Rueda de molino/Jorge Hidalgo
A paso de ganso destruye a México…
Al presidente de México le quedó grande la responsabilidad. Lo sabe y ahora busca regresar al terreno donde se siente a sus anchas, donde se mueve con soltura y es dueño del escenario sin interlocutores que incomoden, ni le hagan ver sus errores. Ya le fastidió “gobernar” y prefiere irse de campaña anticipada, aunque a paso de ganso destruye a México.
Por eso Andrés Manuel López Obrador abandona de manera paulatina sus exposiciones matinales y prefiere ir antes de tiempo a la cosecha de votos, en el placeo, al aire libre, donde los acarreados sumisos, suelen aplaudir a rabiar lo que sale de su mente fantasiosa.
Sitio ideal para acusaciones a diestra y siniestra que dispara en sus abigarrados discursos. Fórmula que le dio resultados y que trata de retomar para que pueda detener el deterioro que ya registra en su imagen, pero sobre todo, recuperar una credibilidad cada vez más minada y expuesta al ridículo, cuando se le contrasta lo que antes dijo y que ahora dice que no dijo o viceversa.
El traspié más reciente: reconocer que él fue quien ordenó la liberación de Ovidio, el junior del Cártel de Sinaloa, arguyendo razones “de Estado” y para salvaguardar la vida de muchos inocentes que podrían haber caído en el escenario de narcoguerra que se instrumentaba por parte de ese grupo criminal.
Exposición mediática que demostró una vez más, su tendencia a mentir, engañar y hacer creer que él y solo él, personifica la pulcritud, la honradez, la honestidad, la anticorrupción, pese a que en su entorno surgen como hongos, evidencias de latrocinios, tráfico de influencias, negocios multimillonarios para cercanos, amigos, compadres y hasta hijos de funcionarios de la dictadura de ocurrencias. Incluyendo los propios del lenguaraz.
El último ejemplo evidente personificado por la amorosa pareja conformada por Irma Eréndira Sandoval y John M. Ackerman. Propiedades por más de 60 millones de pesos al descubierto a quienes, hasta antes de esta pesadilla sexenal que no cumple su primer tercio y con su salario de académicos que no acreditan poseer tales bienes.
Sin descontar que la señora es nada más, pero nada menos que la Secretaria de la Función Pública que antes exoneró a los Bartlett, Guevara, Durazo, Cabal Peniche y demás fauna nociva que ahora roba bajo el cobijo de la deformación de cuarta y con la bendición del autoritario tabasqueño.
Así, ante los constantes señalamientos por falta de oficio para gobernar, incapaz de llevar por buen rumbo al país, López Obrado asume que con la gira anticipada al arranque formal del proceso electoral, tiene la opción de volver a sus fueros, recuperar el terreno perdido y hacer campaña anticipada, a un año de los comicios del 2021, para lograr el objetivo de mantener el control absoluto del Congreso federal.
Poco le importan las gubernaturas que estarán en disputa. El dueño del circo mañanero busca a toda costa mantener el redil de ovejas en la Cámara de Diputados, politiqueros maiceados, abyectos, levanta dedos, lame suelas, que le aprueben todos los atropellos que imagine, para mantener vigente su paso rumbo a la dictadura perfecta.
Y en eso está. No baja el ritmo y lo mismo desprecia en público a impresentables bodrios por él creados, como Miguel Ángel Barbosa, engendro del mal que gobierna a los poblanos, que lanza su amague en contra del Instituto Nacional Electoral para encontrar eco en su intentona autoritaria de desaparecerlo, para que los comicios los maneje desde la comodidad palaciega y a favor de su causa.
La oferta de erigirse como el único ente capaz de garantizar una elección limpia y sin fraudes, persigue por igual cimentar las bases para devolver al remedo de Presidente de México, el poder absoluto, único para conducir y juzgar, quién o quiénes deben resultar vencedores en los comicios por venir. Y con ello sepultar la democracia y cualquier vestigio partidista o de oposición que pudiera sobrevivir, pese que alardea tenerlos “moralmente derrotados”.
Lances que buscan impactar en sus feligreses, hordas de fanáticos a sueldo o beneficiarios de sus dádivas con cargo al pueblo contribuyente, que ni bueno ni sabio, sólo víctima cautiva y aterrorizada con persecuciones fiscales que amagan con el embargo, la pérdida ilegal incluso, del patrimonio familiar construido por décadas.
Por eso la incitación a formar “vigilantes” delatores en cada acera, barrio, colonia, fraccionamiento, que tenga facultad de acusar a quienes alcen la voz o se rebelen al dictador en potencia, como acontece en la comunista Cuba y sus pobladores sojuzgados por la tiranía castrista.
De lado quedan, porque no le importan mayormente, el número de muertos que crecen día con día, como saldo macabro de una pandemia que en México no se ha sabido combatir, contrarrestar, controlar y mucho menos “dominar”.
Aunque en la retórica del bufón este tema debe hacerse de lado, para ya no seguir enfrentando la carga negativa, descrédito, reprobación colectiva, por su incapacidad y nula visión de Estado. Incapacidad comprobada para sortear las consecuencias de una política de salud pública herida de muerte, instrumentada desde Palacio Nacional cuando operó criminales recortes presupuestales en su contra desde su llegada al poder.
En la plaza pública, en su elemento, el único que domina a la perfección, donde el discurso contestatario, agresivo, contra todo lo establecido en un sistema que hoy colapsa de su mano, López Obrador está convencido que podrá recuperar la credibilidad, el apoyo y ese inmenso respaldo social que hoy luce desvanecido, débil y en caída libre, lo que le aterroriza y quita el sueño.
Sólo eso preocupa en su mundo de oropel. Perder el respaldo social en año y medio de yerros y mal gobierno, es más aterrador y preocupante para el de Macuspana, que cualquier cifra de muertos y afectados que pueda alcanzar a su paso la pandemia que hoy día, debiera ser prioridad nacional para cualquier hombre de Estado, pero él prefiere irse de campaña.
No se da cuenta, no quiere percatarse, que en esos mismos recorridos, en sus baños de pueblo, son cada vez más los que se atreven a reclamar su demagógico y mentiroso actuar, aunque los desprecie y no quiera escuchar cuando le piden a gritos y con leyendas contundentes plasmadas en improvisadas cartulinas, que el México de hoy requiere de un Presidente y no de un busca pleitos, embustero por antonomasia.
Mientras que López Obrador se mantiene obcecado en confundir buen gobierno con pleitos de callejón sin salida, la sociedad dañada, agraviada, temerosas de perder sus bienes por el embate comunista que se cierne, alista reacciones y se muestra resuelta a dar la cara en defensa de lo que le pertenece y se le quiere arrebatar de manera arbitraria, como el Fondo de Ahorros para el Retiro (Afore) por caprichos de un tirano enfermo de poder.
Esa reacción no será posible contener ni sofocar, aun cuando se desdibujen y hagan uso de trapacerías inconfesables, como ofertar engañosamente que la defensa de la deformación de cuarta y de López Orador, ahora es causa que abrazan también partidos mercenarios, prostituidos, saqueadores, como el Verde Ecologista que ahora también se vendió al mejor postor, como antes lo hizo con proyectos del PAN, PRD y PRI.
El miedo no anda en ganso, aunque se canse y con ese engendro partidista diabólico lo reconocen en Morena, donde la corrupción llegó también para quedarse y si no vean el pleito sin tregua entre Alfonso Ramírez Cuéllar (el ex de...) que hoy está empecinado en meter a la cárcel a Yeidckol Polevnsky, por la nimiedad que significa embolsarse más de 300 millones de pesos en obras fantasmas.
Vale…