Contexto/Fernando Ramírez de Aguilar L.
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA XXXIV… “La revolución de los medios, la censura y el cuestionamiento al poder público. Los fallecimientos por covid y una nueva relación con Estados Unidos …”
Fernando Ramírez de Aguilar L.
¿Está bien cortar y sacar del aire una conferencia de prensa del presidente del país más poderoso del mundo en medio de unas elecciones históricas?
Esa es una pregunta que todavía muchas personas nos estamos haciendo. Todo inició el jueves por la tarde, cuando las cadenas ABC, CBS y NBC interrumpieron el discurso del todavía presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien, sin pruebas, denunció que se estaba cometiendo un fraude en las elecciones para favorecer a su rival, el demócrata Joe Biden. Otras cadenas, como CNN y Fox News, decidieron mantener parcialmente la conferencia, aunque sus periodistas aclararon que no había forma de comprobar lo que estaba diciendo el candidato republicano, ya que no existía ningún tipo de evidencia de fraude, pues los votos todavía se estaban contando.
Horas antes, Twitter ya había tomado sus medidas respecto a los twitts del mandatario, quien comenzó a hacer denuncias de fraude a las pocas horas de cerrarse la elección, por lo que la red social decidió eliminar el contenido de dichos mensajes y acompañarlo de una leyenda que dice: “Alguna parte o todo el contenido compartido en este twitt ha sido objetado y puede ser engañoso respecto de cómo participar en una elección o en otro proceso cívico”.
Medios de todo el mundo criticaron a Donald Trump por sus declaraciones, pues en esos momentos no contaba con ninguna prueba que demostrara sus irresponsables dichos, pero también algunos cuestionaron la decisión de las televisoras de censurar de algún modo al presidente de Estados Unidos. El periodista mexicano Jorge Ramos, que trabaja para Univisión, negó que se haya tratado de un acto de censura y aclaró: “No es un acto de censura, la censura sería cuando alguien trata de evitar que se dé a conocer la verdad. El micrófono no es del presidente, es de la gente”.
“Así vamos a dejar la conferencia de prensa del presidente Donald Trump. Parte de las cosas que ha dicho Trump son mentiras. No es cierto lo que ha dicho respecto a que votos legales están evitando su victoria. No ha presentado ningún tipo de evidencia de que eso esté ocurriendo”, dijo Jorge Ramos.
El impacto de las redes sociales ha rebasado cualquier expectativa, la censura que estamos viviendo por parte de las personas que están detrás de esto, ya sean funcionarios públicos o empresarios o periodistas, no pueden jugar ni el papel de dioses, ni mucho menos de sensores, para poder decirnos que es correcto o no. Todos, absolutamente todos, tenemos derecho a expresar lo que pensamos y sentimos. Sigo pensando que sigue vigente la frase del filósofo francés François-Marie Arouet Voltaire de “no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”.
No olvidemos que, para obtener la libertad de expresión se sigue derramando bastante sangre. Acallar las voces es matar conciencias y pensamientos, que sólo dejan paso a quienes tienen el poder detrás de la Internet.
Defender nuestras creencias, así como la tolerancia, pero de ninguna manera podemos justificar la censura. El Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que fue elaborada por personas de diferentes regiones del mundo y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas —ONU— en París, el 10 de diciembre de 1948 con el ideal común para todos los pueblos y naciones que dice:
Artículo 19.- Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Donald Trump, al igual que Andrés Manuel López Obrador, cosechó el odio hacia los medios de comunicación. Los criticó, los satanizó y los insultó como corruptos. ¿Recuerdan la interminable cobertura de los medios sobre cómo su ineptitud agravó el problema ante la pandemia mortal del Covid-19, lo cual había cambiado todo? Entonces ahora tendría que pagar un inmenso precio político. Todo se redujo a un presidente extremadamente mentiroso que se dedicó a polarizar y a insultar a sus críticos y a sus oponentes políticos, para desviar la atención sobre su ineficacia y para mentir.
Y mientras que la mayor parte de los gobiernos, primeros ministros y presidentes felicitan presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, los cuales han sentado las bases de su futura administración con el objetivo de revertir las medidas más conflictivas adoptadas por Donald Trump durante cuatro años en la Casa Blanca, pero ante todo para sacar al país de la crisis sanitaria y económica generada por la Covid-19, López Obrador se resisten a felicitarlos. En fin.
El propio López Obrador va en la misma ruta de Trump. Diariamente, en sus conferencias mañaneras, de acuerdo con un recuento del Nueva York Times, dice un promedio de seis falsedades, engaños, falacias, mientras organismos dependientes de la ONU le piden que deje de insultar y amenazar a periodistas y defensores de derechos humanos. Ambos gremios víctimas del crimen oficial, 15 informadores masacrados en dos años y asesinados los defensores de las tierras y las aguas en zonas campesinas. También, no hay día que no insulte a periodistas, analistas o adversarios políticos.
Dice mi amigo Carlos Ferreyra que “por mucho que se quiera, es imposible evadirse de estos temas principalmente cuando se registra un crecimiento exponencial de asesinatos a cargo de la delincuencia organizada, que compite numéricamente con las víctimas de la pandemia. Con este pretexto se rifa un avión que nunca fue rifado, se piden donaciones y se apropian del fondo de desastres, 70 mil millones de pesos a los que se suman los recursos de salud, 68 mil millones de pesos y se acumulan los presupuestos de los fideicomisos”, sin haber transparencia sobre su destino. “De conformidad con diputados y senadores, el presidente podrá disponer libremente de esos caudales en año electoral, cuando se busca además reducir el financiamiento de los partidos políticos. Excepto de Morena que en lo formal podrá ver disminuido su presupuesto, pero en lo real bastará la palabra del Señor para que se haga la luz. En este caos resalta la creación de dos bandos muy definidos entre los mexicanos: estás con Peje o contra Peje. El año siguiente y con medio país, sus gobernadores, en contra se desarrollarán los comicios para algo así como 2,500 cargos de elección, considerando 15 gubernaturas.
Y retomando el tema central, sobre la libertad de expresión, la responsabilidad de los medios, el derecho a la información y la censura ¿Está bien cortar y sacar del aire una conferencia de prensa del presidente del país más poderoso del mundo en medio de unas elecciones históricas?
El Nuevo Periodismo establece reglas claras para periodistas y actores. Las principales cadenas de televisión dejaron de transmitir el discurso de Trump para evitar la infodemia, ante la cantidad de mentiras y para no contribuir al deterioro del proceso democrático. Algunas estaciones mostraron los datos que deshacían cada uno de los dichos del mandatario que lucha por su reelección, otras lo dejaron fuera por mentiroso. El hecho, como se quiera ver, es inédito, como sostiene mi amigo Luis Acevedo Pesquera y coincido con él.
El término infodemia se emplea para referirse a la sobre abundancia de información sobre un tema concreto, como por ejemplo en el caso del coronavirus. El término se deriva de la unión entre la palabra información y la palabra epidemia. Se relaciona con conceptos similares como fake news o infoxicación, en la medida que la cantidad y exposición de éstos se intensifican. Generalmente, los datos que se difunden en una infodemia tienden a ser falsos, lo que desvirtúa las fuentes confiables de información que buscan ofrecer insumos relevantes acerca de un tema en específico. La desinformación surge como el resultado de la rápida propagación de datos por los medios de comunicación de libre acceso como las redes sociales tales como Facebook, Instagram y WhatsApp. La inexistencia de filtros de veracidad en estas plataformas propicia la desinformación del público general inexperto.
¿Y usted, qué opina?