Contexto/Fernando Ramírez de Aguilar L.
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA XLV… “El reino y el poder. La independencia periodística frente a las mentiras gubernamentales…”
El escritor y periodista estadounidense Gay Talase publicó en los años setenta el libro “El reino y el poder”, que es una historia del diario New York Times y en donde narra, puntualmente, diversos pasajes sobre las confrontaciones que tuvieron los editores, tanto con la presidencia como con el congreso de los Estados Unidos, y cómo las investigaciones reporteriles impidieron los abusos de poder. Es uno de los libros que marcó mi vida periodística.
En una de sus últimas entrevistas, Gay Talase, hijo de inmigrantes italianos, respondió a dos preguntas cruciales:
P.- El periodismo lleva unos años en crisis. ¿Hay algo que los periodistas podamos hacer mejor?
R.- Hoy los periodistas no hacen bien su trabajo. Les falta imaginación y también olfato para saber dónde están las buenas historias. Dependen demasiado de los políticos y los políticos les ofrecen una versión interesada de la realidad. Los periodistas están ahí para ayudar a sus lectores a comprender mejor la realidad y no para tragarse la propaganda del gobierno.
P.- ¿Qué consejo le daría a un joven reportero?
R.- Le diría que debe aspirar a ofrecer una perspectiva distinta de la realidad. Hoy todos los periodistas hacen lo mismo. Cubren el Senado o la Casa Blanca y corren detrás de los poderosos. Están demasiado cerca del poder económico, político o militar. No son suficientemente radicales, escépticos o independientes. A menudo se creen la basura que les cuentan. Necesitamos más periodistas que desconfíen del poder público o económico. Deben ser más independientes, más audaces.
Y es que, a 29 meses de su gobierno, muy a su estilo, Andrés Manuel López Obrador, ha utilizado sus conferencias de prensa tempraneras para agredir, insultar, utilizando un discurso demagogo y descalificador a los medios de comunicación, principalmente a los más importantes analistas y cobijando a un grupo de estúpidos incondicionales que no tienen ni trayectoria ni prestigio periodístico y que le hacen preguntas a modo, para que se luzca. También, se ha aliado con algunas empresas que estaban en quiebra antes de que llegara al gobierno --como es el caso de La Jornada--, y con otras, como las de Salinas Pliego, con las que ha mantenido la misma relación perversa que tenían panistas y priístas.
No ha sido solidario con las demandas laborales de los trabajadores de los medios de comunicación, como son los casos concretos de los trabajadores de los sindicalizados de la propia Jornada, Notimex y de unomásuno, por mencionar algunos y ha defendido los ataques a los analistas desde las mismas redes del poder a través de su vocero Jesús Ramírez Cuevas, un mediocre ex reportero de La Jornada y que vino a sustituir a César Yañez.
No se puede generalizar. Ni toda la prensa es vendida ni lo es suficientemente crítica. Pero tampoco no pueden subestimarse las aportaciones que los medios de comunicación han hecho para la transición democrática que tuvo lugar luego de siete décadas de autoritarismo priísta. La persistencia de muchos periodistas por mantener espacios de independencia y libertad en un régimen en el que antes desde la Secretaría de Gobernación se dictaban cuales debían ser las noticias importantes en México, modificaron indudablemente la relación.
Con la llegada de Internet, el surgimiento de las redes sociales, el nacimiento de espacios noticiosos digitales, el cambio generacional, han motivado que muchos medios de comunicación verdaderos tengan que reinventarse, pues muchos que sirvieron a intereses políticos y económicos ya desaparecieron. En ese sentido, López Obrador, que se tardó 18 años en llegar a la presidencia de la República, llegó totalmente desfasado.
Su relación con la prensa es mala, ya que sus posicionamientos a través de las conferencias mañaneras dan pie a que los medios severamente lo critiquen porque tiene un discurso ya muy desgastado, frases muy repetitivas, donde acostumbra a insultar, agredir y hasta defender hasta violadores. Este tipo es tan soberbio, que jamás ha reconocido que se ha equivocado ni tampoco ha ofrecido disculpas.
Por otra parte, paralelamente al desarrollo de la vacuna, investigadores de todo el mundo están probando varios medicamentos existentes, que también pueden ayudar contra el Covid-19, con lo que se ahorraría tiempo y se podrían salvar vidas.
Quizás no sea necesario encontrar un nuevo fármaco contra el nuevo Covid-19, ya que es posible que haya principios activos que puedan ayudar contra ese virus. Aunque se han iniciado al menos 68 proyectos de vacuna en todo el mundo, en La Asociación Farmacéutica Alemana VFA creen que, incluso si se encuentra una vacuna adecuada este año, es poco probable que se vacune masivamente a la población.
En la actualidad se están barajando diversas opciones. Los antivirales fueron diseñados para bloquear la propagación de los virus o prevenir que accedan a las células pulmonares. Ya se usaron contra el VIH, el ébola, el SARS o el MERS. Los immunomoduladores limitan las reacciones de defensa del cuerpo de tal manera que el sistema inmunitario no reaccione de forma extrema y cause daños adicionales. Estos se desarrollaron para el tratamiento de artritis o enfermedades inflamatorias intestinales.
Los medicamentos para proteger los pulmones están diseñados para garantizar que los pulmones sigan suministrando suficiente oxígeno a la sangre. Los medicamentos se desarrollaron para tratar la fibrosis pulmonar idiopática. Se puede evitar el endurecimiento del pulmón.
Lo obvio es, por supuesto, volver a dedicar medicamentos antivirales que ya han funcionado contra otros coronavirus. Después de todo, tanto el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) como el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS) son causados por este tipo de virus. Y el nuevo patógeno Covid-19 se considera una variante del patógeno SARS de 2002.
El principio activo remdesivir, que se desarrolló originalmente para combatir el ébola, también fue eficaz contra los coronavirus SARS y MERS. Sin embargo, remdesivir, desarrollado por la compañía farmacéutica estadounidense Gilead Sciences, no fue completamente convincente en los ensayos clínicos. Por lo tanto, ya se está experimentando con otros medicamentos, como el japonés Avigan, que actualmente causa expectación mundial pues se utilizó contra la gripe con el principio activo favilavir. En fin, hay que esperar y tener mucha esperanza en los científicos y no en los políticos.