Las joyas de Maravatío: sus rubís/Gerardo A. Herrera Pérez
Las joyas de Maravatío: sus rubís.
Gerardo A. Herrera PérezExisten cuatro piedras preciosas que se pintan del color de la naturaleza: el ardiente y cautivador rubí, que es el fuego y calienta los cuerpos del frío, de él se emana el rayo rojo de gran pureza pero también es una piedra de sangre que fortalece al corazón; el diamante, la luz que ilumina el camino de los seres vivos; la esmeralda que expresa la riqueza de la naturaleza en sus diferentes colores verdes, que significan vida y; el zafiro que expresa la diversidad de colores de la tierra, de donde se obtienen los alimentos para la sostenibilidad de los seres vivos.
Al igual que África y hoy Birmania, son los espacios geopolíticos que aportan los mejores rubís al mundo. Los rubís son de un intenso color rojo; la palabra rubí viene de ruber, que significa rojo en latín. El rubí es una excelente piedra que recarga los niveles de energía y que permite la vitalidad, y desde luego la sensualidad que expresa el deseo y la energía sexual, también supera el cansancio y anima los letargos al motivar la circulación de energía que proporciona vida.
En Maravatio también hay joyas que expresan un rojo intenso y cuyo color se encuentra presente en cuerpos que manifiestan vida; son los rubís de la tierra, son los rubís de la naturaleza, estos son sembrados por las manos vigorosas de hombres y mujeres que durante varias semanas están al pendiente de los procesos productivos para ver crecer las frutillas llamadas fresas, que son de un intenso color rojo y una de las joyas que son exportadas a diferentes partes del mundo y consumidas también por el mercado nacional, por ello, me parece que en Maravatio la “fresa es la reina de las frutillas rojas”.
De esta manera en Maravatio tenemos una reina de color rojo brillante, suculenta a la vista, fragante, pero dulce, fresca cuando en el paladar se recibe. Nuestras joyas maravatienses también tienen propiedades no solo médicas o de salud, culinarias o de nutrientes al cuerpo, sino esotéricas ya que puede generar la posibilidad de encender o restaurar la pasión y emoción de vivir.
A los lados de las diversas carreteras: federal, estatal y de caminos locales que atraviesan la localidad de Maravatio, se observan debidamente alineados cientos de túneles color blanco; a lo lejos se aprecian dunas onduladas perfectamente delineadas, como si el propósito no solo fuera productivo sino la búsqueda de una expresión estética, es decir, la búsqueda de la belleza, al contrastar el blanco de los túneles con el verde del paisaje, el azul del cielo y el color cafe de la tierra.
Llegar a estos destinos productivos, requiere de la invitación de sus propietarios o administradores; estar dentro y recorrer los túneles ya sea en su interior o exterior, se percibe el control y la administración en todos los sentidos del proceso productivos: de la organización y formación del capital humano y de la importancia que tiene respetar el paquete tecnológico para impulsar su venta a empacadoras y la distribución a mercados internacionales.
El corte de los rubís, que se expresan a los lados sobre camas acolchadas, inicia desde muy temprano; la llegada de la fuerza de trabajo que se cuenta por decenas de brazos y que arriban a los túneles, y que en su mayoría son hombres, pero también existe una importante participación de mujeres. Es decir, el campo se sigue feminizando. Los jornaleros van dibujando sus corporalidades al amanecer y bajan de los camiones (que los trasportan desde sus comunidades para incorporarse a sus actividades en los túneles), uno a uno, como pasarela, en donde envueltos sus rostros y con cachucha, están dispuestos a trabajar con la reina para hacerla joya, es decir, a dotarla de su color, de su aroma, de su sabor, a preparar sus exquisitez.
Los jornaleros (hombres y mujeres), son la parte más importante del proceso, el corte no es solo la recolección de la frutilla roja, es más que eso, es recoger el fruto rojo de la tierra que obsequia al productor y a los jornaleros por su trabajo permanente y detallado que se expresa en forma, peso, talla, color y sabor y que permite ir a la mesa de las familias para consumir a la reina.
El corte de la reina al amanecer representa el respeto, porque se hace sin calor y si con la frescura de la mañana, para posteriormente llevarla al centro de acopio e iniciar el proceso de empaque, venta y la obtención de la ganancia de un proceso productivo; tal vez lo más importante en este proceso, es el repensarnos en la importancia de cuidar la tierra, de cuidar el agua y el paquete tecnológico para producir de manera sostenible.
Durante el recorrido por los túneles, observe la instalación de baños móviles, también los espacios adecuados para el consumo de alimentos y otros espacios propicios para el empaque. Es decir existe un manejo empresarial de la producción de frutos rojos.
Por otro lado, la presencia de jornaleros jóvenes ejecutando tareas de amplia responsabilidad sobre la aplicación del paquete tecnológico me hacen pensar que la participación de estos han hecho que adquieran importante experiencia y sabiduría para el manejo técnico para atender tareas de alto rendimiento, porque existen jóvenes que tienen la experiencia para poder ofrecer estas responsabilidades de manera exitosa.
Dos jóvenes, asomaron sus rostros, dos muchachos inquietos y de una gran capacidad de trabajo salieron al paso, de entre los surcos, de entre las entrañas de los túneles; ellos se llaman: Caheri y Hireti (nombres de la cultura Purépecha), ambos son hermanos, son miembros de una familia de trabajo intenso, de compromiso con la tierra, de respeto por los procesos productivos.
Son jóvenes que se forman con el conocimiento del texto académico, pero con la experiencia y sabiduría de años de sus padres y sus ascendientes familiares. Son jóvenes inquietos, pero que comprenden la importancia de la fuerza de trabajo para enfrentar las dinámicas productivas y del respeto que debe haber sobre los cuerpos de quienes colaboran en la producción de la reina de la naturaliza, la Fresa.
Sus rostros y la piel blanca de sus cuerpos por un trabajo al aire libre ha sido dorada por el sol, sus chapas en sus mejillas del color de las fresas, los mimetizan en un ambiente de sostenibilidad, ambos son vida cuerpos humanos y fresas en el surco y expresan la riqueza que da la tierra, expresan la importancia de la complementariedad que generan los seres vivos, en un dialogo de saberes.
Son chicos que saben de la importancia del saludo y la conexión con el otro, del respeto a su otredad; no dejan de ser gente de una actitud sencilla y expresión generosa, de tener presente el nombre de quien les saluda, del recuerdo y de las imágenes que aun en su mente revolotean y les permite traer a su presente una y otra vez el nombre de aquellas personas que han aportado algo a la sociedad.
Caminar entre los túneles blancos de los centros de producción, me hace pensar, primero que es como caminar entre la dunas que poseen capas suaves e uniformes de arena producidas por el viento y sus variaciones, pero segundo, reflexionar respecto de la importancia de reconocer que la Tierra es nuestra casa y que debemos de cuidar el medio ambiente, la biodiversidad y la vida. Gracias por esta experiencia, gracias por la invitación, gracias por el reconocimiento a la madre tierra.