Diálogos de vida/Santiago Heyser
Hablando en Serio
“Mi Nación, mi Territorio, mi Casa”
“The 100” en Netflix, narra el regreso de 100 personas a la tierra, después de estar en el espacio por 97 años al huir de la contaminación por guerras nucleares.
La serie describe un mundo posapocalíptico en donde, parece, la contaminación nuclear acabó con la vida, por lo que, para sobrevivir, la humanidad se va a vivir a un “clúster” de estaciones espaciales de diferentes naciones, unidas por necesidad. Después de 97 años, ante el deterioro de las estaciones espaciales, se ven en la necesidad de mandar a 100 personas de regreso a la tierra para ver si ya se puede habitar.
Al llegar a la tierra se encuentran con que esta está habitada por pueblos que no pudieron escapar al desastre nuclear, pero que milagrosamente sobrevivieron, pueblos que ven como invasores a los recién llegados del espacio… y empieza la lucha territorial.
Esto viene al caso porque la lucha por la defensa del territorio es a muerte; cada uno de los bandos busca la extinción del otro,… lo que parece ser parte del comportamiento instintivo del ser humano… comportamiento que hoy podemos ver en muchas de las guerras en el planeta; Talibanes vs USA y Europa, presidente de Nicaragua vs opositores, crimen organizado vs pueblo de México, Ucrania vs Rusia, Turquía vs Siria, Irak vs USA, genocidio en Ruanda, piratas en Somalia, etc… Si bien el ser humano por su naturaleza es social, la historia (Hunos vs romanos, mongoles vs chinos, egipcios vs israelitas, aztecas vs todos, etc.), y la realidad (esclavitud durante toda la historia de la humanidad; ¡sí!, aún hoy se da la esclavitud, ya sea dominando a los pueblos por las armas o con sistemas económicos y financieros para sojuzgarlos, robarles sus recursos y explotarlos <USA vs Libia, USA vs Venezuela, USA vs Vietnam, USA vs Afganistán, USA vs Puerto Rico, Haití y en parte vs México y Latinoamérica>)… El punto es que la historia y el presente nos hablan de naciones que están dispuestas, con justificaciones diversas y normalmente mentirosas (armas de destrucción masiva en Irak), a abusar, invadir y colonizar a otros pueblos…
Es en este contexto y en función del instinto que nos hacer rechazar a los “diferentes”, que adicionalmente, por las propias diferencias generan conflictos al convivir (prueba de ello es como se devalúa el valor de la propiedad en un barrio en USA al llegar negros o latinos a vivir; comparto la leyenda urbana de como una familia de clase media baja se sacó en rifa la casa del TEC de Monterrey y al ir a vivir tuvieron rechazo de los vecinos porque, en fraccionamiento “residencial” en Guadalajara, tendían la ropa lavada en el jardín del frente de la casa, a la vista de todos; y ni que decir de aquellos que sin respeto ni civismo ponen la música a todo volumen jodiendo a los vecinos.)… El punto es que de manera instintiva y natural, la identidad une y las diferencias separan y confrontan; de ahí que, pues sí, pobrecitos de los afganos, los haitianos y los hondureños, pero no los quiero en México si no vienen a aportar y obvio, no los quiero en mi casa… Lo sé, volveré a ser tachado de inhumano y hasta de racista, pero mi conceptualización no es por raza, es por diferencias culturales; mi madre (qpd) decía: las diferencias entre la gente no es por la nacionalidad o raza, es por la educación, la gente educada de todo el mundo se identifica y no tiene conflictos ¡Tenía y tiene razón!... Ahora bien, dada la realidad del ser y comportamiento social humano, ¿qué hacer con aquellos que sufren o carecen de lo elemental?...
En Youtube encontré la entrevista que DW le hizo a Tino Chrupalla, portavoz federal y cabeza de lista al Bundestag de AfD (Alternativa para Alemania), quién fue criticado por expresar: “Para proteger una frontera, si es necesario, se recurre a las armas de fuego”; el tema eran los migrantes afganos y su posición, que comparto, de no recibirlos en Alemania,… pero no se quedó ahí, lo que planteó fue ayudar a los migrantes en sus propios países, lo cual comparto y en mi opinión debería ser un tema a tratar en la ONU para modificar el derecho internacional; pongo de ejemplo a Honduras, Haití, Nicaragua, Venezuela o el mismo Afganistán, si tienen narcogobiernos o dictaduras que expulsan a sus pueblos, lo primero es aislarlos en el contexto político y económico internacional; lo segundo, que se legisle la intervención militar de la ONU para poner orden y dar viabilidad económica y social a esos pueblos, en donde, de forma complementaria, entrarían apoyos económicos administrados por una estructura multinacional de la ONU, para capitalizar a esas naciones sin la explotación y dominio que hoy ejercen las naciones poderosas sobre estados débiles que tienen recursos naturales… El ejemplo base puede ser el Plan Marshall que, si bien permitió a USA manipular, intervenir e influir, ayudó a Europa a reconstruirse después de la segunda guerra mundial… En concreto, ayudemos a los necesitados, ¡sí!, pero no los metamos en nuestra casa… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán