Crimen por odio/Gerardo A. Herrera Pérez
Crimen por odio.
Gerardo A. Herrera Pérez
Los feminicidios continúan, los crímenes de odio por homofobia, tansfobia, bifobia también; las luchas sociales en México, cuando menos una de ellas, la que encabezan las feministas y de la llamada diversidad sexual que ejercen acciones en contra del Patriarcado, es permanente y continua, cuestión que nos hace pensar en la importancia de estos movimientos para visibilizar las problemáticas por las que se atraviesa en tiempos Posmodernos.
En México, aun no se hace posible ver los impactos de la Alerta de Violencia de Género, y ello, nos indica que se requiere de reorientar las acciones a través de un diseño de política pública sustentado en un pensamiento complejo y bajo un esquema holístico y sistémico que permita no ver la realidad reducida o lasqueada, sino al contrario revisar la totalidad y la posibilidad de que las partes y el todo puedan dialogar a partir de sus teorías y metodologías que nos hablen de nuevas propuestas de atención de los problemas sociales que más duelen a la sociedad.
Me parece que cada vez que se nombran a las víctimas de los feminicidios, y de los crímenes de odio por homofobia, bifobia, transfobia, estamos recordando a los seres humanos que han sido arteramente asesinados, y con ello se fortalece el tema en la agenda pública que hasta ahora no ha sido resuelto, si bien atendido con distintas acciones y diferentes mecanismos e impactos, más no resuelto porque continúan los crímenes y es importante señalarlo una y otra vez. El aplicar los mecanismos de opresión como la invisibilidad, el estigma, la violencia, la discriminación, la muerte, o bien vivir el habitus, no es más que mantener olvidados y excluidos a quienes por sus roles o identidades u orientación sexual contra lo hegemónico no logran ser considerados normales, pasando a otro casillero social de lo anormal que en ocasiones se quita con técnica de reconversión (nada más falso que ello) y otras técnicas igualmente que violentan las libertades y los derechos humanos, o bien, se mantienen dichos mecanismos de opresión.
Las mujeres, tanto como las personas que viven una orientación sexual o identidad de género diferente a la hegemónica requieren de una lucha permanente de visibilidad, para dar a conocer la permanente violencia que viven, y que hasta ahora continúa sin parar pese a los marcos normativos, el diseño de la política pública y desde luego las estructuras operativas.
Este próximo 17 de mayo, se conmemora un aniversario más del Día Internacional, Nacional y Estatal en Michoacán de la Lucha contra la homofobia. Un hecho que nos hace recordar ese día lo frágil que aún es la sociedad frente a las ideologías: misóginas, machistas, clasistas, neocolonialistas, homofobas, xenófobas y un largo etcétera que nos mantiene siempre dentro de la espacialidad en sus fronteras, porque simplemente no tenemos las características para ser parte de la centralidad, pese al discurso de la interculturalidad y pese a un discurso público que se llama de igualdad y libertad.
Hoy tenemos mucho por hacer, todos y todas, pero lo primero es pensarnos, para despensarnos, para repensarnos en el cómo deseamos vernos en esta Posmodernidad, en la cual insertos en un modelo Neoliberal y globalizado, se busca permanentemente el lujo, el éxito, las marcas, el hedonismo, el narcisismo, cosas que nos mantienen en situaciones de mucha vulnerabilidad de los valores individuales frente a la necesidad de valores colectivos, de colaboración, de respeto, de solidaridad, de amor, de amor por la vida, de tolerancia.
Necesitamos un nuevo enfoque y nuevo paradigma de social, ese paradigma que nos ayude a despensarnos como antropocéntricos y nos permita reconocer a la vida como Ecocéntrica, en un mundo que respete la vida, y no se impulse a partir de las asimetrías del androcentrismo, del sexismo y de los roles y estereotipos de género hegemónicos.
Impulsemos acciones que unan los movimientos atomizados y fragmentados por diversas luchas, porque la única lucha que veo es una lucha por la vida, que abarca las problemática de los crímenes de odio, la discriminación, el neocolonialismo, el mercantilismo, y abandera una sola causa que nos es común a todos: la vida, y la vida significa el cuidado de las tres ecologías como lo expresa Felix Guattari, la ecología medioambiental, la social y la mental o individual. Frente a los fenómenos que hoy tenemos, la vida es el recurso más importante que debemos cuidar y proteger, no hacerlo con sustentabilidad y sostenibilidad generará las tensiones que estamos viviendo y que se recrudecerán con más ímpetu en los años por venir.
Reconozco el gran liderazgo sobre el tema de la resilencia y la sororidad que impulsa de manera exitosa Uno en Voluntad, A.C., en Michoacán, su incidencia permite una nueva luz frente a la devastación que se sufre cuando un ser querido es arrebatado por las ideologías, el poder o el dinero, o bien el prejuicio; vaya mi respeto por quienes ahora y desde siempre están al pendiente de generar las condiciones más propicias para la recuperación de la espiritualidad, del alma, del amor, del respeto al prójimo, como lo hace el equipo de Uno en Voluntad, dirigido por la señora Carmen Oregel.