Hay que dejar de utilizar las artes como opción a la violencia: Curadora
MORELIA, Mich., 5 de marzo de 2022.- Ya es cliché la imagen de “cambia un arma por un instrumento musical” con el propósito de ayudar a erradicar la violencia.
Sin embargo, socialmente se entiende que el arma es lo que da de comer, y la guitarra no, porque por años a las artes no se les ha visto como carreras serias, como por ejemplo el Derecho o la Medicina.
¿Qué pasaría si la guitarra sí diera de comer? Este es el objetivo al que se debe apuntar, según la curadora de arte y profesora en la escuela de Arquitectura y Diseño del Tec de Monterrey, Ana Elena Mallet.
Expone la artista que en México y muchos países se cae en la situación de utilizar las artes tipo terapia, y aunque es válido, las artes también son disciplinas productivas que, como tal, hacen a una sociedad mucho más rica y preparada, consciente, “y esa es una parte que nos hace falta como país: no utilizar las artes como opción a la violencia”.
Entonces, entender la cultura y las artes no como una terapia o entretenimiento, sino realmente como una actividad productiva, podría cambiar muchas de las perspectivas del país.
“Debemos empezar a hablar ya no de bellas artes, sino de artes, con minúscula y en plural (…). Desde la trinchera profesional hace falta que seamos más receptivos, hacer exposiciones que la gente entienda, que se identifique, que sean parte de su cotidianidad y que les permitan reflexionar y generar pensamiento crítico, que logren pensar desde un punto de vista diferente, desde una plataforma distinta”, refirió la Curadora de arte.
Para Mallet, las artes no solo generan gente informada y preparada, sino buenos ciudadanos. Desarrollar ese pensamiento crítico y ayudar a pensar de otra manera, impulsarlo a niveles un poco más masivos, podría ayudarnos a erradicar mucha parte de la violencia.
“La violencia surge porque se carece de opciones, de oportunidades y de pronto el sistema creativo, no solamente desde el punto de vista de crear audiencia sino también de ser un personaje creativo que pueda dedicarse a las artes desde una parte emocional, espiritual y sobre todo productiva, sería muy importante”, explicó.
Aunque en los últimos 20 años en México se ha avanzado en el tema, hace falta crear audiencias que entren a los museos sin miedo de no pertenecer, de que los vayan discriminar o de que no van a entender.