Saludo igualitario/Arturo Bribiesca
Saludo igualitario
Por: Arturo Alejandro Bribiesca Gil
“El progreso social puede ser medido por
la posición social del sexo femenino"
Karl Marx.
Como nos hemos dado cuenta, con motivo de la crisis sanitaria generada por el Covid-19, mejor conocido artísticamente como el “coronavirus”, los mexicanos dejamos de saludarnos de mano, abrazo o beso, según lo acostumbráramos. Sin duda, una vez que esto pase, porque pasará, regresaremos al contacto físico.
Pero, qué les parece si aprovechamos esta pausa obligada y cuando volvamos a saludarnos sin la presencia de nuestra amiga Susana Distancia, demos paso a un saludo igualitario; esto es que el saludo hombre-hombre, mujer-hombre y mujer-mujer sea igual, solo saludo de manos.
Puedo estar equivocado, constantemente me pasa -sino me creen, pregúntenle a mi mujer-, pero creo que a infinidad de mujeres les molesta este beso obligatorio, sobre todo con desconocidos, porque se presta como acoso para algunos barbajanes, que escudados en la inocencia de un simple saludo dictado por nuestros cánones educativos, aprovechan la oportunidad para tener una satisfacción lasciva onírica, que se trasluce e incómoda, sin importar su brevedad.
No dudo que alguien al leer este artículo piense en lo inocuo del tema ante los grandes retos que tenemos enfrente: salud (física y mental), economía e inseguridad. Obviamente eso temas son cardinales, pero de ninguna manera disyuntivos que impidan que a la par podamos sostener escaramuzas sobre temas “psicosociales” que prima facie parecen intrascendentes, pero que no lo son, e importan mucho, como la ya larga batalla del lenguaje inclusivo.
La lucha por el lenguaje inclusivo se centra en la visibilización verbal y gramatical del sexo femenino, para evitar así su discriminación más allá de las simples palabras. El contar con un saludo igualitario erradica también un tipo de discriminación apartemente inofensivo, que en muchos casos no es tan inofensivo. Tan así, que me atrevo a decir que ambos temas tienen una alta y similar importancia.
Por ello, una duda que me ha carcomido desde que comencé a construir mentalmente este texto es: ¿Por qué no he escuchado o leído quejas sobre este tema desde una perspectiva de discriminación por razón de sexo? Obvio que he leído y escuchado sobre lo molesto de estos besos forzados con su dosis libidinosa, como ya lo señale previamente, pero jamás me he percatado que le den una connotación de discriminación, cuando eso lo que es.
Aclaro, no me tomen por un talibán del contacto físico y las demostraciones de afecto, obviamente el tema de los abrazos y otras demostraciones es opcional, y directamente proporcional a la estima que se tengan los abrazantes.
En fin, más importante que cualquier cosa que yo pueda decir, es lo que opinan las mujeres al respecto, principalmente las de fuerte espíritu feminista, que son las que están haciendo de este mundo uno mejor.
Otrosí: Aprovecho este espacio periodístico para externar mi aprecio, reconocimiento y adeudo de por vida, para con todas y todos los combatientes en el frente contra el “coronavirus”. Ansió el momento en que se les entreguen sus condecoraciones y medallas de honor por sus servicios prestados a la patria, con valentía, honor y coraje, solo visto antes en campos de batalla tradicionales.