Confrontar y dividir, la marca
La estrategia del gobierno y el partido en el poder ha sido, a juzgar por hechos incontrovertibles, dividir a la sociedad y desmantelar toda estructura, social, política y cultural, que representa una forma de empoderamiento presente o futuro.
Hoy esa estrategia, puesta en marcha desde el mismo Palacio Nacional, les ha rendido frutos, al grado que el país vive en una constante de crispación de la que, parece, nadie escapa.
Estamos en forma permanente bajo una lucha política, mediática, judicial y social de unos contra otros, incluidas instituciones de primer orden, que, lejos de reducir, aumenta la capacidad de fuego de uno contra el otro.
Veamos.
De lo más reciente, el titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero, ha confirmado una investigación en contra del periodista Mario Maldonado, a quien le adjudica responsabilidad por haber sido el primer usuario en retuitear el video en una conversación privada vinculada con el caso de la Familia Cuevas.
Incluso se señala a Mario Maldonado de ser parte de una “acción concertada” para difundir y magnificar la escandalosa llamada telefónica del Fiscal con uno de sus subalternos en la que, se escucha, definen acciones en torno a una sentencia de la Corte cuya esencia han conocido, acción que retrata la connivencia entre representantes de los Poderes.
No es el Único caso. El exconsejero de la Presidencia de la República, Julio Sherer Ibarra, ha denunciado de diversos delitos al propio Fiscal General, quien, dice Ibarra, ha hecho un uso faccioso del cargo que ostenta, amén de que utiliza su posición con fines personales.
Gertz, por su parte, abrió averiguaciones previas en contra de algunos abogados presuntamente ligados al exconsejero presidencial. Pertenecen al despacho Araujo, González, Peimbert, Robledo y Carrancá, a quienes se les señala de presuntos delitos de lavado de dinero, tráfico de influencias, asociación delictuosa y extorsión.
Desde la misma oficina presidencial se ha dejado que corra ese enfrentamiento, sin que se pueda descartar, sin embargo, que el futuro del Fiscal General de la República ya esté decidido, como se comenta.
En Morena suceden cosas similares. Desde finales del 2021 y hasta hace unos meses se vivía una confrontación de pronósticos reservados entre el líder del senado, Ricardo Monreal y el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García.
El motivo en este caso era el encarcelamiento del Secretario Técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel Del Río Virgen, un funcionario de todas las confianzas y muy cercano al zacatecano.
Se afirma en el medio político que la acción judicial en contra de Del Río Virgen, acusado en un caso de homicidio, es una maniobra política del gobernador veracruzano para golpear a Monreal Ávila e intentar restarle fuerza como aspirante presidencial. La intentona de Cuitláhuac García de jugarle al golpeador político estaría relacionada primero, con la clara intención del veracruzano de quedar en los mejores términos con el inquilino de Palacio Nación y, segundo, blindar su gubernatura ante el desastre que ha generado en diversos rubros.
El líder senatorial le ha respondido fuerte al veracruzano a quien ha señalado de leguleyo. El tema entró por el momento en un impasse, pero Monreal dejó claro que no lo amedrentan.
En medio de todo esto sobresalen las constantes afrentas y ataques del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en contra de periodistas, comunicadores y presentadores. Lo mismo ha atacado a Azucena Uresti, Carmen Aristegui, que a Carlos Loret, Ciro Gómez, muchos más, además a medios de comunicación, como El Universal, Reforma, Aristegui Noticias, Proceso, entre otros.
Ha dicho que se trata de periodistas chayoteros y de medios de comunicación conservadores, epítetos que han marcado línea para fieles y seguidores del morenismo que hoy ven a la prensa y a la mayoría de los periodistas como enemigos del presidente y de México.
Sin embargo, este nivel de confrontación y, hay que decirlo, de odio, que se ha venido sembrando desde las propias estructuras públicas, parece no tener fin y hoy los mexicanos estamos frente a las mayores expresiones de divisionismo oficial revanchismo, venganza, odio y aborrecimiento.
Traidores a la patria, enemigos de México, merecedores de la cárcel, se llama a todos los diputados que el pasado 20 de abril rechazaron aprobar la reforma constitucional en materia eléctrica. Casualidad o no, apenas el domingo pasado asesinaron fuera de su casa a un diputado del Partido Verde del estado de Colima, Roberto Chapula de la Mora, quien públicamente cuestionó que lo llamaran traidor a la patria por votar en contra de la reforma eléctrica.
La disidencia política, la expresión política distinta a la del partido en el gobierno, la oposición política, natural en toda democracia, es hoy objeto de la mayor campaña de odio prohibida desde el propio poder.
Cierto es que muchos legisladores, diputados y senadores, tienen negros antecedentes y en muchos casos su historial político no es para enorgullecerse, pero de eso a castigar con cárcel a quien piensa distinto al partido en el poder y el gobierno suena a estalinismo puro.
Divide y vencerás para ser la premisa de quienes están en los máximos órganos de decisión en la llamada 4 Transformación.
Hay que recordar, sin embargo, que esos episodios se han vivido a lo largo de la historia de México y la lección es que, con la vara que midas serás medido, como reza el refrán.
Dicho de otra forma, toda la fuerza del Estado y del aparato político que hoy detenta el poder, será aplicada, no cabe duda, en contra de los verdugos de hoy, amparados en la llamada 4 Transformación.