Venceremos la crisis con valores absolutos
Seguimos esperando una vida más digna, tranquila y feliz. Este deseo es un arquetipo de la psiché, un componente esencial del ser humano. Deseamos salir ya de la crisis, acceder a un ambiente sin violencia, sin miseria de los pobres, sin carestía de recursos materiales, sin actitudes perversas, sin desigualdades sociales escandalosas, injusticias, complicidades ni impunidad. Un México y un Michoacán feliz como en los sueños, un paraíso es posible. No podemos perder la esperanza. Es un proyecto, una conquista que debemos lograr. De la tradición occidental creyente nos viene esta preciosa verdad: “Dios quiere que todos los hombres sean felices, compartiendo con los necesitados lo que tienen para vivir, con el exquisito amor de Cristo, sirviéndolo a él en los hermanos necesitados” Manifestación y consecuencia de esta situación de crisis son los gravísimos problemas de supervivencia que están pasando los hermanos rarámuris de la Sierra de Chihuahua. Un factor muy importante ha sido el problema ambiental de calentamiento global con sus consecuencias de sequía, perdida de las cosechas y hambruna. Lo peor de todo, es que estos desastres no son ya una excepción, la sequía y el calor son irreversibles por la gran obra de depredación de la naturaleza que realizamos con nuestros artefactos contaminantes. Ese futuro ideal, esa utopía no se alcanza sólo con discursos electoreros, ni sólo con los cálculos y las leyes de la producción y de libre mercado. Con esos medios pragmáticos de los servidores públicos tecnócratas seguiremos fallando en alcanzar el desarrollo para el individuo y la sociedad. El constructor de esa sociedad tan esperada es el hombre, no el hombre unidad mecánica de producción y de consumo sino el hombre dotado de facultades espirituales: capacidad de decidir libremente, de pensar y prever el futuro, de amar (que no es lo mismo que tener placer sexual a lo bruto). El hombre construye su autopista clara, sólida y segura a la ciudad de la felicidad apoyándose en los grandes principios que fundan la convivencia humana digna. Los políticos pragmáticos, sin hablar de los demagogos, pretenden construir sobre otros fundamentos, están construyendo quimeras, dan soluciones a corto plazo y quitan al pueblo un tiempo precioso para ser feliz. Considero aquí sólo dos valores: la solidaridad en la caridad. Estos valores, entre muchos otros, nos permiten hacer frente a las grandes catástrofes y crisis. La solidaridad se práctica no se define teóricamente, no hay que hacer discursos, hay que pasar a los hechos. Es momento de ayudar a los hermanos de la Sierra Tarahumara que viven siempre en una gran sencillez y desprendimiento de lo material pero que ahora, carecen de lo indispensable para sobrevivir. No es posible que haya quien esté desperdiciando y despilfarrando, comprando juguetes caros, viandas y vinos de lujo, mientras los hermanos mueren de hambre. No se trata de dar las migajas que caen de la mesa o lo que ya no queremos o nos sobra. Hay que ser dignos en el dar. La Revelación de Dios, la Biblia prevé que haya pobres y ricos pero lo que a los ricos les sobra es del pobre. Es tiempo de actuar, organizar, participar dando algo substancial, hay que quitarse el pan de la boca. Es una manera de reparar las injusticias de la terrible brecha que se separa a los ricos de los pobres. Es la manera de construir un mundo de rostro humano y digno. Hay que actuar en la caridad de Cristo, moverse con su misericordia, por el respeto a los humildes, por el servicio a cambio de nada. Cristo lavó los pies a sus discípulos, en ellos veía una altísima dignidad, la imagen de Dios.Hay que servir a los pobres con exquisito esmero lujo en la fe. Es necesario descubrir en ellos la imagen de Cristo: “lo que a ellos hicieron a mí me lo hicieron” nos dirá el Maestro en nuestro juicio particular, cuando lleguemos a sus presencia. Con estos principios convertidos en obras, con estas cambio actitudes nuevas, sin mezquindades ni cálculos sin retóricas huecas se empiezan a levantar las bases de la nueva civilización del amor. Construimos así una sociedad sin miserias morales ni espirituales ni de bienes materiales, sin crisis, en un futuro digno y feliz. El sufrimiento de este día exige solidaridad y caridad que es amor divino, podemos decidir con qué obras vamos a [email protected]