Ideología y poder/Gerardo A. Herrera Pérez
En diversas ocasiones hago mención de las ideologías con que son formadas las personas en su interacción con la familia y relacional ya desde que nacen y durante su proceso de socialización; estas ideologías permiten asimetrías y jerarquizaciones entre los que poseen el poder con respecto de los que no lo tienen por diversas razones, algunas de ellas son la clase social, el género, raza, y desde luego la sexualidad que se traduce en machismo, misoginia, racismo, clasismo, homofobia, transfobia, bifobia, lesbofobia, xenofobia y otras que alcanzan la disigualdad, la violencia, la discriminación, incluso, la invisibilidad.
El concepto de ideología se acuño en el siglo XVIII, inmediatamente después de la Revolución Francesa; en 1797, crea el concepto Antoine Destutt de Tracy, uno de los responsables del Instituto de Francia, que se encargaba de difundir los ideales del iluminismo, que dieron inicio a las sociedades modernas. Destutt de Tracy escribe entre 1801 y 1815 la obra Elementos de Ideología y propone crear una ciencia de las ideas, es decir, la ideo-logia.
Para Destutt, las ideas se basan en sensaciones físicas, por lo que pueden ser estudiadas de manera empírica a través de métodos de la ciencia, con lo cual prejuicios y sesgos pueden ser eliminados. Mediante la investigación podemos saber que las ideas son productos de necesidades y deseos del ser humano. Esas ideas y necesidades deberán constituir el fundamento de la estructura de las leyes reguladoras de la sociedad. Pese a que en un principio Napoleón se vio atraído por el Instituto de Francia, prácticamente de inmediato no acepto estas posiciones; para Napoleón, los ideólogos defendían las posiciones de sus adversarios, por lo cual no apoyo al Instituto Francia.
Igualmente filósofos y teóricos alemanes escribieron sobre el tema, entre ellos Hegel, quien explica que las ideas dominantes en una determinada época son relativas, en cuanto dependen de situaciones históricas y, por ende, están sujetas a modificaciones. En cambio para Karl Marx (discípulo de Hegel), demuestra como las ideas sociales y políticas se transforman dependiendo de las dinámicas que promueven las relaciones entre las clases sociales en cada sociedad.
De esta manera el concepto de ideología va transitar por diversos caminos, para algunos será un concepto negativo capaz de deformar la realidad y crear una falsa conciencia, hasta los que le dan un significado más positivo y legitiman la importancia de la ideología con que se conducirán.
Desde el siglo XX, principalmente después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, dichos fenómenos han sido utilizados para desacreditar el concepto de ideología, como el genocidio que dio paso el movimiento nazi, las ideologías fascistas en Italia y España, y los excesos del estalinismo en Rusia y hoy las ideologías que siguen vigentes sobre todo del racismo y el clasismo.
Qué entender por ideología?, por ideología entendemos el conjunto de ideas y de representaciones que se imponen a las personas como verdades absolutas, produciendo un autoengaño, una ocultación en su pensamiento y formas de actuar, es claro que esta concepción negativa de las ideologías, si no están muertas ya, debería estarlo. (Jurjo Torres; 1998 p. 17), pese a ello, en la Posmodernidad continuamos apreciando la existencia de grupos conservadores, versus otros grupos liberales.
Pese a ello, en la actualidad, en las sociedades modernas y democráticas, las organizaciones de la sociedad civil, los partidos políticos, sindicatos, asociaciones, colegios de profesionistas, y otras estructuras sociales tienen sus ideologías, sus ideas y maneras de manifestarlas y defenderlas, pero siempre estas ideas están sustentadas en dimensiones positivas de lucha social por la defensa de diferentes causas, pero regularmente siempre frente a otras ideologías.
La función de las ideologías en la sociedad se concentra principalmente en la constitución y modelado de formas bajo las cuales las personas viven y construyen significativamente su realidad, sus sueños, sus deseos, en general sus aspiraciones; esto lo apreciamos después de la Segunda Guerra Mundial con los nuevos movimientos sociales, que han venido defendiendo diversos temas como la diversidad sexual, el género, el feminismo, los derechos humanos, medio ambiente y otros temas.
Para Goran Herborn, nombrado por Jurjan Torres (1998) las ideologías someten y califican a los sujetos diciéndoles, haciéndoles reconocer y relacionándolos con:
a.- lo que existe y lo que no existe, es decir, nos dicen quiénes somos y que es el mundo, la naturaleza, la sociedad, los hombres, las mujeres. b.- lo que es bueno, correcto, justo, hermoso, atractivo, agradable, así como todos sus contrarios. Esto ayuda a normalizar los deseos y emociones. c.- lo que es posible e imposible, al conocer ambas dimensiones definimos las posibilidades y sentido del cambio, así como sus consecuencias. De tal suerte que nuestras esperanzas, ambiciones y temores quedan contenidos dentro de los límites de las posibilidades concebibles.
El discurso de mantenimiento de la sociedad y en defensa del orden establecido juega, tres dimensiones del proceso ideológico: primero, subrayan únicamente los intereses del poder dominante, o niegan la existencia, por ejemplo, negar el VIH/Sida, la pobreza, la lucha de clases, o bien, que los contenidos educativos son los mejores y por tanto no hay fracaso escolar. Segundo, se puede disfrazar la situación que se vive, ejemplo, los trabajadores viven como viven porque de jóvenes fueron rebeldes, vagos y drogadictos. Tercero, frente a la violencia o discriminación la opción es defender la imposibilidad de actuar de forma diferente, o del cambio proyectado, o que no es posible modificar ese estado de cosas; el miedo y la resignación serán los dos ejes entre los que se moverá el discurso de justificación acerca de lo que es posible.
Todas las sociedades democráticas y modernas tienen ideologías y por ello, es preciso conocer como explican la realidad, y que elementos tiene cada ideología: liturgias, técnicas y tácticas.
Las ideologías se manifiestan tanto en las ideas como en las prácticas de las personas, por ello, la ideología dota a las personas que la comparten de un sentido de pertenencia e identidad que en su momento también pueden hacer cohesión social (confianza, identidad, valores y convivencia) , les hace conscientes de las posibilidades y limitaciones de sus actos, estructuras y normaliza sus deseos y, al mismo tiempo, proporciona una explicación de las transformaciones y de las consecuencias de los cambios. La ideología se asume por encima del ser humano, de la persona, y de su ser colectivo y la sociedad.
Antonio Gramsci, utiliza el concepto de hegemonía ideológica; para Gramsci considera que la ideología dominante es una situación histórica y social puede llegar a organizar las rutinas y significados del llamado “sentido común”, lo que expresa que esa ideología impone a sus seguidores unos significados y posibilidades de acción de manera sutil, de tal modo que incluso formas de organización y de actuación de una sociedad que contribuyen a mantener situaciones de injusticia llega a ser percibidas como inevitables, naturales, sin posibilidad de modificación. La hegemonía ideológica, crea una conciencia y consentimiento espontaneo en los miembros de la clase sometida, sirviéndose del apoyo del Estado, con ello, la clase dominante perpetúa las relaciones sociales de producción y distribución, que es el objetivo de la hegemonía.
Gramsci, distingue tres momentos en el desarrollo de la hegemonía ideológica; el primero es de carácter económico, los intelectuales orgánicos expone los intereses de su clase. El segundo, el político-económico, más o menos la totalidad de las clases apoya las exigencias de la economía. El tercero, la etapa hegemónica que implica que los objetivos económicos, políticos y morales de una clase concreta son asumidos por todas las restantes clases y grupos sociales y se utilizan por parte de esta para determinar modelos de actuación y de relaciones de producción y distribución acordes con tales objetivos.
Las ideologías hegemónicas en un momento histórico pueden cambiar gradualmente y se pueden reformular o sustituir mediante la confrontación con otras tradiciones intelectuales diferentes; pese a ello, las ideologías hegemónicas no mueren, solo se transforman y pueden coexistir o competir o enfrentarse con otras, sobre todo en sociedades abiertas y complejas como las que vivimos en esta modernidad.
Agradezco las reflexiones de mis amigos, en especial de Héctor Hernández, y el equipo de trabajo Julio Cesar, Gerardo, Pedro y Gaby para la elaboracion de esta nota.