Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
De SOLIDARIDAD al NAICM, país de caprichos
Del programa "Solidaridad", de Carlos Salinas de Gortari, a los pizarrones electrónicos de Vicente Fox y Felipe Calderón, pasando por la farsa de reforma educativa de Peña Nieto hasta la monstruosa decepción que empieza a construir AMLO con el NAIM, México ha sido, desde el siglo pasado, el país de los caprichos y ocurrencias presidenciales.
Cada mandatario entra y hace lo que le viene en gana, guste o no a los conciudadanos, cueste o no al erario público, tenga un beneficio colectivo o no. El presidencialismo es la forma más acabada de un autoritarismo democrático, donde el ungido aparentemente tiene la razón y la autoridad moral de hacer casi lo que desea porque su mandato -dicen- deviene de los votos obtenidos.
El sistema de partidos, a la luz de los hechos, sólo ha servido para solapar estos excesos, que después se convierten en monumentos a la estulticia, como la famosa "suavicrema", menos conocida como "La Estela de Luz", erigida en el vórtice de Avenida de la Reforma y el zoológico de Chapultepec, como expresión de lo que el abuso del poder y la avaricia pueden construir.
Unos construyen, supuestamente para dejar un legado; otros destruyen para sepultar todo vestigio del pasado reciente que, según cada cual, es sinónimo del fracaso, de las mentiras y sí, en todos los casos, de la corrupción que encierra cada apetito individual y colectivo, porque ese sistema es un ogro devorador de riqueza y dinero.
Nada en el mundo nos explica a la mayoría de los seres humanos el por qué la colectividad se deja manejar, mangonear y engañar cíclicamente por individualidades que, con el paso del tiempo, van torciendo su concepción de los sistemas que, según ellos, nos deben gobernar para acercarnos a ese "mundo feliz" que simplemente no existe.
Es imposible llegar a esos estadios porque el hombre, como especie, es el animal menos predecible y más peligroso del planeta. Capaz de exterminar a sus semejantes, comérselos o quemarlos vivos. Pero a la vez, puede convertirse en un ser ingenuo, una especie de mascota o lazarillo que sigue ciegamente a esos que llaman "líderes", arropados por "partidos" que forman el engranaje y la tenaza.
En fin, el hecho es que toda esta digresión viene a cuento porque México está entrando lentamente a una nueva era de decisiones que marcarán nuestro destino para los próximos 20 años por lo menos. Son reformas de calado profundo que tienen que ver con nuestra libertad, con nuestra capacidad de decisión, con nuestra posibilidad de obtener mejores niveles de vida.
También las enmiendas que se avecinan tienen que ver con un Estado que se verá ante la aparente disyuntiva de aplicar la fuerza o permitir que el crimen organizado nos carcoma y siga cooptando instituciones. Las primeras decisiones que marcarán la próxima década son: el surgimiento de la Guardia Nacional y la cancelación de lo que sería el nuevo aeropuerto.
Mentiroso consuetudinario, el nuevo régimen encabezado por López Obrador y sus principales corifeos como Yeidckol Polevnsky, nos traen entre el perdón y el olvido, en otra farsa en ciernes sobre las consultas en el Congreso de la Unión mientras las Fuerzas Armadas ya empiezan el reclutamiento de jóvenes para dar forma a un organismo que todavía no existe.
Repudiaron la Ley de Seguridad Interior por fascista, totalitaria y "militarizante", pero nos vienen ahora con una receta de shock que puede desatar una violencia aún mayor de la que quieren solucionar. AMLO lanzó ya la convocatoria de reclutamiento y detrás de ella viene la enmienda para permitir la prisión preventiva como método de disuasión.
Cada ciudadano será sospechoso hasta que el Estado compruebe lo contrario. Esa es la tesis que mueve el proyecto y es un peligro que afecta prácticamente todas las actividades que realice la sociedad, desde el intercambio comercial hasta el intercambio de información y los modos de convivencia de cada comunidad o región.
Todo ello bajo la égida o bajo la lupa de 50 mil jóvenes milicianos que formarían las filas de esa Guardia Nacional, a través de “coordinaciones territoriales” que determinarán cuando algún acto parezca sospechoso o corrupto para tender sus redes e intervenir con el orgullo adicional, dice López Obrador, de trabajar en las Fuerzas Armadas de México.
Para combatir los secuestros, las extorsiones, los asesinatos, las ejecuciones, el cobro de derecho de piso, contaremos ahora con una Guardia Nacional que, sin orden judicial, puede entrar a patadas a tu casa y hurgar hasta el fondo del escusado en busca de pruebas que conecten a un sujeto investigado con un hecho ilegal, corrupto o torcido.
Es terrorífico pensar en estas dos disyuntivas porque, sea como sea, seremos una sociedad secuestrada por el terror. López Obrador dijo que todavía no saben el salario que recibirán estos nuevos elementos pero, da lo mismo porque de entrada, en el presupuesto para 2019 se autorizó una partida de dos mil 500 millones de pesos.
Además habría que recordar que, desde hace décadas, el único sector que no ha tenido que cabildear en el Congreso las partidas que le corresponden año con año, es el de las Fuerzas Armadas, porque es precisamente una élite a la que se le maneja aparte y son los Generales quienes deciden a quienes les pagan los mejores salarios. Ahí no hay nadie que los revise.
La farsa empezará en el periodo extraordinario del 16 de enero y será tan patética y monstruosa como la consulta sobre el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, controlada y manipulada cínicamente por MORENA, con una dirigente que se siente fascinada por el sistema de gobierno de Cuba o Venezuela, como ya quedó registrado en todos los medios de comunicación.
Por lo pronto, las policías Naval, Militar y Federal ya iniciaron la capacitación técnica, policial y axiológica de la nueva corporación en cuanto a virtudes militares. También se hizo la invitación para que militares marinos y policías en activo soliciten su integración a esa eventual institución que de 2019 a 2021 reclutará a los 50 mil jóvenes de manera paulatina.
Sin embargo, en los hechos ya comenzó el despliegue de efectivos de las policías Militar, Naval y Federal, que integrarán la Guardia Nacional, comenzó con 35 mil 745 efectivos en las coordinaciones regionales donde realizan actividades para prevenir y combatir los delitos del orden común, entre otras.
Sin recato alguno, López Obrador dio a conocer a la nación, que esta nueva milicia contará con todos los privilegios; obtendrán beneficios y prestaciones que contribuirán a lograr de manera sustancial a dar certidumbre a su proyecto familiar, dijo la semana pasada. Es decir, contarán con todo el aval y la fuerza del Estado.
"Ingresar a esta nueva fuerza dará a los jóvenes, de 18 a 30 años, estabilidad laboral, un sueldo digno y seguro, educación y desarrollo profesional, alojamiento, alimentación, vestuario y equipo, vacaciones, gasto de transporte, seguro de vida, seguro médico integral para ellos y sus familias". Cientos de miles de jóvenes se sentirán atraídos por esta opción. ¡No pos bonito Estado nos preparan!
Ha sido tan torpe y tan elefantiásico el arranque de esta 4a Transformación, que ahora todos los escenarios resultan posibles, desde las teorías de conspiraciones y asesinatos, hasta la pulverización de todo proyecto o negocio que signifique alguna fuente de respiro a los viejos partidos y a los cárteles del lavado de dinero y la corrupción.
Los mensajes son extraños y sumamente preocupantes, sobre todo si ponemos en una misma balanza medidas como destinar 2,500 millones de pesos para el surgimiento de la Guardia Nacional frente al despido de 3 mil trabajadores del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
¿Cuales son las prioridades? y como dice Tatiana ¿Por qué tanta prisa? Al parecer ellos están jugueteando con el tigre, pero no lo tienen todavía perfectamente amaestrado. ¿Me canso ganso? Siga jugando con la voluntad popular, pero tarde o temprano ésta le dará la espalda. Muchos de los grandes héroes de México terminaron vilipendiados y desterrados.