Libre expresión/Carlos Monge
Michoacán necesita radiografía criminal para evitar masacres.
“La información es poder, pero como todo poder hay quienes quieren conservarlo para sí mismos”. Aaron Swatrz. (1986 – 2013) Programador, hacktivista de internet, escritor y activista político estadounidense.
La masacre ocurrida en Tarecuato municipio de Santiago Tangamandapio cimbró a los michoacanos. Once jóvenes que inocentemente fueron a un cerro para buscar panales de abejas con los que adornarían altares con motivo de la noche de muertos, fueron asesinados.
Al respecto, el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla explicó que “se internaron en un territorio con presencia de células delictivas y fueron atacados a mansalva”. Es decir, por no saber, por confiarse o por olvidar que ese lugar estaba en disputa de grupos criminales, les arrebataron la vida.
De ese tamaño es el riesgo de vivir, pasear o transitar en ciertas regiones del estado. Cometer un descuido puede costarle la vida a cualquier ciudadano.
La explicación franca de Ramírez Bedolla no basta. Se agradece que hable sin tapujos, que no pretenda aderezar la contundente realidad, pero eso no basta. La crisis de seguridad que padece nuestro país y donde Michoacán no es la excepción, obliga a un compromiso mayor de parte de las autoridades de todos los niveles.
Ante la ineficacia de la estrategia de “Abrazos y no Balazos” para contener las muertes violentas que ya superan las 100 mil en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y que en el caso de Michoacán suma 1 mil 754 hasta agosto del presente año, como lo informó la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, obliga a que los ciudadanos tengan de menos, una RADIOGRAFÍA donde se precisen las zonas, ciudades, cerros, carreteras y caminos peligrosos, para que tengan claro que transitar por esos lugares podría costarles la vida.
Cuestionado al respecto, Alfredo Ramírez rechazó proporcionar dicha información, argumentó que lo importante es “garantizar el libre tránsito de los ciudadanos” e insistió en que “no podemos decirle no te metas aquí porque hay delincuencia”.
Claro que tomar semejante decisión implica un duro golpe a la imagen de cualquier nivel de gobierno, pero la abrumadora realidad obliga.
Vale destacar que Ramírez Bedolla pidió al canciller mexicano Marcelo Ebrard, que solicitara a los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, que sus alertas para evitar que connacionales viajen a Michoacán, sean más específicas.
El secretario de Turismo, Roberto Monrroy García informó el pasado 25 de octubre que dicha solicitud se hizo para que las alertas “se regionalicen a donde hay situaciones de inseguridad” y que “no se generalice para no afectar a todo el turismo del estado”. Es decir, piden lo que no quieren dar.
Si el gobierno de Michoacán está solicitando semejante especificidad en las alertas que han generado dichos países, les obliga a ellos mismos a generar la información actualizada, no sólo para precisar lugares seguros para los turistas, sino certeza para todos los michoacanos.
Sería lamentable y mortal que opten por el discurso de López Obrador, quien insiste en que su estrategia de “Abrazos y no Balazos” va bien, aunque evidentemente no es cierto.
Alfredo Ramírez apenas tiene un mes y días al frente del gobierno de Michoacán, todavía no carga mayor responsabilidad en la crisis de seguridad que padece la entidad, pero sí su admirado inquilino de Palacio Nacional. Sería error garrafal seguir esa estrategia.
Así que, ante la ola de violencia, la reciente masacre en Tarecuato y el riesgo permanente de que se presente otra tragedia, valdría la pena de menos, someter a consideración de especialistas la posibilidad de advertir a los ciudadanos sobre los lugares de riesgo.
Si bien es cierto que todos podemos tener una idea, sería mejor que la información que logra cada nivel de gobierno con el uso de la inteligencia especializada en seguridad, la compartan.
No se trata de ser ilusos, ni de afectar estrategias vigentes o cuando las haya, se trata de evitar otras masacres de ciudadanos por ignorar el terreno que pisan.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.