Opinión/José Luis Camacho Acevedo
Excesos de otro mundo, síntomas de decadencia de este.
A quienes nacimos a mediados del siglo pasado nos llenó de emoción e intriga los sucesos de la llamada carrera espacial, protagonizada por los Estados Unidos de América y la entonces Union de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), ocurrida por supuesto al calor de la guerra fría, en la que americanos y soviéticos se disputaron el control estratégico del espacio exterior, en esta disfrazada carrera armamentística.
Fue así que vimos tomar la delantera a la URSS en 1957, siendo ellos quienes lanzaron el primer satélite de fabricación humana para orbitar la tierra, el famoso SPUTNIK 1, (Por cierto, si hoy se le preguntara a un niño de esta generación: ¿Qué es eso? Muy probablemente respondería que una vacuna contra el covid).
Nos entusiasmó también cómo fue que la perra LAIKA, se convirtió en el primer animal en viajar al espacio. (Aunque murió una semana después del lanzamiento por falta de oxígeno, hoy seguramente los ambientalistas lo hubieran impedido).
Igualmente sentimos emoción total cuando los Estados Unidos se recuperan y lanzan el primer satélite de comunicaciones: El SCORE. Y después en el 61, hacen navegar por el espacio exterior a HAM el chimpancé durante 16 minutos y 39 segundos y lo regresan con vida.
Fue hasta el 12 de abril de 1961 cuando Yuri Gagarín a bordo del VOSTOK regresa la delantera a la URSS al convertirse en el primer humano en viajar al espacio exterior.
Y así, el 20 de julio de 1969, en la misión APOLO 11, Neil asmstrong se convierte en el primer hombre en pisar la luna. Dándole con ello, material chovinista a músicos, escritores y cineastas estadounidenses para proclamar la “indiscutible victoria norteamericana en la carrera espacial”.
Hoy en día, seis décadas más tarde, la guerra ya no es entre naciones, potencias mundiales que búscan demostrar su supremacía, no, ahora la lucha es entre millonarios, una fatua competencia por demostrar quién es más rico, más excéntrico y cual de sus compañías gana más en la bolsa de valores con ello.
Son conocidos como "NewSpace", multimillonarios interesados por conquistar el espacio ahora desde fondos privados y misiones con pasajeros ocasionales.
Los más destacados: Richard Branson, Elon Musk y Jeff Bezos, todos ellos con el denominador común de haber amasado sus fortunas en otras industrias, pero interesados ahora en catapultarlas con esta fantástica idea. La Luna y Marte son su proyecto como destino turístico de esnobs terrícolas que no sepan dónde gastar su dinero.
Han anunciado ya, que un viaje al espacio exterior andaría cerca de la friolera de un cuarto de millón de dolares por unos minutos en la zona antigravedad espacial.
A la reflexión:
¿Qué está pasando en este mundo de contrastes?
Un mundo con la fórmula 50-1/1-50.
Es decir, el 50% de la población mundial posee el 1% de la riqueza generada, mientras que el 1% de los más ricos se reparte casi el 50% de todos los bienes del mundo.
Pandemia mundial, cambio climático, pobreza extrema y estos pensando en semejantes vanalidades.
Como diría el filósofo de Morelia, Marco Antonio Solís “El Buki”:
¿A dónde vamos a parar?