Educación: sanas e insanas distancias/Erik Avilés
Educación: sanas e insanas distancias.
Horacio Erik Avilés Martínez
La crisis pandémica por COVID-19 obligó a la declaración de emergencia sanitaria en México, lo cual implicó la respectiva y responsable suspensión de actividades educativas presenciales en la nación. Estamos amenazados como especie ante un riesgo enorme y debemos de actuar con toda la madurez y conciencia social por el bien propio y de nuestras familias. La sana distancia es insoslayable.
Sin embargo, en lo que respecta al derecho a aprender, la crisis evidenció la falta de recursos con los cuales se operó el sistema educativo nacional desde su concepción: nunca se desarrollaron medidas de soporte para contingencias como la que se está viviendo actualmente.
La escuela que por ahora se quedó en suspenso es aquella a la que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes idealmente acuden a convivir, participar y aprender colectivamente. En esas mismas dimensiones deberíamos de diagnosticar la insana distancia que están padeciendo treinta y cuatro millones de estudiantes en la nación con el ejercicio de su derecho a aprender.
Las circunstancias generaron y exhibieron brechas de comunicación entre los estudiantes y sus maestros, pero paralelamente también la inexistencia de mecanismos de discusión grupales entre pares, además de plataformas de acceso universal para los contenidos a distancia. Las autoridades tienen mucho trabajo en sus escritorios para desarrollar al respecto políticas públicas que permitan el ejercicio del derecho a aprender a pesar de las circunstancias, incluyendo además de los mecanismos de comunicación entre los miembros de la comunidad de aprendizaje, herramientas para brindar soporte socioemocional y transferencias directas para que los hogares más desfavorecidos cuenten con alimentación y conectividad, entre muchos otros temas pendientes.
Paralelamente, la distancia entre los aprendizajes programados y los alcanzados no parece ser menor a la de estar situando los respectivos aprendizajes vitales en torno a las experiencias que estamos viviendo en esta crisis que nos confina como especie. Es importantísimo que logremos significar en nuestros hogares las situaciones que en esta contingencia estamos vivenciando y enmarcarlas para construir ciudadanía.
Por otra parte, en cuanto a participación ciudadana, partiendo desde el hogar, pasando por las ahora cerradas comunidades de aprendizaje y en general, hablando de los mecanismos de opinión y consulta a nivel nacional estamos viviendo muy malas épocas. Se ha diluido el incipiente eje de gobernanza que dificultosamente se había construido en los últimos años.
Más aún, no solamente no es sana, sino que es absurda y autoritaria la manera vertical en la cual se han conducido la gran mayoría de las autoridades en la nación. La consulta selectiva, la escucha a actores cercanos y la falta de consensos para la toma de decisiones han hecho cera y pabilo del tejido social que en torno a la participación ciudadana incipientemente empezaba a crecer en nuestro país.
La distancia entre la agenda pública y el tema educativo ha dejado a 34 millones de personas involucradas en el sistema educativo nacional prácticamente sin posibilidades de interacción. No hay canales formales establecidos para tales efectos que estén en plena operación. Los mecanismos de gobernanza y participación ciudadana dentro y fuera del aula, presenciales o a distancia o no existen, o no toman en cuenta a todos los actores, o no operan ni tampoco están articulados entre sí, ni se les convoca a sesionar ni a tomarles opiniones ni recomendaciones, por lo que solamente unos pocos que logran que desde Twitter o una conferencia mañanera se les responda un cuestionamiento son quienes logran la atención e interlocución.
Más aún, los decretos ralentizadores de las solicitudes de acceso a la información pública motivados por el COVID-19, si bien son entendibles, también laceran los mecanismos de interlocución con las autoridades y por ende, los derechos de los ciudadanos. Cada vez dependemos más a nivel nacional y estatal de las preguntas que realizan los periodistas en las conferencias de prensa que se han puesto de moda. Muchas de ellas, a modo. El “quédate en casa” en absoluto debería significar “quédate callado”.
En contrapunto, a nivel internacional no se ven de la misma manera las cosas. El Dr. Amartya Sen, en su más reciente artículo habla de los incentivos para la buena actuación del gobierno a la discusión pública y el advenimiento de las próximas elecciones. A la par requisita la existencia de una prensa libre y una discusión pública abierta. Sin embargo, en los diarios nacionales mexicanos leemos otras preocupaciones diferentes a la participación ciudadana, a la gobernanza, a la educación, a la cultura y a la reconstrucción nacional que debería advenir posteriormente a la mitigación del COVID-19.
Se entiende la dificultad de gobernar a 127 millones de mexicanos, muchos de ellos, sumidos en la ignorancia, en la pobreza; otros tantos son escépticos o incluso adversarios irreflexivos del régimen. Sin embargo, el imponer soluciones drásticas y tener que llamar la atención a millones de ciudadanos no debe implicar dejar de escuchar. Escuchar es central en la tarea gubernamental de prevenir calamidades sociales. Escuchar cuáles son los problemas, donde han exactamente golpeado y cómo ellos afectan a las víctimas es imprescindible, en palabras del propio Amartya Sen.
Superar una pandemia puede parecer como pelear una guerra, pero las necesidades reales están alejadas de esto. La lógica de la reconstrucción opera en sentido opuesto a la de gobernar en conflagración, es endógena y no impuesta.
Finalmente, hoy estableció el presidente de México un compromiso respecto a definir la continuidad del ciclo escolar 2019-2020: el próximo jueves se nos dirá en la conferencia mañanera cuál será el destino que le deparará. En esta lógica verticalista se nos reduce a los ciudadanos a esperar pasivamente dictados. En ello estriba también, la diferencia entre la sana y la insana distancia que se decide marcar con 127 millones de mexicanos. Esperemos propuestas, escucha y soluciones a esta compleja problemática que limita múltiples derechos, ensancha distancias y dificulta el desarrollo integral en caso de no atenderse.
Sus comentarios son bienvenidos en [email protected] y en Twitter en @Erik_Aviles