Rufomentario/Santiago Heyser
“Escuela en el árbol”
Me pregunto, ¿cómo sería la educación en tiempos antiguos?, e imagino a los jóvenes sentados en el pasto o en las piedras, escuchando al maestro sobre cómo construir y disparar el arco.
R- Guarraguauuu, mi Santias, sin duda todos estaban sentados alrededor del maestro, debajo de la sombra de un árbol; y sin duda las clases eran más divertidas, pues eran sobre lo que había que hacer con el entorno, con tu tierra, con el agua, con el tiempo de lluvias y de sequía, con el invierno, con tus animales y tus hortalizas, y lo más emocionante, cómo defenderte de otras tribus y como cazar animales para sobrevivir, respetando la vida, es decir, solo matar por necesidad para alimentarse, no por gusto.
S- Así lo creo mi Rufo, es de ahí que, en la charla dominical que sostuve con mis amigos, Luis Fernández Godard, Luis Sauza y Paco Gállego, donde el tema es: ¿cómo elaborar propuestas para enfrentar la realidad actual, que pinta para peor en un futuro cercano?, se me prendió el foco en cuanto a las estrategias educativas, a partir de que definimos que formar y educar de forma innovadora a nuestros niños y jóvenes, para construir el México que queremos, ¡es prioritario!, ya que simplemente capacitar para proporcionar mano de obra barata al modelo socioeconómico es estúpido, es inmoral y no es el camino.
R- Guau, mi Santias, suena padre lo que pretenden y celebro que quieran copiar el modelo educativo de la manada, los perritos y nuestros primos, lo lobos, así educamos a nuestros cachorros, con temas de lo cotidiano, enseñando, no solo a cazar, lo que es elemental, sino a vivir y convivir en función de las posibilidades que el bosque te da. Y tienes razón, nosotros no matamos por matar, solo cazamos para alimentarnos, además, es de sentido común, si matamos por matar, nos acabaríamos los venados y las liebres y después moriríamos de hambre, el respeto a la vida y a la naturaleza, es cuestión de sentido común, que por cierto, no veo en la raza humana.
S- ¡Tienes razón!, perro, pero no me quiero desviar del tema, menos cuando veo estulticia de parte de nuestras autoridades educativas. Al margen de que muchos no tienen televisión o señal, eso de enseñar por televisión es una vacilada con tintes populistas y políticos; el aprendizaje requiere de la interacción entre alumno y maestro para construir credibilidad, confianza y cariño, requiere del diálogo, del cuestionamiento, del debate de ideas, de socializar el conocimiento y el aprendizaje, cosa que no puede aportar la caja idiota, como fue definida la televisión, cuando no era plana.
R- Grrr, tendrás que aceptar que esa fue una medida emergente derivada de la pandemia, mi Santias.
S- ¿Con las televisoras?, no me suena, perro, pero dejémoslo así. El asunto es que había más opciones, una de ellas (por cierto ya implementada en la India), sacar a los alumnos de las aulas, dar las clases a campo abierto, como “endenantes” mi Rufo, de manera tal que cuidándose del contagio, se cuente con todos los elementos didácticos para tener un buen proceso educativo debajo de un árbol.
R- Auuu, te van a reclamar los sindicatos de “maistros”, mi Santias, la impresión que tengo es que cobrar sin trabajar se les da con facilidad, cosa de ver los días efectivos de clases antes de la pandemia.
S- Mi propuesta es diferente y sin sindicatos, mi Rufo, es la de educar con gusto y como servicio a la comunidad, sin diplomas, sin títulos, sin certificados, sin calificaciones, solo enseñar por el gusto de enseñar y como consecuencia, solo a aquellos que quieran aprender. La propuesta de “Escuela en el árbol”, tiene como eje enseñar a quienes quieran aprender y como componente básico, enseñar a vivir… Con este enfoque, las clases las darían maestros y ciudadanos con la vocación de enseñar y de servir, y a las clases asistirían alumnos con el interés de aprender. Lo que la república necesita, no son profesionistas titulados, lo que México necesita es gente que resuelva problemas y sepa hacer las cosas y entienda que vivir de un trabajo honesto es una buena manera de vivir.
R- Guau, ¿y ya tienes el modelo educativo, mi Santias?
S- No mi Rufo, haremos camino al andar; por lo pronto, ya mandé una propuesta a través de amigos que tienen contacto con comunidades, para invitar a niños y jóvenes a recibir una clase los sábados y/o domingos, debajo de un árbol y con sana distancia. El tema y los contenidos serán definidos por los alumnos inicialmente (los adultos tenemos que aprender a escuchar) y serán la semilla del modelo, pero en esencia tendrán que ver con la vida, cómo vivir, y como aprovechar su entorno para sobrevivir en tiempos de pandemia y de catástrofe social y económica. En este ejercicio, yo voy a enseñar de forma divertida lo que se, al tiempo que aprendo de los alumnos… ¡Ganar, ganar!
R- Guarraguauuu, ¿y te podemos ayudar, mi Santias?
S- Toda ayuda bienvenida, mi Rufo, y todo aquel que pueda y quiera aportar sus conocimientos a los niños y jóvenes, donando un par de horas el fin de semana ¡Bienvenido! ¡Anímense!, sin compromiso, manden sus datos a [email protected], conozcámonos; hoy México necesita que los ciudadanos nos convirtamos en héroes… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador