Obesidad, padecimiento presente en 7 de cada 10 michoacanos
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MORELIA, Mich., 4 de marzo de 2021.- Un total de siete de cada 10 michoacanos presenta sobrepeso u obesidad, condiciones asociadas a un superávit calórico frente a la demanda energética del individuo; acumulación de grasa, especialmente en la región abdominal; ingesta inmoderada de alimentos procesados, con alto contenido calórico o de azúcares; baja actividad física, y factores genéticos, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El IMSS especificó que en la entidad el 70 por ciento de la población padece algún grado de sobrepeso u obesidad, lo que coloca a Michoacán como el quinto estado en el país con mayor prevalencia de estas condiciones.
Por su parte, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición establece que el 75.8 por ciento de la población michoacana experimenta obesidad abdominal, que se detecta cuando el perímetro de la cintura excede los 80 centímetros en las mujeres y los 90 centímetros en los varones; esta cifra posiciona al estado en el sitio 13 a escala nacional, y con una media superior al promedio nacional, 74 por ciento de la población.
En lo específico, el 13.6 por ciento de los michoacanos de 12 a 19 años enfrenta algún nivel de sobrepeso u obesidad, lo que incrementa el riesgo de padecer, en la edad adulta, diabetes mellitus, hipertensión arterial, arterioesclerosis, infartos, fallas hepáticas y renales, entre otras complicaciones vinculadas al síndrome metabólico.
Pero, ¿qué es la obesidad?
La obesidad es la acumulación excesiva de grasa corporal, que puede ser generalizada o focalizarse en algunas regiones; si bien la grasa excesiva es nociva para la salud, la acumulada en la zona abdominal se asocia a un mayor riesgo y severidad de enfermedades metabólicas.
Factores como una mala alimentación, basada en la ingesta de alimentos hipercalóricos, dulces y procesados; falta de ejercicio físico; herencia genética; el consumo inmoderado de alcohol; algunas enfermedades y trastornos hormonales, hábitos poco saludables, entre otros, favorecen el desarrollo del sobrepeso y la obesidad.
Una acumulación excesiva de grasa corporal conlleva compromiso cardiorrespiratorio, mayor exigencia del sistema músculoesquelético, limitaciones en la movilidad, mayor riesgo de enfermedades crónico degenerativas y mayor vulnerabilidad ante infecciones, como es el coronavirus (Covid 19).
¿Cómo identificar el sobrepeso y la obesidad?
Existen diversos procesos para determinar si un individuo padece de grasa corporal excesiva, pero la medición del perímetro de la cintura y el índice de masa corporal (IMC) son dos de los métodos más utilizados para estimar problemas de sobrepeso u obesidad.
En el caso del perímetro de la cintura, se prevé que un valor mayor a 80 centímetros en las mujeres o 90 en los varones indica posible acumulación de grasa abdominal, lo que proporciona la forma corporal conocida como de manzana y vinculada a un mayor riesgo de diabetes mellitus.
El IMC relaciona el peso y la estatura para obtener un valor numérico que, por debajo de 18 indica infrapeso; de 18 a 24.9, peso normal; de 25 a 29.9, sobrepeso, y mayor a 30, obesidad.
Tratar el sobrepeso y la obesidad normalmente requiere de una intervención interdisciplinar, ya que, si bien estas condiciones son causadas por una ingesta de calorías mayor al gasto energético del individuo, el tratamiento es más que sólo reducir el peso.
En primera instancia se debe verificar el origen de la grasa corporal excesiva, para definir si existe un problema sistémico, como alguna falla en la glándula tiroides; asimismo, se debe conocer si hay problemas de conducta o psicológicos detrás de los malos hábitos alimenticios, como depresión o ansiedad.
Los profesionales de la salud son los indicados para determinar un régimen alimentario y de ejercicios acorde con las necesidades de cada paciente, por lo que no se recomienda adoptar dietas genéricas o destinadas a individuos en concreto por sus nutriólogos.
Una baja rápida de peso puede llevar a una descompensación que agrave los daños ocasionados por la acumulación de grasa corporal.
Estar gordito no es estar sano
Aunque hace algunas décadas se asociaba el sobrepeso y la obesidad con la buena alimentación, hoy se sabe que una acumulación de grasa corporal excesiva no corresponde a buena nutrición y no es indicador de estado saludable.
Los menores de edad requieren de nutrientes como hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas y minerales para su correcto desarrollo, y, en distintas proporciones, los adultos deben mantener este equilibrio, con las salvedades indicadas para casos específicos, como pacientes de insuficiencia renal, quienes regularmente deben abatir su ingesta proteica, o enfermos de diabetes, quienes deben mitigar el consumo de azúcares.
Idealmente, el organismo debe consumir las calorías que requiere para su actividad diaria, sin que falten o sobren, además de cuidar la calidad de los nutrimentos para asegurar la reposición celular y la regeneración de los tejidos.
Si bien en las últimas décadas se impuso el consumo de alimentos light, bajos en calorías, grasas o azúcares, su ingesta puede llevar a problemas de salud, así como a ralentizar la pérdida de peso.
Y es que muchos productos bajos en azúcar compensan el sabor dulce con la adición de aminoácidos con esta característica, mientras que productos bajos en grasa contienen altos niveles de azúcar o saborizantes, para mejorar la textura de los alimentos.
Muchas personas creen que es la grasa el principal causal de la obesidad, pero el metabolismo convierte en grasa los excedentes de cualquier nutrimento, especialmente de carbohidratos, a manera de almacenamiento de energía para enfrentar eventuales hambrunas, un mecanismo heredado de los antepasados que no tenían certeza de la disponibilidad de alimentos.