La hija del coronel/Sara Galeote
¡A lo Lucas!
- "Oye Lucas,
- Dígame licenciado,
-¡licenciado!, gracias muchas gracias"
-“No hay de queso nomás de papa”
Así tal cual recuerdo la barra cómica de Televisa con Lucas y el Chaparrón Bonaparte, pero ahí uno comprendía que estas frases correspondían a una pareja de amigos que evidenciaban rasgos digamos fuera de los parámetros de la normalidad, producto salido de los guiones que reunían a las familias mexicanas frente a la pantalla.
-"Chaparrón, ¿Sabías que la gente sigue diciendo que tú y yo estamos locos?"
-“¿Qué tú y yo estamos locos Lucas?”
- ¡Figúrate!, - ¡No hagas caso Lucas!
A ese símil me remite el lenguaje presidencial actual, al estilo de la popularidad asegurada, que no corresponde a la figura de quien representa una nación, cuando en su mensaje en Milpa Alta surgió aquello de “fuchi-caca” ahora para los “corruptos”, que dicho sea de paso es algo superlativo al “fuchi-guácala” que alude a aquellos niños mal portados (léase con sarcasmo) que no obedecen a sus madres y se dedican a cometer actos delincuenciales y a los que hay que invitar de forma elocuente a dejar sus actividades criminales al estilo popis que le decía a Quico el de la vecindad que “los acusara con su mamá”.
Y qué tal la reciente ante miembros de la Guardia Nacional en Jalisco, cuando se señala que “tenemos que ser respetuosos de los derechos humanos, los delincuentes son seres humanos que merecen nuestro respeto…pueden ser familiares, hermanos, primos, que se fueron por el camino equivocado de las conductas antisociales”, así lo declarado por el jefe del Ejecutivo Federal.
¿Será que esta respuesta pueda ser aceptada y sea suficiente por familiares de Ingrid o de la pequeña Fátima menor de 7 años de edad?, cuyos asesinatos no puedo siquiera repetir en letras.
No, no creo que se trate solo de disfrazar con palabrería y “chistes populares” las atrocidades y la inseguridad que enfrenta el país, en el que se siguen disparando los índices de feminicidios, ni que culpar al “neoliberalismo” sea la salida como lo plantean desde allá arriba al sostener que “Se cayó en una decadencia, fue un proceso de degradación progresivo que tuvo que ver con el modelo neoliberal”.
Eso sí, en lo que se da solución a los feminicidios, se pide “con respeto” a las ‘feministas’ que “no vayan a pintar las puertas o paredes” en caso de protesta (agregue estimado lector si usted quiere aquí: un emoji de cara de sorpresa, o alguna manita, es más uno con cara roja, no, no, mejor aquella montaña de color café con ojos abiertos; lo que usted requiera para conocer de usted mismo qué le parecen estas respuestas)… sí, sí, ya los escucho mentalmente desde estos dedos que teclean, donde me responderán que: ¡Eso sólo se ve en nuestro México lindo y querido!, inmerso en la 4T con “T” de “todo puede suceder, hasta lo que se creía inverosímil.
¿Será acaso que febrero le hizo una jugarreta y como escuché por ahí… tanto AMLOVER le trajo una crisis shakiresca que dice que uno enamorado se vuelve ciego, sordo-mudo, torpe, traste, testarudo?, aunque dicen que eso es más bien un fenómeno químico.
Lo anterior, lo cito, porque las cifras del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública revelan, (según datos periodísticos) que enero de este año fue incluso más violento que el mismo mes del 2019; se señala que en promedio se mataron a casi 77 mexicanos por día.
Se requiere pues dejar por un lado lo dicharachero y popular, para conocer avances no sólo en materia de seguridad sino en otros rubros, y aquí casi, casi, oigo al chaparrón que me diría: -¡Estás en lo cierto!, y yo diría: “no hay de queso nomás de papa”.
Hasta aquí mis letras al coronel que ya tiene quien le escriba… que me responda… quién sabe.