Rueda de Molino/Jorge Hidalgo Lugo
Rueda de Molino
La furia del tirano y la venganza que se alista
*Juan Bernardo Corona debe dejar a quien le metieron de cuña desde el Legislativo y dedicarse a la distracción sentimental que lo ata a Lagunillas
Jorge Hidalgo Lugo
Alguien debió decirle al bufón del circo mañanero que nunca debe subestimarse al adversario por vencido que pueda estar o “moralmente derrotado” que parezca.
Esto porque en una muestra de congruencia y hasta instinto de sobrevivencia política de lo que pudiera quedar de los partidos de oposición, hicieron valer el peso específico que pueden alcanzar y pese a las tentaciones de ser cooptados con cañonazos millonarios, resistir amenazas variopintas que nunca faltan en el repertorio del autócrata que despacha en Palacio Nacional, salieron avante para impedir prosperara el periodo extraordinario que se buscó afanosamente por instrucciones de Andrés Manuel López Obrador, a los empleados que tiene en el Congreso de la Unión.
La nueva versión -estilo deformación de cuarta-, de lambe suelas, borregos, levanta dedos, serviles, vende patrias, lacayos del presidente, no alcanzó el número suficiente para poder retorcer las leyes y acabar de una vez por todas con los frágiles contrapesos que aún subsisten, gracias a ese lance de cohesión, unidad de objetivos que dieron los “no alineados” y sus respectivas dirigencias nacionales.
Así, esa oposición que en otros meses fue motivo de socarronas expresiones que los confinó al oscurantismo con el despreciativo lance de estar “moralmente derrotados”, sacó la casta y por lo menos en este momento, el tirano tendrá que esperar otra ocasión para obtener lo que persigue y así manejara su antojo el presupuesto de la nación, sin tener que consultar al Legislativo bajo figuras de “emergencia nacional” que puede inventarse con el mínimo pretexto y pisotear al país como hacendado al “infelizaje”,.
No habrá periodo extraordinario y aunque el florero impresentable que cobra como pastorcillo de la manada legislativa en la Cámara baja, Mario Delgado, lanzó el punzante amague de “luego no estén llorando”, las ansias dictatoriales que invaden al vecino de la Catedral Metropolitana, deberán esperar hasta septiembre en que se abra el ciclo normal y entonces sí andaremos, como dijo el clásico moreliano, “con el Jesús en la boca”.
Porque ya con la aplanadora en funcionamiento, aceitada, lubricada y alimentada con la bilis acumulada como combustible, López Obrador no va a detener su capricho y no habrá nadie que se lo impida, teniendo como es, un Congreso mayoritario a sus órdenes, abyecto y entregado por completo a sus tiránicas decisiones.
Pagarán caro los opositores, esos que alardeaba tener “moralmente derrotados” por haberse cruzado en su camino y dañar la carrocería del “gansomóvil”.
Prevalecerá sin embargo el buen sabor de boca que dejó en este trance un político que pese a su cercanía y haber sido quien le entregó la banda presidencial, prenda largamente ambicionada desde su retorcida adolescencia, hizo acopio de valor, sacó a relucir la sapiencia acumulada después de tantas décadas disfrutando del poder y se opuso tajante a dar su aval a las ambiciones de quien ambiciones imponer una dictadura perfecta en México.
Porfirio Muñoz Ledo, en el último trecho de su andar político, dio una demostración de coherencia, congruencia y aunque suene exagerado, de patriotismo, para alzar la voz crítica, valiente, negarse a ser comparsa y cumplir a ciegas las iniciativas enviadas por López Obrador.
Así como puede sonar exagerado, debemos tener presente que Muñoz Ledo previo a la sesión que daría pauta al periodo extraordinario pactado para el 5 de mayo del año en curso, luego de asistir a la reunión del grupo parlamentario de Morena desde su cuenta oficial de Twitter informó: “Tomé posición en contra de otorgar facultades unipersonales al Ejecutivo al margen de la Constitución”.
Este lance que no cayó nada bien en el ánimo del arrogante le mereció un lacónico: “Porfirio Muñoz Ledo está en su derecho”, aunque seguramente también rumia hasta la saciedad, buscará la forma de cobrar esta afrenta que sin duda, tomará como personal de parte de alguien que vivió muy de cerca las etapas preparatorias y finales para concretar la llegada del oriundo de Macuspana al poder Ejecutivo federal
Pero la revancha no se hará esperar y conociendo el espíritu vengativo que le caracteriza, los que han defendido la endeble y carcomida democracia en el país, deberán recapitular en la necesidad de mantenerse unidos, dejar de lado diferencias personales y hasta ideológicas -si es que aún queda algo de ello en los partidos políticos que no son comparsas-, para ir en búsqueda de un bloque opositor que pueda ser ese contrapeso que no ve en su camino López Obrador.
Obcecado como es, afectado por el virus de la arrogancia y la bacteria de la prepotencia, no atina a concebir que a un año cuatro meses de mandato, pueda cambiar el escenario y pierda el año que entra el predominio en Palacio de San Lázaro.
De ahí la necesidad que los actores de esa oposición “moralmente aniquilada” y sin futuro, entiendan por igual que el creciente descontento social requiere como nunca de líderes regionales, en los Estados, que coordinen acciones y capitalicen el rencor de verse afectados no sólo por quedarse sin empleo, sino ser objeto de agresiones constantes como es enterarse que en esta dictadura de ocurrencias resulta prioridad comprar estadios de béisbol antes que dotar de equipo médico a quienes se juegan la vida atendiendo a pacientes afectados por Coronavirus.
Se necesita que surjan esos liderazgos que catapulten la indignación creciente por la manga ancha que se brinda desde Palacio Nacional a quienes se dedican al crimen organizado, a cambio de sangrar al país y dejar una estela de secuestros, extorsiones, cobro por derecho de piso, manejar las plazas más redituables aun sea a cambio de enfrentar a carteles entre sí, todo con la complacencia oficial que se rige por el principio puritano y socarrón de recomendar “abrazos y no balazos”.
Hay aún mucho por hacer, eso debe entender la fracturada y hoy casi invisible clase política de los no alineados a la dictadura de ocurrencias. Trabajar en consecuencia y ser reflejo de la decepción que priva y crece día a día, porque el cambio que se ofertó no ha sido más que una simple mascarada, un burla grotesca y hasta obscena, con la dramática diferencia que no hay en el corto y mediano plazo, cómo salir de la crisis económica que ya se vive y los saldos del colapso petrolero que a todos alcanzará.
Urge entonces que haya dirigentes partidistas de altura, que sepan el terreno que pisan y sepan leer el momento crucial que vive el país. No sólo en lo nacional, sino además y más importante, en lo estatal, porque ahí reside la viabilidad que podrán tener para sobrevivir el reto del 2021.
Y aquí cabe hacer mención que el PRD celebró apenas este cinco de mayo, 31 años de existir y lo que como organismo político aportó para el cambio democrático que hoy se desvanece en el país, ante el peligro de esa autocracia que se perfila.
En la tierra que lo vio nacer, los muchos o pocos militantes que le quedan, deben exigir una dirigencia que aglutine, trabaje sin sesgos y deje atrás fobias personales, residuos de frustraciones personales.
Apostar a un partido con capacidad de competencia que refleje y defienda la obra del que puede ser el último gobierno surgido de sus filas, pasa por una dirigencia encabezada por alguien que tenga más capacidad y liderazgo ganado en el terreno de los hechos.
Juan Bernardo Corona debe dejar paso a quien le metieron de cuña desde el Poder Legislativo para vigilar sus malos pasos y mejor dedicarse de tiempo completo a la distracción sentimental que lo tiene amarrado por el rumbo de Lagunillas. Claro si es que el PRD quiere tener alguna opción para el año electoral que se avecina en Michoacán.
Vale…