Crisis llevó a Eva a negociar con los Reyes Magos el regalo de su nieto
MORELIA, Mich., 6 de enero de 2021.- El caso de Eva, una mujer de 58 años, es muy particular. Su hija radica en Ciudad de México, con la intención de mejorar su nivel de vida, y cuando se fue, dejó a su hijo José Juan, al cuidado de Eva, por lo que para este año, la abuela tuvo que negociar con los Reyes Magos los regalos de José Juan.
Elisa, hija de Eva y madre de José Juan, mandó dinero para que los Reyes pudieran llegar sin problema; "yo ya tenía un guardadito", asegura Eva a este medio.
José Juan, un tanto ajeno a la charla con su abuela, juega con un carro de bomberos que le trajeron este año los Reyes Magos. También le trajeron un barco pirata, y en la imaginación de un niño, ambos juguetes pueden coexistir en una historia fantástica.
Su mamá viene por lo menos dos veces al mes, expone Eva mientras vigila los juegos de su nieto. Cuenta a Quadratín qué es probable que cuando baje la pandemia, José Juan se vaya a Ciudad de México con su mamá, y desde ahora lo sufre, porque vive encariñada de su nieto, el único que tiene.
De vez en vez, José Juan se acerca a su abuela a darle un abrazo. Le presume el barco pirata y el carro de bomberos, se le ve emocionado, está feliz de tener sus juguetes, sobre todo porque a sus ocho años, vivir la mayoría del tiempo encerrado por una pandemia, no había sido común.
"Pobrecito m'ijo", suspira Eva. "Ni cuando viene su mamá puede salir. Ahora estuvo (Elisa) en Navidad y en Año Nuevo, pero no pudo quedarse para Reyes", expone, y por eso ella se regocija de verlo jugar tan divertido y emocionado.
No sabe qué va a pasar. Eva reconoce sentir un poco de angustia porque no sabe qué va a deparar el futuro; le preocupa la pandemia, le preocupa enfermarse y poder enfermar a su nieto. Asegura que se cuidan mucho, y debe hacerlo porque trabaja en una estancia de adultos mayores. Por ahora comerá un poco de rosca de reyes con José Juan, un pedazo que le trajo una vecina. Se dispone a preparar algo de chocolate.