Síndrome blanco, amenaza ecológica del Caribe Mexicano: expertos
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de julio de 2020.— De las aproximadamente 40 especies de coral que habitan en el Caribe mexicano, más de la mitad están afectadas por el síndrome blanco, enfermedad producida por patógenos que no se han identificado plenamente y que ha causado la pérdida de más del 90 por ciento de las poblaciones en algunas clases, como el de pilar o laberinto, alertó Lorenzo Álvarez Filip, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.
En un comunicado, el investigador de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales explicó que es tan devastadora, que podría acabar con corales y sistemas arrecifales, lo que impactaría severamente a familias marinas asociadas, y a servicios ambientales clave que brindan, como ser una barrera natural contra huracanes y la energía del oleaje. Este padecimiento, dijo, “vino a cambiar la integridad ecológica y física del Caribe mexicano”.
El síndrome blanco provoca la muerte de pólipos coralinos (tejido vivo de las colonias) y deja expuesto los esqueletos, creando el efecto de manchas blancas que rápidamente avanzan por toda la colonia, hasta matarla por completo en unas pocas semanas. Se ha visto que puede moverse de un coral a otro mediante el agua, lo que la hace muy contagiosa y letal, detalló.
De acuerdo con una investigación del universitario y su equipo, hay factores que empeoran la calidad del agua marina, como el aporte de contaminantes y el incremento en la temperatura, lo que expone a los corales a más estrés y aumenta sus probabilidades de enfermar.
Los primeros registros de esta afección son en Florida, Estados Unidos (2014), donde muchas colonias de distintas especies murieron rápidamente, y en cinco años se extendió a lo largo de sus costas. Para 2018, en México comenzó a notarse este fenómeno en Puerto Morelos, en Yucatán.
Se cree que los barcos de carga y cruceros turísticos pudieron ser un posible medio de propagación entre países, pues llenan sus cisternas en un puerto y cuando arriban a otro sueltan el agua, liberando el patógeno. También se sospecha que los turistas pudieron transportar la infección en su equipo de buceo, resaltó Álvarez Filip.
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