?Derechos laborales ? Derechos humanos?
En este mundo convulsionado, reconocer los derechos laborales como derechos humanos… ¡Es un gran paso!A riesgo de sonar necio, me permito recordarte, estimado lector: ¡Somos una sociedad de personas!, no de ganancias, no de utilidades, no de cosas.Esto que parece obvio, en la práctica no lo es; la realidad globalizada nos ha llevado a deshumanizar el modelo de convivencia y a envilecer el sistema económico, al grado que hemos pervertido nuestra propia humanidad al privilegiar la ganancia y el tener, sobre las personas y el ser.Si somos una sociedad de personas, parecería obvio que el objetivo final de nuestros esfuerzos y afanes debería ser el bienestar del ser humano ¡Pero no es así!... Hemos llegado a tal grado de degradación, que hoy los seres humanos somos desechables ¡Como se oye!, al igual que un reloj, un teléfono celular o una calculadora que dejan de estar de moda o se les acaba la pila, es más cómodo reemplazarlos, los seres humanos que no sirven a los intereses de los “poderosos” son desechados, o peor aún, sociedades enteras son desechables; como pasa en la Sierra Tarahumara, como pasa en Chiapas, como pasa con los migrantes centroamericanos, como pasa con los afganos, o los sirios, o los sunitas, o los haitianos, o los egipcios, etc., etc.Y como se pretende que pase con los iraníes y los cubanos,… y con el resto de los mexicanos que no nos doblegamos ante los embates de quienes pretenden el control de México y sus riquezas, incluido el control sobre el beneficio que deriva del trabajo de los mexicanos. Así tenemos como hienas a los políticos, peleando por el control de dineros públicos para llevarlos a manos privadas ¿verdad Leonel? Así tenemos a las basura humana que integra al crimen organizado, luchando por despojar y controlar por territorios a los mexicanos, a través de la extorsión, que para fines prácticos se ha vuelto un impuesto, tolerado a veces, permitido en la mayoría de los casos y en ocasiones hasta fomentado por las autoridades. Así tenemos a los liderazgos eclesiales en contubernio con el poder, salvo honrosas excepciones, solapando la corrupción, el fraude y el abuso. Así tenemos a los “amos del mundo” rediseñando el modelo socio económico para ejercer control sobre sociedades enteras, acabando con la concepción del Estado soberano, para incorporar, mediante el control de deuda y el control monetario, a las otrora naciones libres, en un modelo de sojuzgamiento planetario que pretende construir una sociedad integrada por “productores” (las mayorías) y consumidores (la elite), en donde la depredación del mundo es solo un medio más para acumular poder y riqueza, aún a costa de la propia subsistencia. Construyendo así un modelo que es imposible defender, un modelo que tiene como resultado final el caos, con tintes de extinción, aderezado con el dolor y el sufrimiento de las personas,… Y es que es obvio, un sistema que pretende exterminar a los pueblos para convertirlos en masa, es indefendible, ya que atenta contra nuestra propia naturaleza.Es en este contexto, el de la oscuridad y la anarquía, el de la pérdida del valor de la vida, el de la degradación del ser humano para convertirlo en ente, el de los modelos económicos esclavistas que luchan y compiten por reducir costos a cualquier precio, incluido el de vidas humanas; que se prende una luz al final del túnel a través del convenio que reconoce los derechos laborales como derechos humanos, signado en Celaya, Guanajuato, el día 28 del mes de marzo del presente 2012, entre la Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato, y la Unión Nacional de Trabajadores, “La UNT región bajío”.Esperanzador que en este México centralizado, en donde el concepto republicano se diluye ante los embates del poder federal que pretende controlar todo, con el auspicio de los norteamericanos, se prenda una luz en una ciudad de la provincia mexicana, y se signe un convenio que pone al hombre como el centro del interés público y reconoce al trabajo como un derecho y un camino para dignificar a las personas, por lo que de facto, se convierte en un bien público al que hay que cuidar y preservar para construir una sociedad justa y humanizada.En Celaya se pone así el ejemplo, de cómo dentro del desbarajuste que hoy vivimos es posible retomar el camino y poner de nuevo a la persona humana como el eje y motivo de las acciones sociales y de gobierno, para construir una sociedad en donde la justicia, la paz y la equidad, sienten sus reales.¿Acaso no es eso lo que queremos heredar a nuestros hijos?, una nación en la que se pueda vivir en paz y en donde las personas, con el resultado de su esfuerzo a través del trabajo, puedan acceder a una vida digna y así construir familias que nos permitan formar ciudadanos… En ese sentido fue el paso dado en Celaya, al signar el convenio que reconoce a los Derechos Laborales como Derechos Humanos ¡Enhorabuena!Santiago Heyser BeltránEscritor y soñador