Diálogos de vida/Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
“De animales a dioses”
De animales a dioses es uno de los mejores libros que he leído, ameno e ilustrativo; en él, Yuval Noah Harari traza el camino que ha seguido la humanidad a través de los siglos.
Dos asuntos marcaron mi semana; el primero la reafirmación de que el objetivo de quienes van a la escuela o a la universidad, no es obtener un diploma o un título, sino el aprender, el adquirir saberes, conocimientos; reforzado ello por la afirmación de Nuccio Ordine, maestro y pedagogo italiano quien expresa, lo cito: “…Que no se va a la universidad para obtener una licenciatura, la cosa principal que debemos enseñar a nuestros estudiantes, es que la cultura, que el estudio no sirven solo para una profesión, la cultura y el estudio sirven sobre todo para formar a ciudadanos libres, hombres y mujeres capaces de razonar con su propia cabeza…” Entender esto es primordial para formar ciudadanos y para que nuestros hijos y alumnos, en el tiempo que tienen de vida, alcancen a desarrollar todo su potencial para tener una vida plena y ser felices.
Acto y potencia fue un concepto expresado por Aristóteles: “Por ser en acto se refiere a la sustancia tal como en un momento determinado se presenta o es y la conocemos; por ser en potencia entiende el conjunto de capacidades o posibilidades de la sustancia para llegar a ser, aunque de momento no lo sea…”, ej. Un grano de trigo es, en acto, un grano de trigo, pero en potencia puede ser una espiga. De la misma forma una persona es, pero tiene potencial para desarrollarse y ser; pero, a diferencia del grano de trigo que requiere de tierra fértil y agua, la persona depende, en mi opinión de dos factores: el primero la voluntad de llegar a ser lo que puede ser, es decir la decisión convertida en acción de “crecer”, y, añadiría, el equivalente de la tierra fértil y el agua que representa un buen maestro, personificado en los padres y tutores, sí, pero sin duda en los maestros en la escuela formal y en la vida. El punto es; si para que un educando pueda desarrollar todo su potencial es necesario un buen maestro: ¿Cuál debe ser la estrategia y objetivo de un sistema educativo respecto a la selección, formación, educación y capacitación de los maestros?, dada la respuesta… sin excusas ni pretextos ¡Hagamos lo conducente! ¡Seleccionemos y formemos, eduquemos y capacitemos a quienes van a ser maestros de nuestros niños y jóvenes!… ¡Así de sencillo!
Inicié está colaboración con el tema del libro: “De animales a dioses”, porque el autor, Yuval Harari, llega a una conclusión provocadora: Que el éxito de la especie humana no se debe a las capacidades personales o individuales, puntualizando que a pesar de cada uno quisiéramos creer que somos especiales y podemos tener grandes logros, el hecho es que a nivel individual no somos muy diferentes a un chimpancé, y que posiblemente, si quedáramos aislado en una isla desierta con un chimpancé y tuviéramos que luchar por la supervivencia, este tendría mejores oportunidades que nosotros. El punto es que la ventaja real de los humanos, de acuerdo con Harari, yace en: “nuestra capacidad única para cooperar flexiblemente a gran escala”; ya que somos los únicos animales que podemos hacerlo; y amplía: si bien las hormigas y las abejas como seres sociales pueden cooperar entre ellas, lo hacen de forma rígida, son inflexibles en su forma de cooperar. Ante una amenaza, la colonia de abejas no puede cambiar de la noche a la mañana su sistema social, y ejemplifica, las abejas no pueden decir: ¡Ejecuten a la reina, y hagamos una república! Otros animales sociales, como los lobos, delfines o chimpancés, explica, solo pueden colaborar en pequeños grupos y condicionados al conocimiento individual que cada uno tiene del otro; un lobo no colabora con otro lobo si no es de su manada.
La segunda característica que da ventaja a los humanos, es la capacidad de construir redes de cooperación muy sofisticadas que nos permiten el intercambio global de conocimientos (para bien y para mal), lo que a la fecha nos ha dado el dominio sobre el planeta mientras los chimpancés están en zoológicos o en laboratorios.
De los anterior surge la pregunta; ¿qué es lo que nos da esa capacidad de cooperación tan sofisticada?... La respuesta que da Harari es: ¡La imaginación!, lo que nos permite crear “realidades” imaginarias, crear ficciones como el dinero, la moda o la existencia de Dios, lo que logra cosas como el construir una catedral con la participación de cientos o miles de personas. Los demás animales solo comunican la realidad (un peligro o dónde hay alimento). El crear ficciones, cuando estas son aceptadas y convencen a mucha gente, logra comportamientos sociales que obtienen la cooperación masiva e impactan (y modifican) la realidad (para bien y para mal).
Dicho lo anterior pregunto: ¿si el planeta va mal, si México va mal, debemos aprovechar la forma en que funcionamos los humanos para generar acciones colectivas que modifiquen la realidad y nos permitan construir un mejor futuro?, si la respuesta es: ¡Sí!, lo que seguiría es formar y capacitar a nuestros líderes y obvio, a nuestros maestros para educar a nuestros niños, jóvenes y adultos de manera tal que socialmente actuemos orientados a valores generales positivos y recuperemos el rumbo de un progreso sustentable y sostenible donde cada persona, cada ciudadanos, con un trabajo de ocho horas, pueda acceder a una vida digna y a ser feliz… ¡Así de sencillo!
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Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores