Hablando en serio/Santiago Heyser Beltrán
“Afganos, hondureños y haitianos, no más”
En noviembre del 2018 escribí: “Cuando un vaso se llena, no debemos echarle más agua…”
Entre más pienso en el problema migrante, contrasto el humanismo que se pregona vs la responsabilidad y el derecho de cada uno de ellos; me explico: por sentido común, la responsabilidad de reproducirse es personal, así como el impacto que ello tiene en la vida de quienes nacen por la capacidad o incapacidad de mantenerlos, darles una buena educación y la posibilidad de tener una vida digna con el fruto de su trabajo… Por otro lado está el derecho internacional y el estado nación que impiden el que la gente disponga del planeta entero para recorrerlo o buscar una mejor forma de vida, lo que era posible en los primeros tiempos y dio pie a las migraciones humanas que poblaron la tierra… y ese es el quid, lo que antes era posible hoy simplemente no lo es; como no es posible que si yo necesito o deseo lo que otros tienen, pues voy y a fregadazos se los quito amparado en la ley de la selva o la ley del más fuerte… aunque los gringos no entienden esto y urge meterlos en cintura.
El punto es que la sobrepoblación del planeta ya no permite aquella consigna bíblica, cito de “https://www.bibliatodo.com/” Génesis 1-28: “Y les echó Dios su bendición y dijo: Creced y multiplicaos, y henchid la tierra, y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar y a las aves del cielo y a todos los animales que se mueven sobre la tierra.”… ¡Pues resulta que ya no!, ya no podemos “multiplicarnos a lo pendejo” pues el planeta es redondo y tiene una capacidad, que, en mi opinión, ya se saturó; por lo que en adición a la creación del Estado Nación que limita territorios y otorga el derecho de decidir quién entra y que requisitos debe llenar, y al derecho internacional que norma las relaciones y la interacción de los diferentes pueblos, está la limitante física en la posibilidad de sostener una población humana, en donde, al rebasar esa posibilidad física, es decir la relación de producción de alimentos y generar energía de manera sustentable vs la población que puede sostener un territorio dado, lo que viene es una catástrofe dada por el uso y abuso de recursos que impiden la restitución y trae como consecuencia la extinción masiva, en otras palabras, si nos acabamos (o contaminamos) los recursos del planeta, la consecuencia es la extinción de la raza humana o de una nación o territorio. Me explico simplificando: sabemos que Afganistán está en desventaja respecto a la riqueza de su tierra y la bondad de su clima (desértico), ello conlleva que Afganistán solo tiene la capacidad para producir alimentos limitados para una pequeña población; por lo que, si Afganistán excede esa capacidad, no tiene otro recurso que migrar a otras tierras, para quitarles sus recursos a quienes las habiten… Sabemos que si no migran perecen, pero también sabemos que si permitimos que nos quiten nuestros recursos, nosotros también estaremos en riesgo de perder calidad de vida o perecer; así de que estamos ante una decisión sencilla, o ellos o nosotros, de la cual ya sabemos la respuesta. Lo sé, hay más variables como la explotación de recursos naturales para así adquirir (comprar) alimentos y mantener una población creciente o el abuso colonizador de los países del primer mundo, que simplemente van por lo que no les pertenece y esclavizan pueblos; lo que no cambia la realidad: cada región o país, tiene una capacidad, que si se rebasa, trae como consecuencia la extinción; lo que lleva al tema de responsabilidades, en donde opino que los afganos son responsables de su situación y los mexicanos somos responsable de la nuestra,… no de la de ellos; siguiendo con el ejemplo de Afganistán, que bien puede ser el de El Honduras o el de Haití que para el caso es lo mismo, si rebasan con su población la capacidad de su tierra para sostenerles, si no se desarrollan para aprovechar su capital humano y sus recursos naturales, si su sociedad no brinda oportunidades o si permiten un gobierno o una clase política corrupta se agandalle sus recursos y lleve a su pueblo a la pobreza, ¿de quién es la responsabilidad, de ellos o de los vecinos?, lo mismo si permiten que empresas trasnacionales les roben sus recursos, como en el caso de Libia, México o Centroamérica; en ese sentido los vietnamitas y los talibanes nos dieron una lección; si es necesario luchar 20 años para evitar que los gringos, apoyados inmoralmente por la OTAN, con pretextos democratizadores se agandallen sus recursos naturales, pues se lucha y en un descuido se gana. ¡No!, no comparto la filosofía, ni la religión ni la manera de controlar a su propio pueblo de los Talibanes, pero no dejo de reconocer que lograron correr a patadas al ejército del país más poderoso del mundo, por la convicción de no ser un pueblo sojuzgado, manipulado, culturizado o esclavizado...
Una vez definida la responsabilidad de cada pueblo respecto a su destino, lo que me lleva a la conclusión de no querer recibir más afganos, ni hondureños ni haitianos, concluyo afirmando: ¡Nadie!, ni el gobierno mexicano, ni instituciones extranjeras, pueden imponerme la presencia de desconocidos en mi casa (y México es mi casa) argumentando sus derechos humanos, porque en automático violentan mis derechos humanos, que incluyen: el derecho a una cultura, mi derecho al trabajo (sin la competencia desleal del ilegal, derecho que también tienen los trabajadores de USA respecto a la migración ilegal de mexicanos), el derecho de vivir de acuerdo con mis normas cívicas y de convivencia y obvio ¡El derecho a mi seguridad!… Por cierto, no estoy en contra de aquellas buenas conciencias que queriendo ayudar a migrantes “legales e ilegales” los quieran recibir,… pero en su casa… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador