Diálogos de vida/Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
“Comunicación VI: Tener un objetivo”
Al establecer un objetivo, delimitamos un marco de referencia, logramos que todos se enfoquen en un mismo tema y tomamos el control de la conversación.
Al comunicarnos de manera efectiva nos a abrirnos puertas en la vida, evitamos conflictos, resolvemos situaciones de manera favorable y constructiva y mantenemos relaciones sanas en todos los niveles: personal, laboral y profesional. Sin embargo, en ocasiones lograrlo no es tan sencillo como parece, si bien es cierto que la mayoría de nosotros nos comunicamos desde que aprendemos a hablar y lo practicamos todos los días, esto no significa que lo hagamos de forma ideal.
Profundicemos sobre errores que cometemos, con el fin de mejorar nuestra comunicación: Tener un objetivo; pareciera obvio pero la realidad es que no siempre contamos con uno. Si observamos con atención, la mayoría de nuestras conversaciones suceden de forma automática y reactiva; antes de hablar, normalmente no nos detenemos a pensar de forma consiente sobre lo que queremos decir, con qué intención, qué esperamos que suceda, evaluar el estado de ánimo de nuestro interlocutor y considerar el contexto y entorno en el que nos encontramos. Para fortuna nuestra, normalmente nuestro cerebro se encarga de hacer este proceso de reconocimiento y evaluación en fracciones de segundo sin que nos demos cuenta del proceso…, el hecho es que nosotros simplemente comenzamos hablar, y aunque el sistema automático funciona con relativa eficacia y es útil para conversaciones simples o triviales, no debemos dejarle todo el trabajo; lo sensato en beneficio de todos es tener el control de lo que queremos comunicar, más cuando hablamos de cosas que consideramos importantes. Sobran ejemplos para evidenciar la cantidad de veces que nos comunicamos sin tener un objetivo claro: encontramos al adolescente respondón que sólo habla por hablar y en su frustración, porque no sucede lo que quiere, se expresa sin analizar lo que dice, muchas veces generando conflicto; también tenemos a los adultos que se comunican de forma visceral, dominados por sus emociones; las respuestas sin sentido por falta de razonamiento; o, cuando preguntamos o nos preguntan ¡cuál es el punto?, esta expresión, evidencia de manera contundente la falta de un objetivo y la habilidad para llegar a él.
Contar con un objetivo, no solo nos ayuda a ser efectivos respecto a lo que queremos comunicar, también nos permite monitorear en tiempo real el diálogo que sostenemos y la respuesta que recibimos, de forma tal que podemos identificar con precisión cuando la conversación se desvía, pudiéndola redireccionar hacia donde queríamos, evitando terminar en pláticas infructuosas.
Otro beneficio de contar con un objetivo a la hora de comunicarnos, es lograr que los involucrados se enfoquen en el mismo tema. De otra manera, como “cada cabeza es un mundo”, las interpretaciones que las personas damos a lo que escuchamos, sumado a las perspectivas y opiniones personales, más el contexto y nuestro estado de ánimo del momento, al no tener claro el tema u objetivo de la conversación, lo más probable es que el mensaje que deseamos transmitir se pierda con tanta interferencia, haciendo ineficaz el proceso de comunicación; al establecer un objetivo, delimitamos el marco de referencia y reducimos la posibilidad de perdernos en la plática.
Recordemos, el objetivo de comunicarnos es intercambiar información o comunicar un mensaje, si no tenemos claro desde un principio qué queremos, no solo perdemos el tiempo, también es probable que confundamos a nuestro interlocutor y nuestras relaciones se vean afectadas, o cuando menos pasaremos un mal momento o un bochorno, así que antes de iniciar cualquier conversación, nunca olvides qué quieres comunicar y ¡define un objetivo!… ¡Así de sencillo!
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Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores