Política y politiquería/Lucero Pacheco Martínez
La traición de Andrés Manuel
Maquiavelo decía que al príncipe se le juzga por sus resultados no por sus intenciones. En Democracia pasa lo mismo, la capacidad de un gobierno se mide en resultados; y en dos años de la administración de Morena, no hay resultados destacables, lo que tenemos son programas auditados o con irregularidades, apoyos a medias, obras inconclusas y cifras alegres sobre la economía y empleo, a 19 meses de gobierno las buenas intenciones son insuficientes.
No hay nada que celebrar, solo el mérito de haber ganado la elección en 2018, y que el primero de julio ha quedado institucionalizado como el día del triunfo del movimiento de Andrés Manuel López Obrador; decir en su mensaje que es el presidente que más ha sido atacado y criticado, es no tener nada que informar. La narrativa del Gobierno federal sigue siendo destacar las buenas intensiones por encima de los resultados y culpar al pasado por todo lo que no han podido hacer.
A 19 meses de gobierno, hemos visto a un presidente desgastado y solitario, quizás melancólico, que prometió tanto en campaña pero que en los hechos ha resuelto poco, con un gabinete con serias acusaciones de corrupción, y una presión evidente del Gobierno de Estados Unidos, que refleja la sumisión ante el bulli Donald Trump.
Hoy todo el país está enfocado en la próxima reunión entre los mandatarios peor evaluados en el manejo del covid a nivel internacional, en esta semana México entró a la lista de los países con mayor letalidad del virus, solo por debajo de Italia. Y bajo este escenario, el presidente decide realizar un visita de estado al país del norte, tomando como argumento la ratificación del T- MEC, un tratado ambicioso en sus objetivos, y al que el presidente le está apostando parte del rescate económico.
¿Cómo no sentirnos agraviados los mexicanos ante la evidente sumisión de Andrés Manuel a Donald Trump? El presidente estadounidense basó su campaña en la discriminación a nuestro pueblo, nos llamó “violadores” y “criminales”, hizo del “muro” su bandera electoral, y tal cual un bulli dijo que los mexicanos la pagaríamos, no se cansó de acusar a los inmigrantes indocumentados de la fuga de empleos y dinero y los llamó “bad hombres”.
La Próxima semana el presidente de México hará su primer viaje fuera del territorio e irá a la Casa Blanca, y si eso no es sumisión no se que sea. El tema es político, y tiene que ver con las próximas elecciones presidenciales en noviembre; el deseo de Trump por tener a AMLO en su territorio es intenta sacar partido con sus electores y con la comunidad latina votante, a la que no se ha cansado de insultar, la cual representa alrededor de unos 15 millones.
Es pues, un riesgo innecesario acudir a un país, con un presidente que nunca se sabe como actuará, no hay ninguna ventaja política en este encuentro, si ayudar a reelegir al peor presidente de la historia de Estados Unidos no es sumisión, no sé que sea.
La historia juzgará a Andrés Manuel, dejar que utilicen a nuestro país como piñata electoral es una traición al pueblo mexicano.
Al tiempo.