Suicidio se ha llevado a más de mil michoacanos en 4 años
MORELIA, Mich., 9 de diciembre de 2020.- La falta de mecanismos para detectar oportunamente la conducta suicida ha agravado el problema, lo que ha generado un incremento de hasta un 71 por ciento en la entidad de suicidios consumados; cifras oficiales revelan que en los últimos cuatro años, el suicidio ha cobrado la vida de más de mil personas en Michoacán.
En 2017, el Servicio Médico Forense levantó 221 cuerpos de personas que se privaron de la vida. El siguiente año acontecieron 266 muertes y 371 en el 2019, mientras que con corte a noviembre de 2020, se han acumulado 378, es decir, mil 236 muertes de este tipo. Todavía no termina el año y ya hay un incremento del 10.85 por ciento con relación a 2019, mientras que en comparación con 2017, es de 71.04 por ciento.
Desde una perspectiva epidemiológica, “el comportamiento suicida y el suicidio consumado conforman un creciente problema de salud pública por su impacto en la morbi-mortalidad de la población joven y económicamente activa, a nivel mundial y nacional”, refiere un estudio de la Universidad de Guanajuato, dirigido por Daniela Vázquez-Vega en 2015.
Datos recientes de la Secretaría de Salud Federal revelan que tan sólo de 1970 a 1998, el suicidio aumentó 215 por ciento y se ha convertido en una de las cinco principales causas de muerte hasta los 34 años de edad, y la tercera entre los 15 y 24 años en México.
Al respecto, Diana Iris Tejadilla Orozco, directora de Normatividad y Coordinación Institucional del Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental, declaró el pasado 10 de septiembre que cifras reportadas por las entidades federativas revelan que en el primer semestre de 2020 sumaron 2 mil 130 casos consumados, siendo las entidades de Jalisco, Guanajuato y Chihuahua los de mayor incidencia.
Detrás de los individuos con ideas suicidas hay violencia, consumo de sustancias, depresión, ansiedad y autolesiones, es decir, antes de comenzar con intentos de quitarse la vida, hay otras manifestaciones que permiten a la familia, el círculo social del individuo y las instituciones detectar los factores de riesgo para “aplicar los factores protectores” que disuadan a la persona del suicidio.