Libre Expresión…/Carlos Alberto Monge Montaño
26 de agosto de 2020.
Libre Expresión…
Por: Carlos Alberto Monge Montaño.
¿Cooperación no es corrupción?
“Aquellos que pueden hacerte creer absurdidades, pueden hacerte cometer atrocidades”. Voltaire (1694 – 1778). Escritor, historiador, filósofo y abogado francés.
No tengo la menor duda de que Andrés Manuel López Obrador también es integrante del engranaje corrupto de la clase política nacional. Basta recordar que cuando le conviene está enterado de todo, y cuando el asunto sale de control, ufano asegura que no sabía.
Así pasó con el caso Ovidio Guzmán López, pero antes con René Bejarano, también conocido como “el señor de las ligas”, Carlos Imaz y un cúmulo de personajes que se han caracterizado por estar en su círculo más cercano y han sido evidenciados en presuntos actos de corrupción, como ahora ha sucedido con su hermano Pio López y uno de los que presumía como funcionario estrella, David León.
Los hechos obligan a concluir que la putrefacta corrupción que padece este país, emana principalmente de la clase política nacional, de todos los colores partidistas. Y claro, de un sector empresarial que se ha prestado a “cooperar” con los políticos, especialmente cuando son candidatos ganadores, sabedores de que podrán cobrar el favor.
Mantener una campaña en búsqueda de la presidencia de México, no es cosa menor y la mayoría lo sabemos. He tenido oportunidad de escuchar a un par de empresarios que enojados con el rumbo que lleva la 4T, han explicado las maneras y lo millones de pesos que aportaron al movimiento de López Obrador, para llevarle, por ejemplo, gente al Zócalo. Ojalá pronto tengan el valor civil de exponerlo, aunque en ello lleven el castigo público.
Sorprende que los seguidores de López Obrador, no quieran abrir los ojos. Una sola persona no puede hacer la diferencia y menos si lo pretende sólo con el discurso, sin una estrategia concreta, sin adecuar los marcos legales y peor aún, defendiendo a sus incondicionales.
La próxima semana, con motivo de su segundo informe de labores, el Ejecutivo Federal llevará a cabo una mañanera más, donde tratará de persuadirnos de que ya se acabó la corrupción, de que se ha enfrentado exitosamente la pandemia por el COVID-19 y la economía, así como de su excelente política de bienestar, donde primero van los pobres.
Fiel a la tradición de todo gobernante en este país, dibujará un México que sólo él y sus lambiscones ven. Por poner sólo un ejemplo, no hay avances concretos en la lucha contra la corrupción, hasta el momento únicamente acusaciones, videos y el uso de un delincuente confeso, pero nadie en la cárcel. Muy lejanas quedaron las promesas del entonces envalentonado candidato López Obrador, convertido en uno más de los que tanto ha criticado.
En los hechos, en la lucha contra la corrupción no hay avances, veamos algunos ejemplos:
- Actualmente, 3 de cada 4 contratos del gobierno Federal, se otorgan por adjudicación directa.
- Felipe Calderón Hinojosa utilizó la adjudicación directa en un máximo del 86% y un mínimo del 67%; Enrique Peña Nieto a un máximo del 77% y mínimo al 68%, mientras que Andrés Manuel López Obrador lo ha hecho en máximo el 78% y mínimo el 76%. Dicho de otra manera, son prácticamente iguales.
- En el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno denominado de la 4T, se estipula que las adjudicaciones directas deben prohibirse, pero prevalecen.
- Hasta abril del 2020, el gobierno de López Obrador entregó el 76% de los contratos de manera directa, un 6 % por Invitación Restringida y sólo un 18% vía Licitación.
Hechos y no palabras. Esta es la realidad que arroja COMPRANET, tras investigación realizada por “Mexicanos contra la corrupción y la impunidad”.
Por si no fuera suficiente, la percepción de los mexicanos en torno a la corrupción se ha agudizado, como lo señala la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2019 elaborado por el INEGI:
- En 2017 se registraron 14 mil 636 víctimas de corrupción por cada 100 mil habitantes, pero en 2019 fueron 15 mil 732, lo que reporta un crecimiento del 7.5%
- En cuando a la incidencia en actos de corrupción, el crecimiento es del 19.2%; es decir, en 2017 se registraron 25 mil 541 casos por cada 100 mil habitantes y en 2019 fueron 30 mil 456.
Han pasado dos años de su administración y no ha logrado implementar una estrategia integral y exitosa contra la corrupción, por el contrario, las últimas semanas nos han recordado que indudablemente él es parte del mismo engranaje.
Y, sin embargo, con dos años de su gobierno, aún tiene la oportunidad de hacer lo correcto, para ello, deberá cumplir su promesa de barrer las escaleras de arriba para abajo e incluir a sus protegidos.
Veremos si quiere hacer la diferencia, si realmente quiere modificar el estatus quo de la política y la administración pública nacional, o continúa como imagino, culpando al neoliberalismo y gobiernos pasados, erigiéndose como el eterno opositor.
Ante semejante escenario, el reto para los ciudadanos es enorme, independientemente de colores y feligresías, debemos abrir los ojos y obligar a los gobernantes y políticos a hacer lo correcto; un momento importante para ello será el 2021. Hacer diputados federales a los mejores perfiles y a la par cuidar que prevalezca un equilibrio de fuerzas en la Cámara Baja y no una mayoría aplastante y extraordinariamente peligrosa.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.