Infoem: sociedad ha fracasado en reducción de brecha digital
MORELIA, Mich., 15 de julio de 2020.- La sociedad ha fracasado en los esfuerzos por la reducción de la brecha entre el desarrollo tecnológico y el desarrollo social, afirmó Javier Martínez Cruz, comisionado del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de México y Municipios (Infoem).
En su participación en el foro Los Derechos Digitales en la Era de la Inteligencia Artificial, celebrado por el Instituto Michoacano de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IMAIP) para conmemorar 17 años en funciones, Martínez Cruz mencionó que la curva del desarrollo tecnológico tiende hacia el infinito, al darse un crecimiento exponencial en la generación de procesos, insumos, servicios y productos.
No obstante, el desarrollo social tiene un repunte rezagado, en comparación con la tecnología, lo que lleva a un mayor atraso en este rubro, conforme se da el avance tecnológico, situación que “parece que nos acerca a un futuro distópico, el que vemos en las películas de ciencia ficción, donde las máquinas controlan todo, hasta ahora hemos fracasado como sociedad en la labor de privilegiar el bienestar humano sobre el conocimiento”.
Javier Martínez insistió en que las inteligencias artificiales “deben servir a los ciudadanos, a las empresas, en aspectos como el comercio electrónico, para el interés público y social, debemos trabajar para que ya no exista esta brecha indomable, sino que las inteligencias artificiales sean aliadas en la toma de decisiones de las personas, copilotos que podamos aprovechar en sus ventajas y fortalezas”.
Recordó que en los últimos años han surgido, desde organizaciones civiles, profesionistas, gobiernos y entidades supranacionales, diferentes preocupaciones e iniciativas para buscar disminuir la brecha entre tecnología y bienestar, por lo que la tendencia internacional es “adelante con el desarrollo, pero hay que tener cuidado con las tecnologías que no respetan la dignidad humana”.
Las inteligencias artificiales, definidas de forma escueta como “programas de computación diseñados para realizar determinadas operaciones que se consideran propias de la inteligencia humana, como el autoaprendizaje”, han planteado a lo largo de su historia dilemas éticos, que Jean-Gabriel Ganascia, académico de la Universidad de la Sorbona y presidente del comité de ética del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), en Francia, resume en sustitución de empleados por máquinas, aparatos que cuentan con una inteligencia mayor que la humana y limitación para las personas en el ejercicio de su autonomía.
De acuerdo con Ganascia, la introducción de inteligencias artificiales en el ámbito laboral no llevaría a una menor demanda de trabajadores, sino a la transformación de los perfiles de personal requeridos, en tanto que, pese a los logros que se han obtenido en el área, las inteligencias artificiales permanecen al servicio de los objetivos para los que fueron programadas, con una capacidad que corresponde sólo a las cadenas de causalidades.
Finalmente, la autonomía de las personas, su libertad y el ejercicio de sus derechos “no están inexorablemente comprometidos por el desarrollo de las inteligencias artificiales, siempre y cuando nos mantengamos alerta en lo relativo a las intromisiones de la tecnología en nuestra vida privada”.