Opinión/Gerardo A. Herrera Pérez
Centro Reinserción Social “David Franco Rodríguez”
Gerardo A. Herrera Pérez
Asistí a la clausura del proceso de capacitación dirigido a personas privadas de su libertad (PPL): “Mediación de conflictos y libertad con respeto”, impartido por la organización VITAC; al evento asistieron autoridades del Centro de Reinserción Social “David Franco Rodríguez”, director Rafael Salazar Esquivel, así como personal institucional del Órgano Autónomo de Derechos Humanos, así como beneficiarios del procesos de desarrollo humano y familiares que acompañaron durante dicha actividad.
El evento ratifico mediante la entrega de constancia suscritas por autoridades de la Coordinación de Centros de Reinserción Social y de la organización VITAC, los conocimientos y competencias adquiridos para el manejo de los conflictos y el impulso del respeto de la otredad entre los PPL. El programa incluyo la participación y las diversas reflexiones de los PPL; entre los que se destacan por ser reiterativos el tono de respeto y agradecimiento a los facilitadores del proceso sobre las competencias y conocimientos adquiridos, pero sobre todo al director del Centro de Reinserción que ha sido un apoyo a proceso para adquirir información y formación.
De manera complementaria al evento, hubo la posibilidad de apreciar el trabajo que se realiza en el proceso de reinserción social de los PPL por parte de las autoridades; sobre todo el relacionado con el eje de trabajo y capacitación. Ahí puede apreciar una gran organización social para el trabajo, debido a que decenas de PPL se encontraban trabajando de manera responsable, organizada y con el compromiso de cumplir con sus metas. Actividades productivas vinculadas con tapetes, talabartería, arpillas y un sin número de actividades que le dan sostenibilidad a los proyectos de vida de cada uno de los PPL que ahí se desarrollan laboralmente y que son impulsadas por el director del Centro de Reinserción.
La reinserción social es un concepto que se acuña en la normatividad vigente para expresar que aquella persona que cometió un delito, puede reintegrarse a la sociedad. Pero es a la vez, la bienvenida que recibe una persona privada de la libertad al salir de dichos centros, de su familia a través de un abrazo, un beso, un saludo, o bien es la calidez con que se recibe a una persona por su familia, o bien por su comunidad la cual estará atenta a coadyuvar para que estas personas tengan oportunidad social, laboral y no sean estigmatizadas.
Los procesos de reinserción social no son simples, son más bien asumidos como procesos complejos donde intervienen diversas disciplinas que se interrelacionan y que les permite trabajar desde la transdisciplinariedad. La reinserción social se ejecuta después de que la persona privada de la libertad es juzgada conforme a la ley expedida con anterioridad al hecho delictuoso; una vez que la persona privada de la libertad recibe la correcta y concreta aplicación de la normatividad por el operador de justicia. Al concluir el proceso y su ejecución, se muestra la eficacia del Estado de derecho, el cual, posteriormente, a través del sistema penitenciario proveerá lo necesario para prevenir la reincidencia cuando se cumpla la sanción penal.
Esto es lo deseable pero lo que hoy observamos es que una persona que concluye su sanción penal y sale a la sociedad, la misma, nuevamente le aplica mecanismos de opresión, como la invisibilidad, el estigma, así como el prejuicio, la discriminación y la violencia sobre su cuerpo; es decir, en el lenguaje coloquial, no encuentra trabajo por su condición de haber cumplido una sanción penal, pero en el discurso de las personas es un expresidiario, es un delincuente, es un excarcelario, y otros estigmas; su familia no necesariamente lo abraza en su proyecto de vida, porque no siempre se cree que cumplió y está de vuelta con el “borrón y cuenta nueva”, al contrario todos en el sigilo se dicen “cuídate de él”; la sociedad lo continua excluyendo, se le considera una persona anormal, la normalidad no vendrá hasta que no demuestre que ha sido reincorporado en el marco de un proyecto de reinserción que le permite vivir en valores, en respeto, en tolerancia, en confianza, en identidad, en principios, en convivencia.
Tal vez lo que necesitamos sea no solo la aplicación de un sistema penitenciario basado en cinco ejes para la reinserción social (educación, salud, trabajo, capacitación, deporte) sino adicionalmente trabajar en un sistema de valores, principios y virtudes sociales, de manera endógena y exógena, es decir no solo al interior del centro de reinserción, sino de manera genérica en la sociedad a través de utilizar las instituciones con que trabaja el Estado mexicano como la familia, la escuela, y otros mecanismos para sentar ahí las cuestiones éticas y axiológicas que requiere la sociedad, pero sobre las cuales debe trabajar la persona privada de su libertad.
Con el reconocimiento del trabajo de reeducación que se realiza en el Centro de Reinserción en comento, y del trabajo que forma e informa a los PPL por parte de la organización VITAC.