Sin gafete/Isabel Arvide
¿QUÉ HACEMOS CON EL EZLN AHORA QUE HABLÓ?
A los zapatistas les gusta Enero.
Y, también, asustar a los ingenuos que, supongo que los hay, siguen creyendo que tienen alguna validez.
¿Qué llamaron de todo al presidente de la República? No sería la primera vez. ¿Qué amenazaron con no permitir que el “Tren Maya” cruce por el territorio que supuestamente controlan?
Son llamaradas de petate dirigidas a los medios de comunicación que no tienen muchas noticias a principio de año.
Lo cierto es que, en 25 años, los mal llamados “zapatistas” no han hecho ninguna acción a favor de los indígenas. Que su presencia en zonas de Chiapas, consentida por los gobernantes en turno, con una tolerancia federal ordenada desde Los Pinos a través de los años, no ha significado una diferencia para quienes siguen padeciendo a los Jinetes de la Apocalipsis en sus comunidades.
Son, en pocas palabras, unos cuenteros.
Porque viven del cuento. De una guerra que les permitieron comenzar, y aparentemente ganar. La locura de Vicente Fox que trajo, con protección oficial, al “Subcomandante Marcos” desfilando por el país, es parte de la gran omisión oficial que ha permitido que sigan lucrando.
Cobran derecho de peaje. Chantajean a los gobernadores. Controlan a comunidades indígenas apartadas. Esclavizan a las mujeres. Son una verdadera plaga que el gobierno, hay que insistir en esto, no ha querido controlar ni eliminar.
Ahora gritan. Y no pasará absolutamente nada.
Hace 25 años consiguieron un impacto brutal en la vida política nacional. El país era otro. Los medios de comunicación eran otros. La fuerza de la Iglesia Católica en Chiapas era otra.
Hubo una declaración de guerra que sigue vigente. Hubo muchos muertos que oficialmente se ocultaron. Hubo una realidad que lastimó al Estado Mexicano y ha agraviado a las fuerzas armadas.
México ha cambiado mucho. Un encapuchado, un discurso con fines “incendiarios” no tienen fuerza.
El proyecto de este gobierno que puede transformar la vida del Sureste, de todas las comunidades olvidadas, es el “Tren Maya”. Y, obviamente, es visto con el mayor entusiasmo por quienes habitan en esta zona del país. Las razones en contra tienen su origen en intereses políticos ajenos a su realidad. Incluso los que hablan con argumentos “ecológicos” son fuereños.
A los del EZLN les asusta la llegada del “Tren Maya” porque daña sus intereses que no son, no han sido nunca, los de los marginados y los indígenas.
Hace bien López Obrador en no caer en la provocación, que eso son sus gritos, una provocación que busca espacios en medios de comunicación.
Lo que tiene que seguir ahora es la adecuación de lo que viven en Chiapas con la realidad nacional. Es decir, es tiempo de modernizar la “relación” del Estado con los del EZLN. Y basta con hacer lo que ordena la Constitución: Mantener la integración del territorio nacional.
Basta con que se ordene que se cumplan las leyes. Que no haya seudo “ejércitos”, que no se permitan las armas…