El evangelio de hoy/Mateo Calvillo Paz
LA LEY DE CRISTO
QUE HACE UN MUNDO FELIZ
Mateo Calvillo Paz
No hay moral o es sólo una moral simplista y convenenciera, para vencer la corrupción y el odio necesitamos la ley de Cristo.
En tu vida. En México la corrupción y el crimen galopan porque no hay un código de moral ni ley, todo es retórica y voluntarismo.
Impera el placer, el deseo de halagar al individuo, esa es la ley. No importa la ley justa, caímos en el relativismo, en sociedades líquidas.
DIOS HABLA. Vivimos en un mundo que impone sus deseos de placer, riqueza, poder. Los hombres inventan sus propias leyes, manipulan las leyes naturales y positivas y se hacen una ley a su medida.
El hombre se cree el centro del universo y todo lo decide a su favor, para alcanzar bienes perecederos. Imperan las bajas pasiones de placer, tener y poder, se sacrifican los principios y valores inmutables. Todo se norma por la conveniencia, el oportunismo, el capricho.
Así el hombre ha perdido la conciencia moral, el respeto a la ley, todo es facilidad y Dolce vita y crea un mundo de felicidad superficial y pasajera, aparente, inmoral que crean la desgracia duradera, real. Ha perdido el sentido de la vida y el rumbo de la felicidad.
Los creyentes de Cristo desconocen, perezosa o astutamente la moral de Cristo. Para algunos, light, se creen buenos. Afirman: “no mato, no robo, soy muy bueno”.
Otros, simplemente han perdido el sentido moral, viven sin ley, hacen lo que les conviene, se permiten asesinatos y robos. Lo único que les importa es no ser vistos por la policía y ser llevados a la cárcel. Hay muchos grandes criminales que pasean por calles y oficinas aparentando ser muy buenos.
Los católicos, con frecuencia, tienen esa mentalidad y así actúan, manteniendo un mundo corrupto, sin conciencia moral, un mundo de pecado, “Aman a los que los aman…, Hacen el bien sólo a los que les hacen el bien…, Prestan solamente cuando esperan cobrar…”
Nos quedamos en la espiral del mal, del crimen y seguimos en la misma corrupción, nada cambia si no seguimos a Cristo y cumplimos su ley. “Amen a sus enemigos…” Estrechen la mano a sus hermanos del otro cartel, del otro partido e ideología, los soldados saluden a los narcos. “Al que te golpee en una mejilla, preséntale también la otra”, no sean vengativos, no hagan matazones. No se ensañen con sus rivales de otro partido o tendencia, encubriendo a los corruptos del partido, a tu amigo aplícale la ley, a tu enemigo trátalo con justicia.
El mundo de Dios y de Jesús es otra cosa, es una moral muy pura, una ley muy exigente, que choca a los mundanos y a los católicos que se acomodaron al mundo.
Los mandatos de Jesús son incomprensibles, parecen inhumanos.
Hacen falta ejemplos sublimes de perdón. David tuvo en sus manos a Esaú que lo perseguía para matarlo. Francisco I. Madero perdono a los dos oficiales que habían organizado su aprehensión.
Sólo con este amor romperemos el imperio de la violencia y cambiaremos este mundo de maldad e injusticia, de violencia y sufrimiento de los pobres, en crisis eterna.
Libérate del mundo, de su mentalidad, entra en la lógica de Dios. Harás el mundo diferente de seguridad, verdad. Será un mundo en el que se puede vivir sin miedo, en que los poderosos dejarán sus bajas para ambiciones, servirán a los humildes. Todos haremos un mundo de transparencia, de progreso, bienestar más que los países ricos del planeta.
Dale la espalda al mundo, entra en la sabiduría de Jesucristo, alta, difícil y construye el mundo que todos soñamos.
Vive intensamente. Pon a Cristo en el centro de tu vida para vencer la corrupción y la mentira y cambiar a México.
Cristo está con nosotros. Cristo está aquí, nos entrega la ley en su perfección, nos alimenta con su cuerpo y su sangre.
Compartir en familia. En la familia debe haber normas e imperar la ley de Cristo.