Caso Guadalupe del Toro: la moto con una florecita blanca
MORELIA, Mich., 2 de diciembre de 2021.- Unos centavos, de mil a 2 mil pesos, recibiría Ernesto R. por llevarse la motoneta roja con negro y una florecita blanca, “o algo así”, que perteneció a Guadalupe del Toro Morales, asesinada en Morelia en 2019.
Es la audiencia del juicio oral, el proceso al que se vinculara a Martín N. por el presunto feminicidio de Guadalupe del Toro, su exesposa, y en la sala 14 del Poder Judicial del Estado, Ernesto R. finalmente rendirá su declaración en torno a los hechos, porque a sus manos llegó la motoneta propiedad de la víctima, y que desapareció con ella.
Fueron tres las versiones que dio sobre la forma en que adquirió la motoneta con la florecita blanca: la recibió de un hombre que identificó como Juan, vecino suyo, para “dejarla ahí, pues, en la calle”; Juan le entregó el vehículo, con la promesa de darle “unos centavos” que acabaron siendo 40 pesos para la gasolina; o la obtuvo para desarrollar su negocio, la venta de chácharas.
La coincidencia es que la persona de la que tuvo la moto fue Juan, presuntamente hermano de Martín N.
Con un tono nervioso, Ernesto R. refirió que fue el 26 de diciembre de 2019 (aunque el declarante reiteraba que el año fue 2020), cuando Juan se comunicó con él para hacerle entrega de una motoneta, y el 27 del mismo mes se reunieron para, en un domicilio para él desconocido, recibir las llaves del vehículo y 40 pesos para la gasolina, en lugar de mil a 2 mil pesos que le habían sido prometidos.
Afirmó, ante las reiteradas preguntas de la Fiscalía General del Estado (FGE), que no reconoció el domicilio a donde acudió a recoger la motoneta que perteneciera a Guadalupe del Toro; tampoco tenía una relación con Juan más allá de la de cliente-proveedor en el negocio de chatarra que entonces mantenía, y posterior al incidente del vehículo no volvió a verlo.
Tras recibir las llaves y la motoneta, Ernesto R. determinó dar un paseo con un amigo para luego ser detenido por no contar con los documentos que acreditaran la legal propiedad de la moto. Fue entonces cuando supo que ésta se relacionaba con la desaparición y feminicidio de Guadalupe del Toro.
Receptación de moto fue el delito por el que le procesaron y que le llevó a la prisión el recibir un vehículo en buenas condiciones, lo que no le pareció extraordinario, ya que “la gente que tiene mucho dinero y tira cosas buenas”.
Ernesto R. pidió al juez, Fernando Hernández Hernández, la protección de la autoridad para su familia, luego que su detención provocara que Juan, presuntamente, amenazara vía telefónica a su esposa y su hija, motivo que le determinó a mudar su residencia a Colima, donde se le contrató como jardinero.
Hernández Hernández indicó que es obligación de la FGE garantizar la seguridad de la familia, a lo que el representante de la instancia afirmó que “hoy” se tomarían las medidas necesarias.
Sin saber leer o escribir, Ernesto R. debió verificar documentos que supuestamente habría firmado tras su detención, en los cuales no reconoció su firma autógrafa y no pudo precisar la autenticidad de la huella digital impresa.
Pese a los intentos de la defensa de Martín N. por evitar la declaración de Ernesto R., con el argumento del ejercicio de su derecho a no hacerlo el cual habría ejercido con anterioridad al permanecer en silencio hasta ese momento y la tesis de ser obligado en modo alguno, el juzgador permitió la exposición de los hechos que culminaron en la vinculación del testigo con la motoneta de la víctima.
Fue el pasado 24 de diciembre de 2019 cuando Guadalupe del Toro fue reportada desaparecida; seis días más tarde, se encontraron sus restos en las inmediaciones de la salida a Charo, en un área rural.
Fue Juan N., hermano de Martín N., quien habría referido a Luisa Morales, madre de Guadalupe del Toro, el asesinato y abandono del cuerpo de quien fuera su cuñada.
Los análisis revelaron que Guadalupe del Toro sufrió un trato cruel y degradante antes y después de ser asesinada, lo que quedó en evidencia por los múltiples golpes y lesiones en su cuerpo.
A poco menos de dos años de estos hechos, la familia de Del Toro Morales está a la espera de la justicia para la víctima, una justicia que no ha terminado de llegar por un proceso que calificaron como viciado por rezagos, discriminación y negligencia de parte de las autoridades.