Poesía, poetas y musas/Gerardo A. Herrera Pérez

Poesía, poetas y musas.

Gerardo A. Herrera Pérez

La Casa de la Cultura de Uruapan, que dirige Martín Paz Hurtado, reunió a la clase intelectual y literaria de la “Perla del Cupatitzio”; gente proba y generosa que ha transformado la palabra en expresión viva de la realidad de la región. En una tarde lluviosa, y en un recinto sobrio, se llevó a cabo un evento sin precedente, que recoge la emoción y pasión de quienes en sus corazones logran hacer de la palabra la magia de la vida; la voz en la palabra, o la poesía en la voz.

En dicha sesión literaria, se presentaron los poemarios: “Mi voz en la palabra“ de Marcela Campos García (MACA) y el “Lenguajero“ de José Luis Gutiérrez Peña (LUGUPE), y desde luego, conocí el poemario “La intimidad de la palabra”, de nuestro amigo Martín Paz Hurtado.

Tuve esa gran oportunidad de vida, de ser invitado a escribir la presentación del Poemario de Maca,  cuyo título me motiva, me sorprende, me empuja a reflexionar: “Mi voz en la palabra”; es decir, voz y palabra, que significan poder, de inmediato evoco a teóricos como: Marx Weber, Michel Foucault, Humberto Maturana, Adela Cortina, Enrique Dussel, que reflexionan sobre el poder, la vida y la ética, pero también a feministas como Nancy Fraser e, Isabel Santa Cruz, que nos hablan acerca de la igualdad y la justicia, en el ejercicio de la voz, del valor y el poder, pero también de la redistribución, el reconocimiento y la representación que deben de tener las mujeres desde una perspectiva de la complejidad, del holismo, lo sistémico e interdependiente.

Maca nos lleva de la mano mostrándonos entre líneas bien hilvanadas que la vida es poema; nos invita a compartir sus expresiones desde lo ético, lo estético, la búsqueda de la belleza en la naturaleza, pero también del arte, del canto, la prosa, del poema que hacen vibrar a la comunidad, y que entre el murmullo del río Cupatitzio, que es voz viva de la madre naturaleza, resignifican las palabras amor.  

De inicio a fin, el poemario nos remite a tres grandes temas: el cuerpo, la naturaleza,  las emociones y lo cognitivo, que en un ejercicio de apropiación de la realidad, son expresados con pasión, emoción, y la dureza y sensibilidad que demanda de una menta fresca y prodigiosa; temas que interpelan una sociedad de consumo, que se olvida del otro, para pensar solo en sí, en el hedonismo, en el narcisismo, el éxito, el lujo, la búsqueda de placer y los valores líquidos, dejando de lado lo más valioso la espiritualidad, por ello, este poemario, se escribe desde el sentipensamiento que  transforma en poemas, la importancia de la vida, esa vida que muere, esa vida que deja de existir, pero que continua en el cosmos, porque somos pluriversales y nos permite avanzar en la construcción de una realidad de lo posible, sin colonialismos, sin patriarcalismos, entregando la esencia de la vida, nuestra racionalidad, nuestra conciencia, que es magia, cuando se convierte en palabra.

El poemario nos trasporta en la carne, en lo material, el cuerpo, y su posición tridimensional: solo, en comunidad porque te prefiero a ti, en el mundo y planetario; el cuerpo en el hombre, en la mujer; el cuerpo en la sensualidad, y en la búsqueda del placer; el cuerpo como herramienta de racionalidad instrumental y crítica frente a la vida; el cuerpo y el mezcal y las bebidas espiritosas; el cuerpo de una femme fatale, de una mujer incómoda; cuerpo y respeto, antes que amor. El cuerpo como un instrumento performativo desde el manejo de los sentidos: los labios entre venus y mercurio; la vista que nos induce a ver el colibrí que busca el roció de la tarde, el cuerpo es tierra fértil. Si mi cuerpo hablara, sorprendería a presentes y ausentes, porque soy la vida, esa vida que muere, que se transforma en energía.

La temática de la naturaleza, es abordada en el poemario desde la sostenibilidad, para esta generación que vive la cuarta revolución industrial con inteligencia artificial, pero que nos ofrece poemas de respeto a la vida, a las plantas, a los animales y que esta desde ya dirigido a las próximas generaciones. La naturaleza con sus elementos la lluvia, el sol, la tierra, el oxígeno que nos permite “sembrar semillas de sol en lodo de lluvia de enero (para) imaginar tallos inquebrantables, ….tras la espera ansiosa emergieron frutos resplandecientes donde parecía que jamás florearía”.

La naturaleza desde el poemario, es una posibilidad de comprender la importancia de hacer unicidad con la naturaleza, de hacer simbiosofía; el poemario nos traduce el respeto al ser vivo, a las plantas, a las aves, a los animales, a un perro viejo pastor inglés o bien a un gato que tiene siete vidas.

La calidad del poemario asume un liderazgo exquisito de reflexiones teleológicas respeto de la vida y la humanidad, del continuum entre ser hombre y ser mujer, y las diferencias corporales que existen y les da visibilidad sin imprimir opresión, porque es libre, porque tiene autonomía, y porque vive en resistencia de su pasado y en su presente lo expresa.

Las emociones, la soledad para pensar y disfrutar, la fortaleza, el amor, la familia, la esperanza que nos permite amarrar, el respeto que nos ayuda a entender al otro sin colonizar, el amor y la agonía en ocasiones, aquí y ahora, en Uruapan, por los motivos que liberan, por la inspiración de cada letra que permite encontrar camino, por todos los porqués. Por una esperanza que nos convoca a no parar y esperar, sino que motiva para comprender y escribir lo que aun no se escribe, inventar lo que no se inventa, porque la esperanza es y será la utopía de todo humano sensible, generoso, amoroso, que busca la felicidad.

Maca es esa mujer que gime, que no se calla, que disfruta de la risa; Marcela Campos García, es la autora de “Mi voz en la palabra”, me complace escribir para ella: mujer integra, que me inspira y me anima a producir amor para el otro; misma reflexión ofrece Lugupe, “Es importante leer a Marcela porque ella mira el mundo con otro pensamiento, con otra visión que nos falta a los poetas actuales; leer a Marcela es descubrir otro mundo, mirar con sus ojos y leer sus pensamientos, nos avienta a un abismo insospechado de delicias y aventuras de su alma”.

El otro gran poemario, “El lenguajero”, de Lugupe, hombre sencillo, gentil, amable, generoso con la palabra y con un estilo propio, que lo hace único e irrepetible en todo lo que artística y de manera poética prepara y comparte con su otredad. Sus manos crean arte, y en su voz las palabras encuentran sus pares para formar las líneas que harán que el lector se apropie de su fantasía poética.  

Lugupe es de los hombres que tiene un perfil fuerte, rudo, pero que sus sencillos y cálidos comentarios tocan los corazones de las personas que le escuchan y que al son de su lectura podamos comprender que el lenguajero es una manera de compartir sus resistencias y enseñarnos a vivir en una realidad que puede ser posible; con “El lenguajero”, Lugupe presenta su último hijo literario; intenso es José Luis Gutiérrez Peña, quien en su recorrido de vida ha logrado llegar a este momento con su vigésimo hijo.

Finalmente, “La intimidad de la palabra” de Martín Paz Hurtado, nos permite acompañarlo en eso que él llama “Y mis voces, dejadas con la tinta sobre el papel extendiendo sus alas, alzan el vuelo para viajar sobre el esperanzado refugio de aquellos vuestros ojos” y que para quien esto escribe es libertad, sin sujeción, que encuentran sentido cuando amalgamadas letra, palabra y poesía “devienen, confluyen y exploran interiores.

Martín Paz, encuentra el significado literario de su obra, cuando expresa y comparte que “La poesía es la voz que aflora el sentido de lo íntimo, trasciende al ser, deviene, devela y le desnuda, dejando expuesta la conjunción de su palabra.   

Martín un hombre maduro intelectualmente, con una gran capacidad para expresar sus emociones y la pasión que siente por la palabra que construye poesía, nos obsequia su intimidad y sentimientos y su compromiso social tanto en el “Encuentro de poetas del Cupatitzio” que coordinó de 2015 a 2020, como en redes sociales el novedoso programa poético cultural “Palabra con aroma de café”.