Luchar divididos, sucumbir unidos/Rafael García Tinajero Pérez
Las infecciones por COVID 19 se han extendido prácticamente a todos los rincones del planeta dejando a a su paso una estela de enfermedad y muerte. Este virus nuevo para nuestra especie , contra el que no hemos desarrollado inmunidad, no hay vacuna, ni cura específica , se ha propagado en el mundo y en México a una velocidad vertiginosa. Las únicas medidas que han demostrado ser efectivas para disminuir el ritmo de propagación y contagio son: la higiene individual y el distanciamiento social lo que implica forzosamente el confinamiento en el hogar y el ausentismo laboral, esto ha venido a ser un freno abrupto a la economía mundial..
Nuestro país se encuentra desde el 29 de Febrero entre los asolados por la pandemia, hasta ayer , hubo en el país 146,837 casos confirmados y 17,141 defunciones . En nuestro estado hay 3,574 casos confirmados y 279 defunciones y diariamente van en ascenso tanto el número de contagios como de muertos.
Las consecuencias económicas del necesario distanciamiento social han calado profundamente, entre el 18 de marzo al 31 de mayo hubo una pérdida de alrededor de 1, 030, 366 empleos formales de acuerdo a cifras del IMSS e INFONAVIT. No se sabe cuántos empleos se han perdido en la economía informal podría ser el mismo número o mayor.
No hay mucho que discutir sobre la manera en que se debe enfrentar la pandemia. En lo sanitario aislamiento y distanciamiento social e higiene personal . En lo económico medidas fiscales y de las finanzas públicas para garantizar que las empresas existentes antes del inicio de la pandemia no caigan en falta de liquidez e insolvencia, para finalmente sucumbir y que los trabajadores de estas puedan contar con sus medios de subsistencia y mantener el empleo.
Aunque ya estamos en una de las más graves crisis que haya vivido la humanidad , comparable en el ámbito de la sanidad con la la de la llamada “ gripe española” al final de la Primera Guerra Mundial y en el de la economía con la llamada “Gran recesión “ iniciada en 1929 y difícilmente saldremos bien librados de lo que se recordará como la crisis del COVID 19, es evidente que, de la manera en que cada Estado Nacional gestione su pandemia dependerá que no colapsen sus sistemas de salud , la economía se recupere pronto y no se sobre añadan crisis social y crisis política. Para manejar eficaz y eficientemente la pandemia es necesario que los gobiernos implementen políticas públicas que sean legalmente impecables, técnica y científicamente basadas en evidencia de calidad , financieramente sustentables y socialmente aceptables, pero sobre todo que sean políticas de Estado que impliquen la acción coordinada entre gobierno nacional, gobiernos locales y sociedad.
Dejemos de lado ese falso debate que da a elegir entre la salud y la economía, entre las muertes por la pandemia y las de la crisis económica. En esta situación concreta , salud y economía se retroalimentan , se influyen en proporción directa , la crisis de sanidad agravará la económica y viceversa, hay que mantener vivos a los humanos y a las empresas, aunque ambos tengan que hibernar. Se requiere una solución balanceada, un sano equilibrio, el que se puede lograr solo apelando al saber científico y al conocimiento técnico a los que éste gobierno federal por cierto desprecia.
La gestion de la pandemia en nuestro país ha estado cargada de prejuicios, presiones de grupos de interés, se ha politizado en extremo. Las decisiones han estado más en concordancia con los intereses, la ideología y la política que con el saber científico y técnico, quedando éste plegado a los intereses partidarios y de grupo. No existe una política de Estado para enfrentar la pandemia, el esfuerzo que debiera ser colectivo , coordinado y armónico, es caótico y desordenado . La politización y falta de coordinación entre las autoridades de los estados y el gobierno federal ha suscitado desacuerdos y generación de políticas antagónicas al grado que, podríamos decir , sin exagerar, que hay 33 visiones y reacciones distintas , las 32 de los estados y la de la Federación, frente a un mismo problema, como si se tratase de 33 virus diferentes.
El Consejo General de Salud no ha asumido el papel que constitucionalmente le asignan la Constitución y la Ley General de Salud en contingencias sanitarias como la actual, en la cual está obligado a ser el rector del combate a la pandemia e implementar las medidas para enfrentar la emergencia mediante decretos que, sancionados por el Congreso de la Unión, tendrían que ser de cumplimiento obligatorio para toda autoridad administrativa del país. Hoy la mayor parte de las medidas dictadas por el Consejo General de salud han sido criticadas por su ambigüedad y falta de oportunidad y por ser, más que decretos, acuerdos o exhortos que a nadie vinculan. En respuesta, algunas entidades federativas han emprendido acciones que trascienden lo señalado por este Consejo, lo que pone en riesgo la verticalidad en la toma de decisiones que se prevé constitucionalmente y es indispensable en toda emergencia sanitaria, teniendo además como consecuencia la desarticulación de acciones a nivel nacional y la toma por cada autoridad local de las decisiones sobre lo que se debe hacer o no en lo local ante la pandemia , todo ello por la falta de contundencia del gobierno federal. Quien por ley debe tomar la batuta y dirigir la orquesta no lo ha querido hacer.
En cuanto al rigor técnico con el que se está manejando la pandemia, la danza de las cifras, la reiterada corrección a la alza de los pronósticos en cuanto a contagios y muertos y el hecho de que hace dos semanas , como ningún país del mundo lo ha hecho, en plena curva ascendente de contagios y decesos, se haya decidido acordar el fin de la Jornada de Sana Distancia para dar paso a la llamada Nueva normalidad, son hechos que hablan por sí mismos. Dice el vocero de la pandemia en su último cálculo a la alza que el número de decesos en los próximos dos o tres meses llegará a 36 000, según estudios del MIT ( Instituto Tecnológico de Massachusetts ) podría haber , por el camino que vamos alrededor de 136,000.
Haber reanudado las actividades, así sea en forma limitada y con un anárquico sistema de semáforos cuyo funcionamiento más que en datos duros se basa en ambigüedades, es una decisión que se sitúa plenamente en el ámbito de las ocurrencias y sus resultados al reanudarse, en los hechos , la movilidad indiscriminada de la gente , será desastroso al agravar la crisis sanitaria y como resultado también la económica. Otro grave problema son los mensajes contradictorios que cada día lanzan el vocero dela pandemia y el Presidente de la República que no tienen otro efecto que confundir gravemente a la población.
Por otra parte, poco se ha hecho para reasignar recursos a salud y para mantener viva a la planta productiva y a sus trabajadores ,no es con créditos raquíticos que nadie toma, ni insistiendo en llevar a cabo tres o cuatro proyectos faraónicos como se enfrenta una contingencia como la que hoy padece el país. Los recursos económicos, que debieran estarse usando en reforzar el sistema de salud y apoyar a las empresas, sobre todo a las pequeñas y medianas y a sus trabajadores como única forma de que subsistan y sean puntal de la recuperación, brillan por su ausencia.
En este momento es necesaria la coordinación y la unidad. Generar e implementar políticas de Estado contra la pandemia y esto solo se puede hacer apelando a la colaboración, la armonía y el consenso. Es una oportunidad invaluable para iniciar una gran reforma del Estado. , la pandemia ha desnudado las falencias de nuestro Estado Nacional , se podrían escribir volúmenes enteros sobre pandemia y salud, por ejemplo, pandemia y economía , vivienda, seguridad social, pobreza, desigualdad , democracia, género, federalismo, pacto fiscal, sistema de representación política y muchos temas más .
No abona a la unidad nacional quien prosigue en plena pandemia una campaña tendiente a polarizar a los mexicanos entre liberales y conservadores, como en el siglo XIX, o exige definiciones a favor o en contra de sus proyectos políticos , o quien una mañana con un documento que quien sabe de donde haya salido argumenta que se gesta una conspiración para derrocarlo, hace un listado exhaustivo de sus enemigos y casi emprende una cruzada contra los supuestos o reales conspiradores
La crisis sanitaria y económica que hoy se enfrenta es la más grave sufrida por la humanidad y por México en por lo menos un siglo, con consecuencias que serán desastrosas tanto en los ámbitos de la salud como de la economía y con efectos sociales y políticos predecibles . El manejo negligente ya sea por omisión o comisión traerá como consecuencia una mayor carga de enfermedad y muerte, desigualdad, marginación y pobreza.
Hay que liberar de prejuicios políticos e ideológicos la lucha contra la pandemia , darle la palabra a los expertos, utilizar todos los mecanismos que la Constitución y las leyes ponen manos de los gobernantes , pero sobre todo todo buscar la unidad, la colaboración y la armonía. No vaya a ser que luchemos divididos para sucumbir todos juntos.