Diálogos de vida/Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
“La pareja XV: Por qué el amor se acaba”
Las relaciones de pareja tienden al deterioro natural porque se vuelven monótonas al caer en la rutina y por expectativas incumplidas…
Hay dos formas de relacionarnos en la pareja: Una, porque queremos extraer algo de la otra persona para cubrir alguna o varias de nuestras carencias o necesidades, ya sea tiempo, sexo, sustento, compañía, estatus, seguridad, etc. Dos, porque queremos compartir nuestra vida.
El problema inicia cuando formamos pareja por razones equivocadas; salir de casa de nuestros padres, un embarazo no deseado, presión por la edad, etc., y porque partimos de la premisa equivocada de que la otra persona tiene que llenar nuestras expectativas; tan es así, que acostumbramos tener una lista, cuando menos mental, de las características y atributos físicos, materiales, culturales y de personalidad, que consideramos debe tener nuestra pareja “ideal”. Al respecto, hagamos una distinción: si bien es natural que en nuestra unicidad busquemos o nos atraigan ciertas características específicas para relacionarnos y formar pareja, la intención cambia totalmente cuando se busca que la persona cumpla con tales características porque estoy esperando recibir algo, porque espero que mi pareja sea como imagino o porque espero que me dé “aquello que considero” que necesito para ser feliz; esto implica que somos incompletos y que nuestra felicidad y plenitud van a depender en mayor o menor grado de nuestra pareja, y cuando no nos haga felices, será lógico para nosotros exigirlo o reclamarlo (porque ni siquiera reflexionamos sobre la irracional expectativa), solo sentiremos la carencia y en lugar de asumir la responsabilidad de nuestra vida y emociones, buscaremos inconscientemente responsabilizar a la pareja. Me pregunto, cuántos de nosotros, cuando iniciamos una relación, le avisamos a nuestra pareja lo que esperamos de ella.
El problema cuando queremos suplir nuestras carencias o cubrir nuestras necesidades con la otra persona y relacionarnos a partir de ello, es que no podemos esperar que la otra persona resuelva nuestras limitaciones o aporte lo que carecemos, al final del día, la pareja es una persona independiente que tiene su propia agenda de vida, muy probablemente ajena a nuestros requerimientos, siendo así, las consecuencias de ello serán que el amor, o lo que creemos que es amor, se acabe, llevando al final la relación, o, a continuar la relación con una calidad de vida mediocre, lo que nos llevará a una vida de simulaciones, roles, hábitos, estereotipos y etiquetas, en donde a lo mejor encontramos algún tipo de equilibrio funcional o emocional sustentado en la insatisfacción, sin alcanzar la plenitud que debería ser la aspiración en nuestra vida.
Las personas cambiamos todo el tiempo, cambian nuestras perspectivas, ideas, sueños y preferencias, con la edad, por experiencias vividas y por la nueva información que nos llega; por eso, el amor que no es un producto terminado que se tiene y se conserva, lo debemos cuidar, fortalecer y alimentar diariamente, actualizándolo con los cambios que tenemos ambos en la pareja. Si no lo nutrimos, el amor se debilita y con el tiempo muere, generando desasosiego, inestabilidad emocional e irritación que se manifiesta en las formas de comunicarnos, en la intimidad y en la vida cotidiana; la comunicación amorosa se transforma en contestaciones ásperas, el abrazo en la intimidad cambia por el alejamiento y el rechazo, como cambian las maneras y atenciones mutuas por el desgano y la apatía que generan los conflictos.
Cuando nos relacionamos para compartir “nuestra vida”, lo que se está compartiendo son las individualidades de dos seres diferentes y únicos que consideran tener afinidades y objetivos comunes que prometen una mejor vida que estando solos, con ello en mente, las diferencias tienden a ser de forma y no de fondo, haciéndolas más fáciles de administrar y conciliar, construyendo así un ambiente que favorece la posibilidad de vivir bien en el día con día. No es el amor lo que sustenta una relación, es el modo de relacionarse lo que sustenta al amor… ¡Así de sencillo!
Recuerda, si quieres que atendamos una situación en particular, escríbenos a: [email protected]
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores