Opinión/David Colmenares Páramo
La Innovación digital en la fiscalización superior como respuesta a la pandemia de COVID-19
Por David Colmenares Páramo
La pandemia de COVID-19 es un gran desafío que ha puesto a prueba nuestra capacidad para adaptarnos rápidamente a las nuevas circunstancias. Las Entidades de Fiscalización Superior (EFS) no somos ajenas a esta “nueva normalidad”, marcada por restricciones significativas en la interacción y desplazamiento de las personas y, por ende, de los equipos auditores.
Para la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la crisis se tradujo en una oportunidad de reflexionar, innovar y buscar nuevas soluciones para asegurar la continuidad de nuestra labor. Ello nos llevó a implementar diversas medidas para fortalecer nuestra labor fiscalizadora y facilitar que nuestro personal trabajara a distancia. Por ejemplo, en el aspecto tecnológico, si bien contábamos con los equipos de cómputo y los sistemas informativos necesarios para que los auditores pudieran continuar sus labores desde casa, detectamos varias problemáticas, por ejemplo, no se contaba con acceso remoto a los sistemas de información del gobierno, que les permitieran realizar, a distancia, las auditorías programadas.
Lo anterior hizo patente la brecha de vulnerabilidad de acceso a la información a la cual nos enfrentamos como EFS. En una crisis como la actual, es indispensable que los gobiernos cuenten con sistemas que puedan garantizar que su operación y la prestación de los servicios continúe sin interrupciones. En este sentido, es necesario que los auditores puedan acceder a los sistemas de información gubernamentales de forma remota, tanto para realizar auditorías como para hacer un monitoreo continuo del desarrollo de las acciones emprendidas por las autoridades.
Cabe destacar que, en los últimos dos años, la ASF diseñó una estrategia de cambio institucional, a través de la implementación de nuevas técnicas de auditoría y la incorporación de nuevas tecnologías en sus procesos de fiscalización, en pro de la transparencia y la rendición de cuentas. Sin embargo, la crisis sanitaria originada por el COVID-19 obligó a la ASF a acelerar la puesta en marcha de esta estrategia, especialmente en aquellos aspectos vinculados con la realización de procesos de fiscalización no presenciales por medio de la utilización de sistemas tecnológicos para así coadyuvar en la disminución de la propagación del virus y reducir el riesgo de contagio entre los auditores y el personal de los entes fiscalizados.
Es así como la pandemia de COVID-19 obligó a las Entidades de Fiscalización Superior a adaptarse velozmente a una nueva realidad para asegurar la continuidad de su labor fiscalizadora sin poner en riesgo la salud y bienestar de su personal auditor y sus familias. En este sentido, la ASF adoptó una serie de medidas con la finalidad de fortalecer tanto su labor fiscalizadora como su organización interna para hacer frente a la emergencia sanitaria.
Dentro del primer paquete de medidas, se encuentran la adopción de nuevas herramientas tecnológicas en el trabajo de auditoría. Muchas de estas medidas ya formaban parte de la estrategia de cambio institucional diseñada e implementada recientemente por la ASF, la cual debió acelerarse para poner en funcionamiento las herramientas tecnológicas que permitieran poner en marcha los procesos de auditorías digitales o a distancia para hacer frente al desafío que implican las restricciones a la movilidad y convivencia establecidas para disminuir la transmisión del virus SARS-CoV-2.
Así, la ASF creó tres herramientas digitales: el Buzón Digital ASF, el SiCAF y el Sistema Integral de Citas, las cuales nos permiten dar continuidad a la revisión de la cuenta pública en un contexto de emergencia y, además, contribuyen a incrementar el alcance e impacto de nuestra labor fiscalizadora para marcar la diferencia en la vida de la ciudadanía. Los tres instrumentos expuestos en este breve artículo son ejemplos de innovación que han dado paso a la simplificación de procesos, sin dejar de lado la seguridad y certeza en el intercambio de información y que fortalecen la transparencia y la rendición de cuentas, ya que garantizan la inmediatez en la atención de requerimientos de auditoría, reducen los tiempos de espera y disminuyen el traslado de personal, lo que además de reducir los riesgos de contagio nos permite “hacer más con menos” y estar preparados para hacer frente a la incertidumbre generada por la pandemia o cualquier otro desafío futuro.