Opinión/Erik Avilés Martínez
El renacimiento tricolor en Morelia
Horacio Erik Avilés Martínez
Después de un sexenio de inercia negativa para el Partido Revolucionario Institucional en el municipio de Morelia hubo un efecto importante en las urnas el pasado 6 de junio. Revisando los resultados electorales hay hallazgos interesantes a remarcar. Primeramente, en Morelia, el voto duro -de 4 veces PRI- fue de 43 mil almas, el cual sirvió para darles la victoria a quienes la obtuvieron.
Lo dicen las cifras. Se emitieron 43 mil 497 votos para los candidatos a diputado local votando exclusivamente para el PRI. En el Distrito 16 fueron 11 mil 309 votos, en el Distrito 17 se emitieron 11 mil 661, en lo que respecta al Distrito 10 hubo 9 mil 565 y para el Distrito 11 fueron 10 mil 962
Para diputado federal, fue muy parecida la situación, el total de votación para el puro PRI en Morelia fue de 43 mil 674 votos. En el Distrito 8 fueron 20 mil 405 votos por el PRI. De un total de 53 mil 215 votos que sacó el candidato, mientras que por el Distrito 10 fueron 23 mil 669 votos por el puro PRI, de un total de 83 mil 361 votos.
Para gobernador, Carlos Herrera Tello sacó por el puro PRI en Morelia, 43 mil 119 votos, de un total de 138 mil 301. Entonces, es muy fácil inferir que la estructura priista, con todo ya, aportó 43 mil votos por tipo de elección en Morelia, con una oscilación realmente mínima entre tres diferentes tipos de candidatura, de solo 500 votos de diferencia, que representan apenas el 1 por ciento. La excepción fue el candidato a presidente municipal.
En Morelia, fueron 21 mil votos más para el candidato a presidente municipal Guillermo Valencia Reyes, quien obtuvo 64 mil 502 sufragios a su favor. Casi el 50 por ciento más que los otros siete candidatos. Ello implica una anomalía en la tendencia, que abre interrogantes.
La primera, si el capital político del activista Guillermo Valencia que se atrevió a votar por él a pesar de ir por el PRI -toda vez que su preferencia electoral se triplica cuando se convierte en independiente, de acuerdo con varios ejercicios demoscópicos- solamente mide 21 mil votos o si tiene mayor potencial de crecimiento. Si se asumiera un efecto triplicado, esos 42 mil votos adicionales por una candidatura independiente le hubieran representado 107 mil sufragios y el triunfo.
La segunda, si Guillermo Valencia desbordó su respaldo hacia los votantes monobloque y los amplificó a llevarlos hasta 43 mil. Ese es un segundo efecto borroso, toda vez que por el sistema de votación en México se tienen boletas, que representan decisiones individuales y aisladas, mas no casos, como pudiera suceder que, a cada votante, respetándose su anonimato, tuviera posibilidad de dársele seguimiento a su comportamiento electoral en los cuatro sufragios que emitiera. Lamentablemente, aún el sistema democrático de nuestro país no blinda tanto a los electores como para exponerlos así a una eventual filtración de sus decisiones electorales, así que este fenómeno será sumamente difícil y costoso de rastrear.
Una tercera interrogante, ¿qué hubiera pasado sin la participación de Guillermo Valencia en la elección? Asumiendo 43 mil votos duros transferidos directamente al candidato del PAN-PRD, hubiera ganado sin problema alguno. Pero, en caso de que se hubiera caído el efecto “4 veces PRI”, se pudo haber ido una fracción de esos 43 mil, lo cual incluso pudo haber incidido en los resultados electorales y decantando el triunfo a favor de los candidatos morenistas.
Más aún, ¿qué destino hubieran corrido los 21 mil votos adicionales que obtuvo Guillermo Valencia al voto duro? Recordando que la diferencia entre el primer y segundo lugar fueron 15 mil 095 votos, un voto diferenciado marcado entre esos 21 mil electores pudieron haber modificado el sentido de la elección.
En suma, sin la participación de Guillermo Valencia en las elecciones de 2021 el destino pudo ser otro, especialmente a favor de los representantes de MORENA.
Sin duda, resulta remarcable el desempeño del candidato a presidente municipal priista de Morelia. Sí bien, porcentualmente fue quien estuvo más lejos de la victoria de los ocho candidatos que presentó el partido en este municipio, demostradamente fue un factor disruptivo que merece seguimiento desde ahora rumbo al 2024. Definitivamente, Guillermo Valencia fue un factor de renacimiento para el tricolor en Morelia. Además, constituyó un dique de contención que evitó la alianza fuera borrada por MORENA en la capital de Michoacán.
Más aún, ante los hechos violentos que se dan al interior del PRI a escala nacional, cobra mayor relevancia quienes le pueden dar estabilidad al tricolor y quienes son los liderazgos que más le aportan. Bien harían en dimensionar su aporte y valía.
Más allá de la decisión que tome el líder moral de Revolución Social en sus próximos pasos políticos, es un hecho que ya quedó para la historia el esfuerzo por reforzar el voto duro y el haber obtenido casi el 50 por ciento adicional de la votación que consiguieron los demás candidatos del PRI puramente, lo cual supera las votaciones de las dos últimas elecciones, en las cuales el tricolor era el partido en el poder federal. Al tiempo.