Política y politiquería/Lucero Pacheco
Política y politiquería
Por. Lucero Pacheco
De Houston a España
“Dejen de hablar de Houston, hablemos de España” pareciera ser el mensaje que a gritos proclama el presidente.
Y es que no hay otro tema que cale tanto a los mexicanos, como aquél que evoca a ese pasado de sometimiento, como el de la conquista Española.
Desde la investigación del portal de noticias Latinus que evidenció los nexos de corrupción y conflicto de interés, entre Pemex y el hijo del presidente, no hay otro tema del que se hable en el país.
Desde hace dos semanas el presidente no ha podido quitarse de encima los señalamientos que ponen a su gobierno en el mismo sitio que los corruptos.
Apenas este miércoles el director de Pemex, informó sobre los contratos de Baker Hugues con el gobierno federal, pero eso no basta, no alcanza. El golpe que lanzó Loret de Mola, le hizo un gran boquete al proyecto de la 4T, acabó con el mito de la honestidad del presidente.
En una suerte de quitarse el golpe, este miércoles el presidente planteó hacer “una pausa” en las relaciones con España, y también con las empresas, porque, a su juicio, ambos países deben darse un tiempo para respetarse y que el Gobierno de España no vea a México como una “tierra de conquista”.
No solo es una amenaza al Gobierno español, en Derecho Internacional no existe una figura jurídica, comercial, ni diplomática que “pause” la relación entre dos Estados- Nación. Por tanto, es una falacia y distractor lo declarado por el primer mandatario.
Preocupa la falta de claridad del presidente al hacer declaraciones facciosas. España es el segundo país que invierte en México, solo después de EUA ¿Enserio le pondremos pausa ?
El presidente no solo quiere que en México se deje de hablar del escándalo de corrupción en Houston, sino colocar otro tema más polémico y trasladar la conversación en otra dirección; al viejo enemigo, España.
Vaya trabajo le espera al canciller, Marcelo Ebrard, quien nuevamente aparecerá como apaga fuegos en este conflicto.
Por tanto, la pregunta al aire sigue siendo, ¿hasta dónde será capaz de llegar el presidente por defender a su hijo?
Al tiempo.
