Conté hasta 100, pero no dejó de golpearme...
MORELIA, Mich., 1 de junio de 2020.- En un intento desesperado, entre jalón y cachetada, María recordó el video que vio en redes sociales: “no pierdas la paciencia, respira y cuenta hasta diez”. Y lo hizo. Contó.
“Conté hasta cien, pero no dejó de golpearme y se lo rogué”, narra la joven mujer, madre de una nena de cuatro, es la víctima de violencia familiar número 11 que es rescatada y resguardada en un albergue especial por el Gobierno de Michoacán, en lo que va de la contingencia sanitaria.
Con hematomas visibles en distintos puntos del cuerpo; con el espíritu roto y la dignidad anulada con tanta mentada de madre, María rememora cada momento de su vida en los últimos meses, cuando la violencia alcanzó lo físico.
Antes de la pandemia, “sólo” eran malas palabras y amenazas para ella y para su nena.
“Me humillaba de todas las formas posibles”, cuenta, “me decía que ya no le servía para nada”, confiesa.
Marcos, su marido, la doblegó primero con la amenaza del dinero, “me daba miedo que se fuera, porque no sabía cómo nos íbamos a sostener”, recuerda ella.
Buscó ayuda en el DIF de Morelia, donde le “sugirieron” que hiciera un “arreglo”. Su queja no mereció ni siquiera una denuncia formal. Por “mucho tiempo”, esperó que la buscaran, que le ayudaran y se desanimó.
Guardó silencio por varias semanas hasta pasado el primer mes del aislamiento social, cuando la cuestión económica volvió a salir a la superficie: Marcos se quedó sin uno de sus empleos y ella fue el punto ideal de descarga de sus frustraciones y pasó de los dichos, a los hechos. “De las mentadas, a las cachetadas”.
Con voz bajita, lenta, María comparte sus vivencias mientras mira a lo lejos cómo su nena intenta integrarse a los juegos con otros niños que, como la suya, fueron rescatados y canalizados al mismo albergue.
PROTOCOLO MICHOACANO EN TIEMPOS DE COVID-19
Durante la contingencia sanitaria, en poco más de dos meses, al 27 de mayo, 11 mujeres y 21 menores de distintas edades han sido canalizados al albergue especial para víctimas de violencia intrafamiliar que opera el Gobierno de Silvano Aureoles Conejo.
Cuando el mandatario michoacano fue informado del incremento que se empezaba a registrar en materia de violencia intrafamiliar durante el periodo de aislamiento, instruyó a que se reforzara la vigilancia y la atención a estas mujeres y sus hijas e hijos.
Su gobierno, dice el mandatario, ha sido congruente en ese tema,atacando desde el origen las causas de este grave y doloroso fenómeno social mediante diversas estrategias, desde lo económico hasta la atención médica y, en casos como éste, el rescate y resguardo de ellas y sus menores.
Así, desde distintas instancias de Gobierno, como la Secretaría de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de las Mujeres (Seimujer), se inició el despliegue del Protocolo de Atención para Mujeres Víctimas de Violencia en plena Contingencia, donde la atención y el acompañamiento desde líneas telefónicas y redes sociales, es fundamental.
Nuria Gabriela Hernández Abarca, secretaria de la Mujer en Michoacán, desglosó que, del 17 de marzo al 27 de mayo, 310 mujeres han recibido atención, orientación, contención y acompañamiento con la línea de la Seimujer.
Por primera vez, además, las denunciantes reciben atención jurídica y psicológica de manera digital, atendiendo así las disposiciones sanitarias difundidas.
La gravedad del incremento en la demanda del servicio, dijo, también se refleja en la estadística del desglose de atenciones otorgadas. Por ejemplo, se ha podido contabilizar que el 60 por ciento de los casos expuestos, corresponden a violencia psicológica; el 30 por ciento a violencia física y sexual y el 10 por ciento es de tipo económica.
Otro dato que destaca la titular de la Seimujer, es que el 70 por ciento de las mujeres atendidas por esta línea, tenía antecedentes de violencia que se agravaron con el confinamiento; un daño colateral del aislamiento que ha desnudado una faceta más de la problemática que se vive en cientos de hogares michoacanos asociado también al aspecto monetario.
Hernández Abarca, destaca sin embargo cómo la línea de emergencia contra violencia de género, se ha convertido en una línea para salvar vidas, como el caso de María o el de Ana, de 26 de años, quien, sin un ingreso fijo, llegó a pensar que vivir con gritos, humillaciones, amenazas y golpes, era la única forma de vida a la que tenía derecho.
A los 18 años de edad, Ana salió embarazada de su única hija, lo que la llevó a unirse con el padre de la niña. “Siempre hubo violencia en mi relación desde que éramos novios, para mí eso era común, era lo normal, así pasé 10 años de mi vida”, señala.
Ambas mujeres hoy reconocen que, si bien el proceso ha sido doloroso y difícil, “de verdad no estamos solas, hay gente que nos cree y nos ayuda, no debemos callarnos”.
Para la titular de la Seimujer, las cifras que ha arrojado la contingencia en el tema de violencia, con un promedio de más de seis mujeres pidiendo auxilio por día, “son muy claras y reflejan una realidad que todos los días las mujeres y niñas del país están viviendo”.
Es decir, agregó, sus hogares se han convertido en los lugares más peligrosos para muchas de ellas en esta pandemia.
Pero también, enfatizó, “queda claro que, en Michoacán, no están solas, les creemos y seguiremos trabajando por sus derechos y para que logren vivir una vida libre de violencia”.
A la par, Hernández Abarca lamentó que las autoridades federales aseguren que esta violencia ha disminuido durante la pandemia por COVID-19 y, además, estén pensando en reducir el presupuesto para los programas de atención y prevención bajo el pretexto de la crisis sanitaria.
PROTOCOLO A LA MEDIDA
El Protocolo de Atención para Mujeres Víctimas de Violencia desplegado en la contingencia sanitaria, es una herramienta pensada específicamente en la atención durante el periodo de aislamiento social, bajo la premisa de que las pandemias exponen con claridad las desigualdades que existen entre las mujeres y los hombres, y por tanto, es un tiempo que se torna peligroso sobre todo para quienes tienen antecedentes de violencia en cualquiera de sus formas.
Un dato que es preocupante porque, en México, el 61 por ciento de las mujeres ha enfrentado violencia de cualquier tipo y de cualquier agresor alguna vez en su vida y el 43 por ciento ha enfrentado agresiones del esposo o pareja actual a lo largo de su relación.
En aislamiento, la situación se complica porque las víctimas no pueden pedir ayuda, dependen económicamente del agresor y prevalece la impunidad y el control sobre la víctima. Hay estrés, incertidumbre y ansiedad y estrés, factores que detonan la violencia.
NO ES NORMAL
• Violencia psicológica: insultos, agresiones verbales, comparaciones, chantajes, gritos hostigamiento, humillación, restricción, humillación, manipulación o aislamiento.
• Violencia física: golpes, jalones de cabello, patadas, pellizcos, cachetadas, heridas, quemaduras, empujones.
• Violencia económica: Quitar el dinero, limitar el acceso a los recursos económicos para comer, o para comprar los productos que se necesiten.
• Violencia patrimonial: sin consentimiento, empeñar cosas u obligar al cambio de propiedades.
• Violencia sexual: tocar el cuerpo sin consentimiento, obligar a tener relaciones sexuales, a verlas o a mostrar el cuerpo.
QUÉ HACER
• Pedir ayuda al WhatsApp. 3 911 44-3582-2082, al correo [email protected] o a la línea telefónica 800-822-44-60
• Prepara una bolsa con cosas indispensables: identificación, acta de nacimiento tuya y de tus hij@s, medicamentos y un cambio de ropa.
• Si no puedes hacer tú la llamada, pide a alguien de confianza que denuncie que estás viviendo violencia al interior de tu hogar
• Crea un grupo de Whatsapp con personas de confianza. Acuerda un ícono de emergencia. En caso de riesgo, envíalo y esas personas deben llamar a la policía.
• Ofrecer el resguardo provisional de la mujer que vive violencia en caso de tener la posibilidad de hacerlo en lo que la autoridad acuda por ella, siempre y cuando no represente riesgo de vida para la persona implicada.
• Llamar al 911 para referir un caso de violencia familiar.
• No criticar ni hacer juicios de valor cuando una niña o mujer te cuenta que vive violencia o que siente miedo de alguna relación. Lo mejor que podemos decirle es que le creemos y que estamos para apoyarla, que no está sola.
CITA:
“Negar la violencia intrafamiliar, es rechazar una realidad que todos los días se sigue presentando en el país, donde el hogar se convirtió en el lugar más peligroso para muchas mujeres, aunque algunas autoridades se nieguen a reconocerlo”.
Nuria Gabriela Hernández Abarca, titular de la Seimujer