en los procesos electorales y hasta las sospechas de vínculos con políticos y poderes en turno, se arrastra desde hace ya muchos años; pero no recuerdo a otro político encumbrado, como lo está López Obrador, defendiendo con total cinismo a los integrantes de grupos criminales.
No es un asunto menor, tendría que preocuparnos y ocuparnos a todos.
Ante el fracaso de la estrategia presidencial y que instituciones tan importantes como el Ejército estén impedidas a actuar y hasta a defenderse de los criminales, la vulnerabilidad de los ciudadanos honestos está más grave que nunca y es inevitable cuestionarnos:
¿Qué más se puede esperar del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su defensa a los criminales? ¿Es sólo una estrategia fallida o implica una complicidad? ¿Qué decisiones tomará el Ejército? ¿Qué podemos hacer los ciudadanos? ¿Qué participación tendrá el crimen organizado en los comicios del 2024? ¿Estamos a tiempo de evitar una crisis peor?
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.