Resolver conflictos sin odio/Gerardo A. Herrera Pérez
El fin de semana en diferentes entidades del País ( Ciudad de México, Veracruz, Chihuahua, Guanajuato, Tabasco, Aguascalientes y Quintara Roo y otras), y en el marco de la aprobación de la despenalización del aborto en el Estado de Oaxaca (aprobado ya también en la Ciudad de México), diferentes grupos salieron a defender sus formas de pensar; algunos grupos expresaron su reconocimiento a la vida y en contra del aborto, en tanto que otros grupos, que incluyen a las mujeres feministas y muchos hombres también feministas, salieron a las calles a defender su postura sobre la importancia de reconocer el cuerpo de la mujer y la decisión de esta de defender su derecho a elegir sobre su cuerpo y pronunciarse a favor del aborto, como un mecanismo de justicia social y de defensa y aplicación de sus derechos sexuales y sus derechos reproductivos de las mujeres.
La presencia de la llamada marea verde por la acción global por un Aborto Legal, Seguro y Gratuito, hizo presencia en distintas plazas y efectos; si bien por ejemplo en Guanajuato se encontraron las dos marchas frente al Teatro Juárez, las dos manifestaciones se llevaron a cabo sin mayor contratiempo; las dos manifestaciones expresaron sus consignas cada una con su correspondiente lectura de su manifiesto posicionando sus ideologías y sus aspiraciones y defendiendo sus derechos sexuales y derechos reproductivos.
Estas diferentes posturas se encuentran generando tensiones sociales y polarizando a la sociedad; en sus pronunciamiento, principalmente uno de los grupos, quien defiende la vida y está en contra del aborto, genera una visión deliberada de provocar una afectación en la dignidad de las personas a través de expresiones hirientes, con expresiones racistas, al querer jerarquizar la sociedad de la manera que estas personas consideran es lo conveniente, pero también con expresiones discriminatorias, machistas, homófonas, entre otras acciones como la violencia verbal que se ejerce al llamar asesinas a las mujeres que se practican un aborto.
Este discurso de odio difunde animadversión hacia al grupo contrario, por lo que no se consideran las ofensas como individuales, sino contra un grupo de personas que piensa exactamente diferente, al defender su posición de decidir sobre su cuerpo y promover la aprobación de las despenalización del aborto. Las expresiones de odio intentan provocar un dolor lingüístico a las mujeres feministas, al precisar que el aborto es contrario a la vida, es decir, es un acto que cae en lo moral, y abortar es malo y la hace cometer el delito de homicidio.
La construcción del discurso de odio cuenta con una intención pero también con un objetivo: en este caso la intensión, es diseñar un discurso para intimidar, oprimir o incitar al odio o bien a violentar; históricamente los discursos de odio en la historia de la humanidad han estado presentes: en Alemania en el holocausto, en el ku klux Klan en Estados Unidos, en Bosnia y en Ruanda en 1994. En este caso es ver a las mujeres feministas como homicidas, porque su deber es concebir y cuidar el fruto de la concepción sometiéndose al patriarcado.
Por otro lado, tiene un objetivo, y es atacar a un blanco en específico, es decir atacar a todas aquellas mujeres que han decidido optar por el discurso de los derechos humanos y el ejercicio del libre desarrollo de la personalidad, la igualdad y no discriminación, la libre decisión sobre su cuerpo y la dignidad humana, tal cual sucede ya en la Ciudad de México quien ya despenalizo la práctica del aborto, como lo hizo ya Oaxaca.
Diversas normatividades universales, regionales y nacionales dan cuenta de la importancia de evitar expresiones peligrosas y antidemocráticas.
Frente a la posición que guardan los grupos sobre un mismo tema que ahora mismo está radicalizado, consideramos importante impulsar acciones que permitan el dialogo, un dialogo sin ideologías, sin dogmas, montado sobre el respeto a los derechos humanos y las libertades, un dialogo en la horizontalidad, en donde se puedan construir los puentes del entendimiento y la complementariedad, donde los dialogantes pueden comprender la importancia de la tolerancia, de reconocer las diferencias en sus posicionamientos, pero aceptar que unas y otros tienen los mismos derechos, un dialogo con respeto, que permita y no impida la convivencia social.
Es decir, necesitamos seguir trabajando en promover la inclusión, bajo los conceptos de dialogo, alteridad, complementariedad, horizontalidad; sé que es difícil, pero no hay otro camino, que no sea el seguir trabajando bajo un enfoque de respeto a los derechos humanos y las libertades.
La ONU, como la OEA, continúa trabajando para impulsar acciones que permitan el desarrollo con paz social, incluso en el marco de la Agenda de 2030 para el Desarrollo Sostenible, uno de los objetivos es justamente la paz y justicia; no obstante este mundo no puede encontrar la paz, mientras no exista un claro respeto a los derechos humanos.
En este sentido, los países miembros de la ONU y OEA, tendrán que seguir impulsando acciones para el diseño de una política pública que privilegie el diálogo, la convivencia, así como los valores y principios, haciendo hincapié en la tolerancia, la igualdad, la libertad y el respeto a la dignidad humana.