Itinerario Político/Ricardo Alemán
Cada vez son más los periodistas, intelectuales, críticos y opinantes que, en general, recurren al coloquial “¡basta!”, para advertir que el gobierno de López Obrador está matando a los ciudadanos.
Y es que al tiempo que crece el reclamo ciudadano y que se multiplica el ruidoso “¡basta!”, también se achica la responsabilidad y el compromiso de quienes debieran estar en la primera línea de la lucha contra la pandemia.
¿Dónde está, por ejemplo, la obligación del Congreso, en tanto representación del Poder Legislativo, para actuar contra servidores públicos ineficaces, indolentes e ignorantes, a quienes debió iniciar juicio político por su ineficacia en la muerte de cientos de miles de mexicanos?
¿Dónde están los ministros de la Corte, en tanto cabeza del Poder Judicial, quienes debieron llevar a juicio a los culpables de que esté fuera de control el manejo equivocado de la pandemia y que, por esa razón, hayan perdido la vida por lo menos 150 mil mexicanos?
¿Dónde están los partidos políticos, en quienes recae la responsabilidad de iniciado un juicio político y la destitución del presidente López Obrador, el culpable número uno del fracaso en todo el nuevo gobierno?
Sí, ante la pandemia fuera de control, ante la muerte de casi 5 mil ciudadanos en sólo los últimos tres días en todo el país, y ante la carencia total de hospitales, no aparece ninguno de los responsables del Estado mexicano; ninguno de ellos ha sido castigados por los crímenes de Estado a causa de la deficiente estrategia pública para erradicar la pandemia.
En cambio –y en sentido contrario a la deficiente respuesta de las instituciones del Estado mexicano--, cada día son más los articulistas, columnistas, intelectuales y reporteros que revelan el tamaño de la tragedia sanitaria y del fracaso del gobierno de López Obrador.
Y, en esa ocasión, le correspondió al articulista de Reforma, Jorge Suárez Vélez, quien en su colaboración semanal narró en primera persona la muerte de su madre, a causa del Coronavirus.
El reputado articulista le recomienda al presidente mexicano olvidar la política y las obras faraónicas y dedicar tiempo, dinero y esfuerzo a salvar vidas; la vida de los mandantes.
Y lapidario, Suárez Vélez concluye: “Este no es momento para ganar votos, es momento para salvar vidas”.
Y es que para nadie es nuevo que, a causa de la deficiente y hasta torpe atención a la pandemia, el gobierno federal está matando a ciento de miles de ciudadanos, a los auténticos mandantes, a quienes está obligado a proteger y de quienes dimana la verdadera fuente del poder.
Sí, nos guste o no, el ineficaz gobierno de López Obrado está matando a cientos de miles de mexicanos, de todas las edades y todos los estratos sociales, a quienes, de manera literal, abandonó a su suerte.
Pero no, que nadie se equivoque. Nadie está diciendo que el presidente Obrador y/o que su gobierno son culpables de la pandemia.
No, está claro que la pandemia es una calamidad natural, casi imposible de evitar, pero con muchos recursos para su prevención, contención y hasta para lograr su erradicación, con una vacuna a tiempo.
Sin embargo, el gobierno de López Obrador ha fallado precisamente en la prevención, en las medidas de contención y, sobre todo, en las políticas públicas acertadas, correctas y puntuales para evitar la propagación del virus.
En pocas palabras, están a la vista del mundo las evidencias de que la pandemia está fuera de control a causa de un gobierno no sólo incompetente sino analfabeta; son públicas las pruebas de que el gobierno de Obrador reaccionó no sólo tarde, sino de manera equivocada y hasta criminal en las políticas de prevención.
Y, sobre todo, los números son demoledores y de escándalo; números propios de un rotundo fracaso sanitario y político del gobierno de AMLO; cifras de las más altas del mundo y que en cualquier democracia que se respete, ya habrían provocado la renuncia de todo el gobierno.
Pero en México no pasa nada; en México muchos aplauden los crímenes de Estado y solapan la ineficacia y las mentiras oficiales.
En México ninguna institución del Estado ha llamado a cuentas a los responsables de la tragedia y no parece que existirá ninguna autoridad preocupada por castigar la indolencia, la indiferencia y el valemadrismo oficiales.
¡Ya basta, nos están matando!Al tiempo.