Opinión/Gonzalo Gabriel Estrada
La casa ejidal y comunal es nuestra
Gonzalo Gabriel Estrada Cervantes
La casa ejidal y comunal es nuestra Gonzalo Gabriel Estrada Cervantes Saltillo, Coahuila; a 15 de julio de 2021. En nuestro país tenemos 32,206 núcleos agrarios de los cuales 29, 795 son ejidos y 2, 409 comunidades (RAN, 2021).
Sin contar con un dato preciso, posiblemente un 85% de los ejidos y comunidades cuentan con casa ejidal o casa comunal en donde celebran sus asambleas de manera periódica. A estas asambleas que generalmente de reúnen una vez cada seis meses confluyen los casi 5 millones de comuneros y ejidatarios del país.
En los 102 millones de hectáreas de propiedad social que equivalen al 50% del territorio nacional, existen por razones geográficas y naturales, multiplicidad de contrastes. Tenemos, por decirlo de algún modo núcleos agrarios ricos y núcleos agrarios pobres. Sus casas ejidales o comunales, en el caso de los núcleos agrarios con recursos precarios, requieren de una rehabilitación, de una dignificación del edificio y su mobiliario, que puede incluir infraestructura “postpandemia”.
En el momento político actual, en el que se intenta poner freno al desmantelamiento neoliberal de la propiedad social en México, es importante rescatar la figura del ejido y la comunidad como un ente institucional donde se desarrolla una gran actividad económica primaria, secundaria y terciaria, en beneficio de la sociedad mexicana y del 21% de la población rural del país (INEGI, 2020).
Y desde luego una rica actividad social y cultural. En consecuencia, el gobierno de México, encabezado por el presidente López Obrador, puede orientar una política pública de dignificación de las casas ejidales y comunales, analógicamente al programa “La escuela es nuestra”, dotando de recursos directamente a los núcleos agrarios para dignificar esos espacios en los que se discute, se debate y se legislan asuntos de la mayor trascendencia para la vida económica y social de México.
Nuestros sujetos merecen reivindicar de la mano de Instituciones como la Procuraduría Agraria y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), políticas públicas que reafirmen sus lazos identitarios para lograr el bienestar agrario y el bienestar de la sociedad rural. Estas políticas públicas deberán ir acompañada de recursos presupuestables que tendrán que analizarse en la cámara de Diputados y su comisión de reforma agraria.
“La casa ejidal y comunal es nuestra”. Vamos a rescatarla. *El autor es Licenciado en Derecho, Maestro en Desarrollo Rural y Maestro en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad. Diplomado en Unión Europea. [email protected]