?Reflexiones de mi amigo Indio?
Celaya, Guanajuato, 30 de septiembre del 2011Si no respetas el límite de velocidad, eres partícipe de la corrupción social en México, me señaló mi amigo Chandan Sahoo.Conocí a Chandan en el 1er. Congreso Internacional Universitario sobre “Perspectivas del Desarrollo Sustentable”. Celebrado en Chetumal y convocado por los alumnos de la Universidad de Quintana Roo con una gran participación y esfuerzo.Al segundo día cené con nuevos amigos y con Chandan y a su esposa. El, asesor de empresas nacido en la India, hoy radica en México, daría su conferencia sobre BSC (Balanced Score Card), un sistema de planeación y gestión empresarial que tiene como eje el reconocer los intereses de las partes involucradas en la gestión y operación de una empresa, para “balancear” los mismos y lograr un óptimo desempeño.Al tercer día compartimos un paseo a la laguna de Bacalar, parte de los misterios y atractivos naturales de esta región que fue parte del imperio Maya; en donde de manera excepcional se combinan el agua azul turquesa con la arena blanca que le distingue, y una laguna con cenotes interiores y corrientes de agua derivadas de sus conexiones con el océano.El viaje una delicia, conversé con Chandan y su esposa, quienes generosamente me compartieron sus puntos de vista respecto a su precepción de la vida en México y lo que, en algunos aspectos no comparten: -¿Para que tener una ley si no se piensa cumplir?, cuestionó. Si en México no hay carreteras que permitan viajar a más de 120 kilómetros por hora, no deberían fabricar autos que corran a más de 120 kilómetros/hora, dijo… ¿Cómo responder o argumentar cuando simplemente se tiene la razón?, me reí; el continuó -Si tienen límites de velocidad en calles y carreteras, deberían cumplirlos, si les parecen injustos o irrazonables, deberían cambiarlos, pero, en tanto los cambian, deberían cumplirlos. Un pueblo que no respeta sus leyes, es un pueblo que pierde cohesión y cae en el desorden, ya que confronta al ciudadano con sus autoridades o poco a poco convierte las reglas de convivencia en letra muerta… Callé, nada que decir, nada que argumentar, nada que explicar, mientras Chandan hablaba, yo pensaba en todas las “semillas” de descomposición social que hemos sembrado y que tienen a México de rodillas frente al crimen organizado, frente a los intereses e intervenciones de los gringos, frente a la corrupción política, frente al deterioro social que nos ha convertido en una sociedad de cínicos acomodaticios que evade el compromiso generoso de hacer algo por México, gente, personas, ciudadanos mexicanos que empezamos la autodestrucción social, quizás incumpliendo el límite de velocidad o quizás tirando basura a la calle bajo el argumento de: que tanto es tantito y la expectativa de no ser visto.Lo mismo con la educación, continuó Chandan -Los niveles educativos en México están mal y parten de un modelo que no exige -Es que nosotros privilegiamos el certificado y diploma sobre el conocimiento, le dije, tratando de participar en la argumentación y buscando explicar nuestro comportamiento -¿Para qué?, preguntó ¿De que te sirve un certificado, diploma o titulo si no sabes?, es hacerse tonto solo. Volví a callar, pensando para mis adentros; ¿cómo hacer que los padres de familia, maestros, autoridades educativas y alumnos en México, escuchen las reflexiones de Chandan?-Mira, me dijo, yo tuve una experiencia muy ilustrativa en una universidad mexicana. Al final de una etapa, el maestro nos puso por parejas a los alumnos para que nos calificáramos unos a otros, después de hacer las preguntas correspondientes, mi compañero mexicano me preguntó que calificación le iba a poner, un tres, le dije, contestaste mal. El amenazó -Si me pones 3 de calificación, yo también te repruebo -¿Por qué?, preguntó Chandan, si yo contesté correctamente todo. –Porque no quiero reprobar, dijo el mexicano, si me lesionas me desquito… Mientras escuchaba la historia, con vergüenza pensé en todas las actividades que realizamos mal y en las que exigimos una buena calificación, no por nuestro esfuerzo o resultado, sino simplemente porque la necesitamos y la deseamos; podría empezar por los salarios que cobran nuestros congresistas y gobernantes por un trabajo mediocre, podría seguir por la canonjías y prestaciones que exige un sindicato que no promueve el cumplimiento, la efectividad o el resultado positivo. También pensé en los padres que solapamos a nuestros hijos y los volvemos inútiles y prepotentes, y en los empresarios que evaden leyes, no cumplen obligaciones y defraudan al no pagar impuestos;… pensé en México, en una palabra, y el rumbo que le hemos impuesto quienes de dientes para afuera decimos amarlo… Y también pensé en lo que les estamos haciendo a nuestros hijos y a las generaciones por venir, con la destrucción de manglares y arrecifes en nuestras costas. Pensé en la intervención norteamericana en México disfrazada de colaboración para la lucha contra el crimen organizado que ellos financian y promueven con el consumo de drogas y la venta de armas… Y sentí coraje y vergüenza.Un saludo una reflexiónSantiago Heyser BeltránEscritor y soñador